|12| DÍA DE LOCOS.

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-No se ve tan mal- Caleb musitó desde la cama donde se encontraba tendido con los ojos cerrados y ambas piernas extendidas de lado a lado.

-¿Tú que sabes? Ni siquiera me has visto- respondí de mal humor, por lo general no solía levantarme de buenas.

Menos cuando la razón me invadía haciéndome recordar lo tonta que fui por dejarle beber de mi sangre ¡Tendría que haber dejado que sufriera! Como él hizo conmigo sin importar que suplicara. Pero me ganó la tentación, la sensación que produjo en mi fue tan agradable que en cuanto se separó  lo volví acercar pidiendo más. Y si no fuera por él me habría desangrado.

Necesitaba respuestas. Quería saber el porque de tanto placer, se suponía que las mordidas eran dolorosas y tortuosas. Al menos eso reflejaban en las películas o libros

Miré preocupada los dos puntos rojos palpitantes en mi cuello, con una pequeña corona color azul arededor de ellos, sin dejar de preguntarme cual sería la reacción de mis padres. Podía verla desde el otro lado del pueblo si era necesario y no era del todo adorable puesto a que parecían picaduras de araña sedientas de sangre, claro.

Hice una mueca girando en su dirección. Tiré de su pie.

-¿Y tú?¿Es que acaso no piensas irte?

-No grites- cruzó ambos brazos sobre su pecho, respirando con tranquilidad y una media sonrisa apareció en su rostro. Suspiró- hace tiempo no dormía tan bien. Desde... Desde que dormimos juntos la última vez.

-No quiero que estes aquí- sentencié.

-Que curioso, ayer por la noche me pediste que no me marchara.

-Soy una adolescentes y los adolescentes tomamos decisiones absurdas. Lo siento si me deje llevar por el momento pero a diferencia de ti no tengo ciento y tanto de años ¡Perdóname por no madurar!

Abrió un ojo con toda la seriedad del mundo transmitiendo una extraña corriente  eléctrica por mi cuerpo. Desde mi posición pude ver su iris color azul aparecer a través de una espesa capa de pestañas aún pegadas, haciéndolo incluso más atractivo.

Que buena forma de amanecer tenía su novia.

-¿Y si te digo que tu amigo Fred sigue vivo?- preguntó y mi respiración se detuvo durante lo que fueron cinco largos minutos. Parpadee sorprendida sin poder creer y el fantasma de una sonrisa amenazó con salir disparada de mis labios.

-No me jodas.

Abrió ambos ojos sonriendo con sinceridad. Era raro ver esa fase de él.

-No te jodo.

-¡Ah!- chillé corriendo en su dirección a toda velocidad. Sintiendo como la felicidad me embargaba por dentro.

Me tiré sobre la cama junto a él y soltó una carcajada observando como saltaba sobre ella.

De entre todas las noticias aquella era la mejor. Podía sentir como las cosas volvían a retomar su camino, aquella pieza faltante se incorporaba borrando las dos últimas semanas semanas llenas de dolor y sufurmiento. El que Fred estuviera vivo significaba muchas cosas. Tal vez cuando Caleb se marchara y todo lo sobrenatural con él volvería a lo de antes, Lizzy, Fred, Scott y yo en el mismo grupo. No más comidas solo de chicas y sentimiento de perdida. Me estaba precipitando y lo sabía, estaba confiando muy rápido en Caleb provocando que mi conciencia gritara a los cuatro vientos que no era lo correcto.

Caleb no era el correcto.

Y hasta ese momento lograba percatarme de que las clases de Lacrosse al lado de aquello no resultaban tan mal como lo había pensado desde un principio. Quizá deba agradecerle a Charles.

VALENCEWhere stories live. Discover now