|25| DISTRACCIÓN.

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Volver a las clases de Lacrosse fue sin duda lo más fabuloso que pudo sucederme en días, semanas. Sudor, carreras, chicos reales, tropezones y gritos.

Sin olvidar, claro, los regaños del entrenador.

Tomé impulso llevando mi cuerpo hacía delante cayendo justo sobre las colchonetas, Parker se rió de mi junto al otro grupo de deportistas con su palo en mano, me puse de pie tomando mi cabeza con ambas manos.

-Eres lenta- dijo redeando mi cuerpo, levanté el dedo corazón en su dirección provocando más risas.

-Mira quien lo dice.

-Vamos, aún pareces dormida- dio unas palmaditas en mi hombro de forma alegre y lo aparté furiosa.

-Cállate.

-Ya, lo siento. Sólo concentrate.

Rechisté mirando las gradas.

-Qué seas el capitán no te da derecho a utilizar los problemas de mi vida privada para alentar.

-En realidad sí, lo tengo. No puedo permitir que mis jugadores sean unos maricas.

-Ay ya- contesté y arrugué mi frente. Caleb aún permanecía en las gradas observando con atención cada uno de mis movimientos.

Aunque suene raro, no se había separado de mi desde que salí de su casa. Apenas si entraba a la mía pero de rodas formas podía sentir su presencia junto a la ventana por las noches, había bebido de mi sangre tres veces en los últimos días y a medida que el tiempo avanzaba su mirada se volvía más fría.

¿Si Sara decía la verdad? Si aquel día en realidad terminaría con un sacrificio ¿Quién será la victima?

Volví la vista al centro del campo cubierto por colchonetas encimadas unas sobre las otras, en el tiempo que estuve "afuera" habían desaparecido tres alumnos, dos chicas de primer curso y uno de tercero, por lo que el instituto creyó conveniente interrumpir las clases para practicar defensa personal y claro está que el entrenador no dudó en sacar ventaja y combinar las tácticas con el deporte. Llevaba más de quince minutos intentando golpear las piernas de Parker para hacerlo caer sobre el peso de su cuerpo pero lo único que lograba conseguir era terminar hecha un bollito y risas.

-Stella, tómate un descanso- el entrenador hizo sonar su silbato llamando la atención de todos- pero no te vayas tan lejos, estate a la vista- advirtió.

-No quiero.

-¿Qué?

-Lo intentaré una vez más ¿Si?- dije cubriendo mis ojos del intenso sol.

-Quiero ir yo, he estado esperando desde hace horas. Stella puede intentarlo más tarde- resopló Cry, el más reservado del equipo con una notable mueca de fastidio en sus labios.

El entrenador miró en ambas direcciónes.

-Bien. Los dos. Al centro.

-¿Qué?- preguntamos a la vez que nos daba un pequeño golpecito en el hombro, mis pies se movieron hasta quedar cerca de las colchonetas y sentí mis hombros tensarse.

Era la primera vez que lo intentaría con alguien más que no fuera Parker y eso me aterraba, confiaba en el capitán pero no en nadie más. Estaba claro que era un equipo de chicos y por lo cual me convertía en una presa fácil.

Tú puedes Stella, pensé.

Sostuve el palo más alto cubriendo la mayor parte de mi pecho a la vez que la calculadora mirada de Cry intentaba atemorizarme. Sus rizos color chocolate calleron sobre sus hombros cuando se inclinó para ver mi cuello y sonrió.

-¿Un chupeton?

No respondí,  solo me dedique a descifrar su siguiente movimiento.

Las piernas de mi oponente se movieron tan lentamente que alcance a contar los pasos y retroceder, un fatídico error. Se supone que retroceder es lo último que debes hacer en casos como aquellos porque solo logras demostrar miedo y sumision, algo satisfactorio para el atacante obviamente. Subí mi pecho demostrando valor antes de mover mi arma a la zona trasera de sus rodillas.

Un suave golpe y lo derribara. No te pases. No es cuestión de lastimarse el uno al otro, es solo practica. Las palabras del entrenador vinieron a mi cabeza y la velocidad del palo disminuyó en mis manos, en menos de cinco segundos me encontraba sobre las frías colchonetas con mi codo por detras de la espalda y debajo de un muy bruto Cry.

-No respondiste a mi pregunta- susurró a mi oido provocando que el ardor subiera por todo el brazo con solo un movimiento- odio cuando me ignoran.

-Me haces daño.

-Cry, sueltala- la voz de Parker sonó como la gloria pero aún así no me soltó.

-Sueltame.

-Solo responde.

-Oh, mierda. Si, lo es- mentí en un casí inaudible chillido. Grité. Su presión de hizo más fuerte.

Trate de mover mi cuerpo pero solo sirvió para empeorar la situación, en solo cuestión de segundos Cry era apartado con fuerza de mi y alejado por uno de los jugadores mientras que otro me ayudaba a poner de pie. Mi vista fue a parar sobre mis brazos rodeados de un intenso color rojo.

Era increíble, ¡Sólo se trataba de un tonto simulacro! ¿Es que acaso se puede ser más bestia?

Lo fulminé con la mirada, furiosa por tanta agresividad.

-¡Sueltame!- la voz de Caleb llamó mi atención y giré percatandome de que estaba siendo detenido por Parker, quien demostraba gran preocupación en sus facciones.

-Ya, está bien. Nos encargamos, ella está bien-susurró el capitán.

Los ojos de Caleb chisparon de un color rojo y me alarme sabiendo que no significaba nada bueno, la rabia brotaba con cada respiración que daba y parecía querer atacar en cualquier momento. Estaba ciego de la furia por algo tan tonto como un accidente, por suerte todas las miradas estaban sobre mi y Cry, dirigí un insulto a mi atacante sin despegar la vista de Caleb ni un segundo y me dirigí en su dirección a paso rápido. Con cada paso que daba alguien se apartaba y los ojos del vampiro cambiaban de color. Llegué hasta él colocando mis manos sobre sus hombros.

Quizá sea la idea más tonta de todas.

Tal vez me aparte pensando que soy una lunatica.

¡Pero vamos! Era eso o dejar que los jugadores salieran aterrados al ver su cambio, y peor aún, si se le ocurría atacar a Cry.

Así que lo besé. Pose mis labios sobre los suyos deseando con todas las fuerzas ser aquella solución que tanto necesitaba.

VALENCEWhere stories live. Discover now