|42| ÁNGELES.

27 7 0
                                    

Mi espalda reposaba sobre el colchón de mi cama y mis brazos estaban extendidos de tal forma que llegaban a cada extremo. Por alguna razón no me había querido levantar, mi cuerpo fatigado y deseoso por más horas de sueño fue un reto.

Me puse de pié cuando la alarma hubo sonado y caminé por toda la habitación buscando una vestimenta adecuada.

Vamos, Stella ¿Qué podría utilizar para ser perseguida por una maniática Ángel de la muerte?

Tomé entre mis manos un vestido color amarillo, de esos que son pálidos, y negué de forma inmediata. Eso sería muy dramático. La vieja blusa de Nirvana apareció a mi vista y la descarte puesto a que quizá, yo era la única que tenía una en todo el pueblo. Terminé por elegir unos pantalones de algodón, color gris, y mi tan improvisada blusa color verde. Até una coleta en mi cabello y salí de mi habitación dando pequeños saltos.

Mamá estaba cocinando.

-¿Papá?- pregunté tomandola por sorpresa. Dió un pequeño salto derramando un poco de mezcla sobre el suelo y me miró algo asustada.

-Stella...- dijo con una mueca que pretendía ser sonrisa. Su rostro se volvió pálido. -Fue a una entrevista.

-¿Estás bien?- cuestioné al notar que cada vez se encontraba más tensa. Desvío la vista a su comida asintiendo.

-¿Te vas?

-Si... Volveré antes del almuerzo si me es posible, lo voy a intentar. Cuídate...- sugerí esto último sabiendo que algo no estaba bien. Pero por más que insistiera no me lo diría, la conocía, se trataba de mi madre.

Y cuando ella se disponía a ocultar algo, lo lograba incluso si tenía que encerrarse como un animal en su habitación. Tal cómo lo había hecho últimamente.

Fui dando pequeños pasos fuera de la cocina, sintiendo su mirada sobre mi, a espera de que dijera algo sobre salir antes del almuerzo y me regañara impidiendo que fuera a mi alocada misión. Sin embargo creo haberla escuchado suspirar de alivio una vez que me encontraba fuera. Mi corazón estaba palpitante con tanta fuerza que me fue imposible escuchar los pasos de Fred acercarse.

-¿Lista?

-Lista- respondí meneando mi cabeza- ¿Los demás?

- Esperando por mí para hacer el "ritual". Paul consiguió la flor y logré reunirlos dentro de la cabaña alegando que necesitaba de todos y su fuerza sobrenatural. Caleb se dispusó a acompañarme en busca de ti pero lo convencí que no era necesario.

-Entonces no hay nada del porque preocuparnos- sonreí chocando mi mano con su espalda. Se movió dando un pequeño golpe en mi mano antes de sacar un papel de sus bolsillo.

Un mapa con trazos pequenos llamó mi atención. Todo habría sido más fácil con un GPS pero lamentablemente en las condiciones que se encontraba el pueblo era imposible conectar con internet.

-Si entras por el Éste y vas en diagonal...- giró el mapa frunciendo el ceño. Chistó escupiendo una maldición y luego de unos minutos más de caminata en silencio volvió hablar- en unos cuarenta y cinco grados podrás escapar rápido. Sólo no tienes que detenerte y correr a toda velocidad, Stella. Llegarás a la carretera que va hacía la ciudad y, si tenemos suerte, será detectada por los otros Ángeles. Pero tienes que hacerlo antes de que los demás sospechen.

-Bien- dije comenzando a mover mis brazos para aflojarlos y liberar la tensión, mis piernas se elevaron hasta que mis talones lograron tocar mi trasero.

Fred me miraba extrañado mientras que yo practicaba un pequeño ritual de auto apoyo moral.

-Sobreviviste a la adolescencia ¿Qué hay peor que eso?- me dije a mi misma- rápida y directa
Rápida y directa. Rápida y directa.

VALENCEWhere stories live. Discover now