Una historia de amor

9K 957 215
                                    

Por un momento un escalofrío recorre por mi sistema, pues parece que ya tuvo el suficiente tiempo para pensar en lo que contará.

—Nuestros oídos son suyos —dice Ben desde el lugar de la esquina—. Deléitennos con su historia.

Lo único que logro hacer es hundirme en el asiento (o en Alex, más bien) y escuchar atentamente la historia de cómo conocí a mi novio.
Honestamente, espero que sea buena. Quizá podría inventar que era un día lluvioso para agregarle romanticismo.
Aunque, sinceramente, no creo que lo suyo sea el romance.

—Pues nada —comienza a explicar y siento cómo se encoge de hombros—. Como ya saben, yo iba a visitar al... doctor —continúa con una pequeña risa a la que los demás se unen, incluída yo—. Ese día yo tenía tantos pendientes que iba de lo más distraído, además de que el hombre había tardado una eternidad en atenderme.

«Bien, le está agregando un fondo para hacerlo más creíble»

—En fin, cuando salí me dijeron que debía pagar en recepción —prosigue con total seguridad, claro que no sin antes hacer una pequeña pausa para ordenar sus ideas—. Entonces me dirigí a la entrada y vi a una chica de espaldas recargada sobre el mostrador. De hecho se me hizo extraño que no estuviera detrás de él, pero vestía de blanco y me aproximé.
Simplemente le di el dinero y ella lo aceptó.

«Esperen, ¿yo soy esa chica?»

¿Por qué aceptaría ese dinero si no era la recepcionista? ¿Está insinuando que yo trabajaba ahí? Pero si acabo de decir que yo iba con la oftalmóloga, imposible.

—Todo iba bien hasta que me dio las gracias, se dio media vuelta y tomó el elevador. —Puedo ver las caras de extrañeza de todos los presentes, sin despegar ni un minuto la atención de la historia—. Definitivamente no era la recepcionista.

—¿Por qué aceptaste el dinero, mujer? —dice Matt entre risas, ocasionando que todos me miren ahora a mí.

Tengo la esperanza de que Alex siga con lo que sea que está armando, pero se queda callado en la espera de que yo continúe.

«Bueno, me lo merezco»

—Yo... —vacilo por un momento, pero pronto se me ocurre algo—. Estaba en el mostrador esperando a que la chica regresara con mi cambio, pues yo acababa de comprar unos lentes —«No usas lentes»— de contacto y no tenían suficiente. Entonces llegó Alex con tal seguridad que ni siquiera conté el dinero. Tan solo lo tomé y me fui. Pensé que lo había mandado la recepcionista.

Entonces todos comienzan a reír con tantas ganas que hasta yo misma me creo la historia.

—Perfecto —escucho el susurro cuando pega su frente a mi cabeza con ternura.

De pronto, siento como si estuviéramos en una guerra para demostrar quién puede ser más cariñoso, y justo por eso le devuelvo el gesto comenzando a deslizar mi dedo índice por su brazo de arriba a abajo lentamente.

Debo admitir que al hacer eso puedo notar la exacta cantidad de empeño que pone a ejercitarse, pues sus músculos están definidos pero ni de chiste exagera.

—Al ver la escena me apresuré a pedir el elevador, pero tardó un rato en llegar, por lo que pensé que ya no la alcanzaría. —Comienza a mover su mano hasta mi muslo mientras yo aún acaricio su brazo bronceado—. Esta chica ya se iba con mi dinero. —Da una ligera palmadita sobre mi pierna y yo trago saliva.

Se toma un momento y luego sigue.

—Entonces corrí hasta la calle y, como se imaginarán, la alcancé justo a tiempo. —Ahora es él quien traza un camino por mi muslo dando vueltas y haciendo círculos—. A tiempo para que se metiera a su auto y prendiera el motor, lista para arrancar y huir al verme.

Es una apuesta ©Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon