EPILOGO.

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Un bostezo involuntario escapó de mi boca y la cubrí no queriendo que los demás en la cafetería viera cada rincón de mis dientes, la gente hoy en día es muy curiosa.

El camarero volvió hacer su presencia por tercera vez y moví mi mano en señal de negación puesto a que, si mi acompañante no llegaba, me iría sin desayunar con la poca dignidad que me quedaba en pié tras aceptar aquel encuentro. Me erguí sobre el lugar estirando mi mano hasta dar con el cierre de mi equipaje y lo abrí sacando un libro.

Si, Stella Collins volvió a su viejo habito de leer libros acerca de lo paraormal. Algo extraño pero cierto, todos tenian sus propios intereses y los míos eran esos.

Resulta que la muerte de Scott trajo muchos cambios consigo. Tras llorar y llorar sobre su cadáver, esperando a que se levantara, y tras suplicar y suplicar a Caleb que lo trajera como sucedió con Fred, recibiendo su indiferencia como negación, logré darme cuenta que no había vuelta atras para mi y tampoco para Scott. Me obligaron volver a casa, mi casa, excluyéndome de la cabaña con la excusa que necesitaba una ducha y descansar. Ryan me acompañó en silencio y para lo único que abrió su boca fue para decir que Caleb aún no se encontraba bien.

-No importa- respondí.

Y la verdad no me importaba. Lo único que si lo hacia en esos momentos era en saber como sobreviviría con la carga de una muerte en mi consciencia, Lizzy aseguró que no era mi culpa, claro, luego de llorar y desaparecer por más de cinco horas y volver para fundirnos en un abrazo de consolación mutua. 

No era la primera vez que perdía a alguien y estaba comenzando a compadecerme de ella.

En fin, su muerte sirvió para, de alguna forma, hacerme más fuerte. Si pude soportar las palabras de Caleb echándome la culpa y recordándome cada unos de mi errores, podía hacerlo con más. Llamaron al instituto diciendo que ya no podía faltar más, que solo me perdonarían por mis calificaciones las últimas semanas pero tras una discusión con mis padres llegamos al acuerdo de que rendiría los últimos exámenes finales  en un lapso de dos semanas obteniendo mi certificado y luego me iría a la ciudad para estudiar medicina.

Si, me iría pero cabe aclarar que tomé aquella decisión por mi propia cuenta y que el hecho de que Caleb me haya echado prácticamente no tenía nada que ver, y no, no estoy utilizando el sarcasmo.

Quería normalidad en mi vida... antes de tomar una elección final. Y allí, luego de diecisiete días de la muerte de mi mejor amigo- ex novio y finalmente buen amigo, me encontraba a la espera de aquel hombre que fue capaz de cambiar mi vida en menos de un año. El que fue capaz de enamorarme en solo tres meses, siendo el sentimiento más fuerte que una alianza paranormal.

Un escalofrió recorrió mi cuero y elevé mi cabeza de los montones de signos fijando la vista en la puerta al mismo tiempo que la campanilla sonaba anunciando la llegada de una nueva persona. No pude evitar sentir un vuelco en mi estómago y el dolor en mi corazón haciéndose cada vez más sofocante.

Más de un chica fijó su mirada en Caleb y yo no fui la excepción.  Con un suspiro cerré el libro, sus ojos viajaron de los míos hacía las maletas e hizo un mohín ganándose otro nuevo suspiro por mi parte, caminó esquivando las mesas del centro, al ver que aún no yacía ningún alimento sobre la mía llamó al camarero y susurró algo a su oído. Se volvió en mi dirección dejando ver como la luz del lugar resaltaba el color de sus ojos.

Aparté la mirada no queriendo fundirme en ellos.

La silla de en frente se movió dejando car su cuerpo y de forma repentina, el mostrador lleno de cupcakes resultaba mucho más interesante que mi compañero.

-Pensé que no vendrías... o simplemente enviarías a Ryan para hacerte pasar por ti.- le escuché soltar aire. Nada mal para el incio de una conversación.

VALENCEWhere stories live. Discover now