|30| 1 DÍA.

26 5 0
                                    

-¿Seguro que está bien señorita?- preguntó la recepcionista nuevamente y asentí tomando el borde del suéter de Caleb que llevaba puesto aquella mañana- está muy pálida- dijo y rodé los ojos.

Sonreí.

-Estoy bien, seguro comí algo que me cayó mal- dije y ella asintió volviendo a su trabajo. De vez en cuándo podía sentir su mirada sobre mi pero no le di demasiada importancia.

Lo cierto es que me encontraba fatal. Me había levantado más temprano de lo usual encontrándome con un pequeño recado de Caleb que volvería pronto, tan rápido como leí su nota me levanté con la intención de ir a comprar alimentos y sorprenderle con un buen desayuno. Lo que fue una mala elección puesto a que apenas me bastó con poner un pié en el suelo para sentir un intenso mareo provocando que tuviera náuseas. Lo tomé cómo una consecuencia de haber pasado la mayor parte de la noche despierta y decidí seguir con mi plan adelante pero en cuanto di el primer paso fuera del edificion sentí mi estómago revolverse nuevamente, mis piernas fallaron y si no fuera por uno de los guardias habría caído.

Y lo peor de todo es que había olvidado mis llaves. Y no sabía cuando pensaba volver Caleb.

Solté un largo suspiro llevando mi cabeza hacía atrás y fijando la vista en el reloj que colgaba de la pared. Veintisiete minutos. Casi medía hora.

Mi atención se dirigió a la recepcionista que continuaba perdida con la mirada fija en la pantalla. Entrecerré mis ojos pensando de que podría tratarse, podía estar viendo una novela o porno. Tanto tiempo aquí debe resultarle aburrido. Llevó una mano a su nariz una y otra vez mientras sus ojos se movian de aquí para allá, tenía ambas cejas elevadas y por un momento comenzó a teclear con furia. Sus hombros se tensionaron y estornudó fuertemente antes de prestarme su atención.

-Ha pasado mucho tiempo y sigues igual, puedo prestarte mi cuarto hasta que tu novio llegue- sugirió y negué con la cabeza.

Solo fue medía hora, pensé mirando el reloj. Tragué saliva cuándo vi que casi se acercaba a las dos horas ¿Cuándo fue que el tiempo pasó?

-No. No dirás nada- caminó esquivando la recepción hasta llegar a mi y estirar su mano en mi dirección. Vacilé un momento antes de tomarla y ponerme de pié- una pregunta.

-¿Sí?- le alenté a que continuara. Mi voz salió ronca y perezosa.

-¿No estarás embarazada?- preguntó y reí sintiendo un líquido recorrer mi cuerpo, desde mi estómago hasta la garganta. La chicha me ayudó a poner de cuclillas y deslizó su mano sobre mi espalda- quizá debas llamar a tu novio- insistió y claro que lo haría si no fuera que mi teléfono está dentro del apartamento.

-No estoy embarazada- respondí a su pregunta con una pequeña sonrisa y ambas mejillas acaloradas por recordar lo sucedido el día anterior.

Si pudiera describir esa noche lo haría como inolvidable, única y perfecta. Caleb lo era. Era todo aquello y mucho más, sus ojos, sus labios pero sobre todo su voz diciéndome que me amaba era  lo que necesitaba para olvidarme de todo y comenzar a vivir una fantasía.

-Oye- me llamó y abrí mis ojos. Tenía ambas rodillas sobre el suelo mientras que ella intentaba levantarme dando tirones de mi brazo- ¡Karl!- gritó y no obtuvo respuestas. Sentí mi cabeza dar vueltas antes de que un fuerte golpe llamara la atención de ambas. Levanté la cabeza fijando la vista en la entrada.

Dos hombres entraban cargando a un chico inconsciente entre sus brazos, detrás de ellos otro más entró sosteniendo lo que me pareció un palo contra su pecho e inmediatamente su mirada se conectó con la mía.

-Ryan- su nombre hizo un intento de salir de mis labios. La chica me miró y luego a él.

-Ya regresó tu novio pero...- frunció su ceño- ¿Cuál de los dos es?

VALENCEOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz