|10| MIERDA.

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-Eres joven, fuerte, tienes familia, eres linda... Bueno, ahora no tanto teniendo en cuenta que te ves como un zombie pero seguro eso mejorará cuando las cosas cambien- deslicé una mano por el fregadero hasta dar con el agua y sentir su frío contacto rozar mi mano sin despegar la vista de la imagen borrosa en el espejo. A penas si podía ver- de nada sirve que te vayas por un caño ahora.

Suspiré, esto de hablar conmigo misma resultaba un poco aterrador.

-Así que no llorarás, tampoco rogaras ni mucho menos te darás por vencida.-sonreí- porque eres Stella Collins.

-Ay, dime que ya no has vuelto loca- Lizzy entró por la puerta del baño con una gran sonrisa colgando de sus labios, tiró la mochila a un rincón y corrió a uno de los cubículos de forma graciosa- ¡Suficiente con tu aspecto!

Hice una mueca ante sus palabras y esta a punto de sentirme mal cuando recordé mi propio trato.

-Creo que comenzar a maquillarme no sería mala idea- dije.

-Puedo ayudarte.

-Tampoco soy tan mala.

-Y no dije que lo fueras- salió directo al lavabo- solo quiero ayudar... no tengo nada que hacer y sería bueno distraerme- sonrió triste.

Dos semanas. Dos semana habían pasado exactamente y por desgracia nuestro grupo de amigos se había reducido a ella y yo. Era nuestro primer día de clases  y si seguía así terminaría por quedar libre, si es que no lo había hecho ya.

Lizzy y yo no nos separamos por nada, literalmente, ella se escabullía por mi ventana y dormíamos juntas de vez en cuando. Ninguna tocaba el tema pero era evidente cuando se hacía presente porque ambas nos manteníamos en un largo silencio intentando pensar todo menos en aquel chico llamado Fred.

Como ahora.

-Bueno- soltó aire yendo por su mochila, se la colocó por sobre los hombros y me miró esperando a que hiciera lo mismo- estaba pensando en ver películas esta noche.

-Tengo planes, pero seguro terminaré a tiempo.

-Planes con...

-Oh con nadie, solo pensaba pasar por  unos libros a la biblioteca y pedir algunos apuntes a Carmen... Podría pasártelos si quieres.- mentí, en realidad iría por Caleb. Las cosas no podían seguir así.

Dos semanas eran suficientes para que me comenzara a faltar el aire de a momentos y tener la necesidad de detenerme cada cinco minutos para descansar, eso sin contar la fiebre y sed extrema. Si seguía así terminaría por parecer un globo de agua blanco.

-Siempre puede ser cuando termines. Conocí a una chica nueva, acaba de mudarse.

-¿Cómo se llama?

Su ceño se frunció.

-Va... Violet.

Mi amiga chocó con otro cuerpo mucho más grande cayendo al suelo junto a sus cosas, la observe ponerse roja como un tomate de forma lenta y comenzar a mover las manos a toda velocidad. Sin embargo, mi vista estaba clavada en el chico que la ayudaba y se disculpaba como si fuera lo peor que hubiera cometido en su vida. Levantó la cabeza con una pequeña sonrisa.

-En serio lo siento Lizzy, no te vi.- los ojos de Scott se encontraron con los míos y tragó saliva desviando la mirada a la suela de sus zapatos antes de ponerse de pié. No hace falta decir que dolió.

El cabello le caía sobre los ojos ocultando su color verde. El silencio era tan incomodo que pude llegar a sentir como mis dedos sudaban contra la tela de mi blusa sin parar, quería que me fuera pero no pensaba hacerlo. Si bien había decidido mantenerme al margen de su vida cuando lo veía todo tipo de razonamiento desaparceía de mi.

-Scott- habló mi amiga- estábamos planeando ver películas esta noche, por si quer...

-Tengo cosas que hacer- respondió solo en su dirección- podemos arreglar para otro día de todas formas gracias. Adiós- dijo antes de marcharse.

Estaba segura de que quería decir algo, lo conocía y cada que era así mordía su lengua y miraba hacía todos lados ¿Y si se le ocurría hablar con Lizzy sobre el accidente?

No me lo perdonaría.

El resto del día transcurrió rápido, falte a la clase de lacrosse al igual que me saltee el almuerzo, tenía el estómago tan cerrado que el solo olor a comida me provocaba nauseas. El tema de chicos estuvo prohibido  entre nosotras y al final habíamos decidido posponer el encuentro de aquella noche para el sábado. Ninguna insistió y decidimos que era lo mejor después todo. Además, tenía algo "importante" que contarme.

Por suerte mamá no se opuso que fuera a casa de "Carmen" por los apuntes, y la verdad es que me costó mucho encontrar la casa de Caleb y llegar a ella. Para cuando logré divisarla a lo lejos el sol ya había caído y comenzaba a marearme. Suspiré observando los torturosos tres metros que me faltaban para llegar a su porche. El crujido de las hojas sonaba bajo mis pies luego de abandonar la acera de forma constante, mis cabellos volaron bloqueando mi vista y los aparté algo molesta.

Ni siquiera lo había visto y ya podía sentir la rabia recorrer mi cuerpo. Necesitaba una fría ducha.

Puse un pié en la escalera y luego otro subiendo como lo haría una autentica anciana, levanté mi mano y con los nudillos dí tres golpes secos. Y como las llamadas, Caleb Valence no atendía. Estaba segura que era su casa, el pueblo era muy chico y los rumores corrían a la velocidad de la luz.

Pegué mi rostro en la ventana mirando hacía el interior, la luz de la chimenea iluminaba lo que era su sala de estar junto a la cocina donde una chica preparaba lo que parecía sopa .

No pude evitar percatarme de su vestimenta, llevaba un vestido largo hasta las rodillas con un gran escote color verde que dejaba mucho a la vista cada que se movía  y una falda azul muy horrenda con tiras de tela color verde. Su cabello estaba recorrido en trenzas y sus labios parecían dos cerezas de tan rojos que estaban.

Hice una mueca. Pensaba que los gustos de Caleb era mejor.

Dos manos se posaron en sus hombros y de repente mi vista fue a parar al chico de ojos azules. Caleb la miró  con algo de cansancio y debo decir que para ser vampiro su aspecto era mucho más horrible que el mio.

Lo de pálido lo dejemos a un costado, además de aquello sus ojos que tantas veces me parecieron atractivos se encontraban caídos y rodeados de un circulo oscuro, había perdido una muy buena capa de músculos hasta quedar en huesos y tenía la sensación de que en cualquier momento se desvanecería. Respiraba con dificultad por el trayecto realizado llevando consigo unas gafas.

Me sentía como una acosadora espiando por la ventana.

-No te alteres Sara, odio cuando lo haces- le dijo antes de tomar su muñeca, dejando las cosas a un cotado. Llevó ambas manos posandolas sobre la cadera de aquella chica y esta sonrió algo confundida.

Sentí algo retorcerse en mi estómago, presionando cada rincón de el.

Me importaba una mierda lo que fueran pero no podía continuar como un muerto viviente por todos lugares, así que me dispuse a tocar otra vez  cuando una vos me interrumpió.

-Amor, ve a reposar. No puedes estar de pie.

Bueno, si, me importaba.  Pero como él decía, era la alianza y nada más. Odié con todas fuerzas a la chica cuando apoyó una mano en su pecho y se inclinó para besarle. Me aparté.

Así que aquello estuvo haciendo todo ese tiempo, estar con otra mientras que yo me desvanecía.

Obvio Stella, le importas una mierda.

VALENCEWhere stories live. Discover now