|3| VOCES.

98 11 0
                                    

Mamá no dejaba de mover sus manos mientras hablaba sobre todo lo que me había sucedido en los últimos días, y si, durante el trayecto aquí no dejó de hacerme preguntas y preguntas regañandome por no haberle dicho. Yo sin embargo intentaba mantener la vista fija en el suelo sin hacer contacto visual con nadie en aquella habitación.

Me sentía como un gusanito.

-¿Será cáncer de piel?- preguntó preocupada y Caleb negó de inmediato por lo que pude ver a través de su sombra.

-¿Puedes dejarme a solas con ella?- volvió a preguntar por décima vez algo cansado, y yo negué internamente rogando porque no se fueran y me dejará abandonada.

¿Es que acaso no se daban cuenta de que era un pobre adolescente y que no tenía nada que ver con un doctor?

<<¿Acaso no tienes lengua, Stella?>>

-Pero, Collins- miró preocupada a mi padre y este asintió empujando por su espalda, papá era un hombre callado en público pero cuando se refería a decisiones siempre las tomaba aunque sea con un simple empujón- no lo conocemos, no sabemos si...

Su voz fue ininterrumpida por una puerta cerrada.

-Creí que no se irían nunca- soltó aire de sus pulmones dramáticamente mientras lo fulminaba con la mirada.

Caleb tenía muchas cosas que explicarme, como por ejemplo, que diablos hacía aquí si todavía estudiaba y era un pendejo o aclarar mis dudas de la comisaría. Tema que todavía no puedo sacar de mi cabeza y tampoco lo haría, sin embargo me conformaba con la primera.

-¿Qué?- levantó una ceja aproximándose y la verdad era que se veía mucho más atractivo en bata y ni hablar de su cabello bien peinado y el entrecejo fruncido detrás de las gafas, por poco y lo confundo con un actor de películas porno.

No es que vea ese tipo de cosas, pero ¿Qué más puedo pensar de un doctor guapo?

<< Tienes novio.>>

-¿Qué haces aquí?

-Soy ayudante- respondió sin vacilar y mi cuerpo se paralizó cuando tocó mi muñeca elevándola hasta quedar tendida en el aire, colocó un aparato y comenzó a medir mi presión- Dime, ¿Tienes algo más que agotamiento frecuente, fiebre, ataques de ira, alucinaciones e insomnio?

-Las manchas.

-¿Que manchas?- colocó otro aparato en su oído dirigiéndolo directamente a mi corazón.

Las cosas de los hospitales no se me daban muy bien que digamos. No es que los odiara, no era de ese tipo de personas, si no que me causaba fatiga saber lo que tenía y aunque no pude descansar en todo el día por alguna razón me sentía bien. A excepción de mi humor, claro.

Ese no se sacaba aunque me dieran un kilo de helado. Mucho menos si Caleb relamía sus labios lentamente.

Mala idea.

Mi corazón comenzó a latir con fuerzas y presioné las uñas sobre las sabanas de mi camilla tratando de contenerme, no podía evitar sentir como mi cuerpo entero reaccionaba bajo su contacto ni aunque intentara pensar en otra cosa. Como en Scott.

-Ritmo cardíaco elevado- se apartó con media sonrisa burlona en el rostro, esa sonrisa que quería borrar con tantas ganas- aunque creo que ello no tiene nada que ver con lo que te esta sucediendo.

-¿Acaso estas coqueteando conmigo?- pregunté incrédula.

-Oh, cariño, si hubiera querido coquetear contigo no estaríamos hablando justo ahora.

VALENCEWhere stories live. Discover now