C A P I T U L O 11

4.9K 427 52
                                    

Camino por las calles aún no muy transitadas y frías, todo el camino van cayendo una que otras lágrimas, las cuales voy secando con el dorso de mi mano para no llamar la atención de nadie.

He caminado tanto que duelen mis piernas, aunque más mi corazón sabiendo lo que estoy haciendo, pero estoy pasando por un parque por lo cual me siento en una banca. Sé que no puedo mirar atrás, si lo hago volveré corriendo a sus brazos y no saldré de allí jamás. Aun si el no me ha prometido un mundo a su lado, pero puede volverse una adicción la forma en la que mira, respira, habla, mira, su olor, Sus ojos y, sus besos.

¿Se habrá despertado ya?

¿Se habrá enterado que no estoy?

¿Estará buscándome?

Sonrió sin pensarlo al imaginarlo llamarme por toda la casa. Entonces me levanto y camino sin parar hasta llegar a la estación del autobús. Voy a la fila para comprar un tique a donde sea que me aleje de éste lugar. Entrego mi tarjeta para pagar y luego de unos minutos me regresan mi tarjeta de vuelta.

Camino en dirección al autobús y me detengo en la puerta ¿De verdad me tengo que ir? ¿Lo voy a dejar sin arriesgarme? —Sí. Es lo mejor — me digo a mi misma y entro al autobús. Me siento en un asiento que está sólo y apoyo mi frente en el cristal de la ventanilla viendo las personas pasar, aun falta mucho para que el autobús salga así que después de cinco minutos salgo en dirección al baño sintiéndome desesperada y en conflicto conmigo misma, pero segura que es lo correcto. Cuando termino de interrogarme internamente me dirijo nuevamente al autobús, pero esta vez en medio de la multitud de personas que caminan veo alguien correr y me detengo. Me detengo sin aliento al verlo mirando a todos lados.

Está aquí.

Vino por mí.

Vino a buscarme.

Desde lejos veo como toma su teléfono que está en su bolsillo y luego habla furioso hasta tirarlo contra el suelo y éste quedar hecho pedazos.

Nunca lo había visto tan histérico y desesperado y quisiera calmarlo, pero no podré y es cuando de momento la multitud deja un espacio y al levantar mis ojos en su dirección me encuentro con sus ojos desde lejos. Veo como suelta el aire por la boca y sin pensarlo me encuentro corriendo a sus brazos.

Tan pronto como mi cuerpo choca con el de él me abraza fuerte encerrando su cara en mi cabello. Tan fuerte como si estuviera llegando de un viaje largo y me extrañara sin remedio.

Pasamos unos minutos así mientras su respiración se estabiliza y luego me separo de sus brazos y lo miro, su rostro tiene una expresión muy triste y me doy cuenta que lo he lastimado.

—Lo siento —le digo en un susurro —Lo siento mucho.

Él me mira directamente a los ojos y no puedo verlo así. ¿También a él lo decepcioné?

—No puedes hacerme ésto —me dice casi sin voz. Una lágrima baja por mi rostro.

—Lo siento —repito sin mirarlo y doy media vuelta para irme al autobús antes que se vaya. Mi corazón está martillando a toda velocidad en mi pecho.

Lo quiero.

¿Puede ser posible?

Él no me detiene por lo que sigo caminando cada vez más de prisa hasta casi estar corriendo.

Cuando llego a la puerta del autobús me detengo para mirarlo por última vez, pero cuando pretendo voltear ya estoy rodeada por sus brazos, mientras besa desesperadamente mis labios. Hago puño su camisa en mi intento por acercarlo a mi lo más que puedo.

Nos separamos jadeando por aire.

—Quédate, quédate conmigo, por favor —suplica y pongo mis manos en su pecho.

—Me tengo que ir —niega —Sé que podrás olvidarme.

—No quiero hacerlo —protesta mirando mis ojos —Tu no eres la única chica que ha dormido en una cama junto a mí—siento que me ahogo e intento bajar mi rostro, aunque me detiene —Pero sí la única con la que no me da miedo a dormir todas las putas noches y despertar cada día. Quiero eso —acaricia mis labios con sus dedos y cierro mis ojos.

—No te conozco —murmuro, sus palabras chocando en mi corazón y derritiendo esa barrera de escape.

—Yo tampoco —afirma y sonrío —Ni siquiera sé tu nombre.

—¿Entonces, por qué haces ésto?

—Porque de alguna jodida manera no puedo dejarte ir.

—¡No puedo! —contesto mirando su pecho —No puedo quedarme.

—Si puedes —me dice seguro.

No, no, no

No puedo.

Me separo de su cuerpo, lo cual toma toda mi fuerza de voluntad.

—Un día me agradecerás por irme de tu vida —le digo con un nudo en la garganta —conocerme fué un error —sigo diciendo.

—¿Conocerme también fué un error para tí? —pregunta mirando mis ojos como si en ellos fuera a encontrar la respuesta de esa pregunta.

Después de tanto dolor conocerlo fué lo que menos imaginé, pero lo que más necesité para seguir adelante. Conocerlo me ha dado la fuerza para seguir huyendo lejos, a donde nadie me pueda encontrar. Voy a viajar tanto hasta olvidar de donde vengo, pero ¿Esta ciudad? Siempre será mi preferida, siempre recordaré que estuve aquí. Siempre.

Bajo la mirada sintiendo mis ojos cristalizados por las lágrimas contenidas.

—Fuiste la luz que necesité para seguir caminando —le digo mirando mis pies.

—Pero no lejos de mí—me dice triste.
Se queda mirando a la nada y luego
—Te quise ayudar ¿Sabes? —lo entiendo, pero él no me entiende a mí.

Nos quedamos mirándonos toda una eternidad, mientras yo siento que pierdo mis fuerzas de marcharme. Él podría ser mi debilidad, pero mi fortaleza es su seguridad. Salí se San Francisco porque Jack me perseguía día y noche destrozando mi vida con cada paso que daba hacia mi y sé que él no va a parar, yo tampoco y si lo hago me condenaría y lo condenaría a él tambien.

Él ha intentado todo, solo para llegar hasta mí, ¿Puede una persona tener un corazón tan sucio y malvado para hacer tales cosas?¿No existen más mujeres que puedan aceptar su jodida forma de amar? Aunque la verdad no le deseo eso a nadie, pero él no me va a encontrar. No quiero ver su rostro nunca en mi vida y si eso significa que no voy a parar nunca, pues, no lo voy hacer. Ya destruyó mi vida y no va a pagar una persona inocente por mis malas decisiones.

Cuando salgo de mis recuerdos, seco mis lágrimas y me doy cuenta que tenemos mucho rato parados sin decir nada.

—Adiós —le digo sin más y doy media vuelta para irme.

—¿Y si te arriesgas? —me pregunta desde mi espalda.

Me detengo.

—¿Y si arriesgo y pierdo? —le pregunto volteando.

—¿Y si arriesgas y gana? —me pregunta de vuelta.

Trato de sonreír y le digo segura pero con el dolor de mi alma destruyendo mi pecho.

—Adiós.

—Adiós

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
No Me Dejes Caer Jamás #1 [COMPLETA] En EdicionWhere stories live. Discover now