Te creo por ser tú

12.8K 1K 73
                                    

Cuando el profesor termina de hablar, comenzamos a sacar nuestro material de trabajo, que hasta ahora consiste en: una encuesta, varias preguntas por hacer y la carga de otras dos semanas de trabajo.

—Creo que deberíamos continuar en el colegio —digo.

—¿Eh? —responde Alex.

—Digo que ahora deberíamos encuestar a los alumnos de esta escuela y ver qué tan perdidos están.

—Creo que sabemos la respuesta.

—¿Tan poca fe tienes en ellos?

—¿Sabes? Lo que podríamos hacer es preguntarles lo que hacen en su tiempo libre. Porque estoy seguro de que si les preguntamos que si les gusta leer, la mitad mentirá con tal de salir del apuro —continúa mi compañero.

—Entonces simplemente llegamos y les decimos: "Hey, ¿qué haces en tu tiempo libre?", y si nadie menciona los libros podemos automáticamente asumir que no les interesan.

—Y así encontraremos un modo de utilizar lo que sí les interesa a nuestro favor, para seguir con nuestro proyecto.

Entrecierro los ojos y frunzo los labios.

—No estoy segura de entender eso...

—Ya lo resolveremos.

Lo que sucede es que el maestro acaba de explicar que tenemos que hacer un tipo de campaña o proyecto final para fomentar la lectura o contribuir a la causa... Y no tengo idea de cómo funcionará eso.

—Igual podríamos... —comienza a articular Alex cuando una molesta voz nos interrumpe.

—¡Alana, amiga! ¿Qué tal van las cosas? —dice una compañera llamada Samara, abriéndose paso por nuestra mesa.

¿Amiga? ¿Las cosas? Que yo recuerde, Samara y yo estamos lejos de ser amigas. No es que nos llevemos mal... simplemente... estamos lejos de ser amigas.

La conozco desde que éramos pequeñas y siempre ha sido una de las personas más populares del salón. No tengo ningún problema con ella, pero en verdad no sé qué hace aquí dirigiéndose a mí.

—Hola... Sam —alcanzo a decir.

Ni siquiera me voltea a ver cuando le contesto, porque a los dos segundos ya está sentada junto a Alex. Claro. Entonces lo que hace es acomodar su divina melena negra y comenzar a platicar con él.

—Así que... ¿Eres nuevo? Ya me han hablado de ti —agrega ella, dedicándole una intensa mirada con sus ojos azul cielo.

Bien, es guapísima y seguro Alex está encantado con su presencia.

Pero yo sigo sin saber qué hace aquí.

—Sam... Estamos algo ocupados —me aventuro a afirmar y me arrepiento a los dos segundos.

Sus ojos furiosos se posan en mí y me dedica una sonrisa sarcástica.

—Ally, corazón, no son formas de hablarle a tus compañeros de equipo.

Trágame tierra, se me olvidaba que teníamos a otra integrante en el equipo.

¿Por qué lo olvidé? Mi profesor ya me había comentado que había una tercera integrante, y ya sabía que era Samara. Pero por alguna razón me acostumbré a que solo fuéramos Alex y yo.

—Entonces, cuéntame todo —dice Samara dirigiéndose a Alex con una mirada demasiado intensa—. ¿Qué es lo siguiente que haremos?

En ese momento la ponemos al día y le contamos nuestro plan de hacer la próxima encuesta dentro del colegio. Cuando comienzo a escribir las ideas que se nos van ocurriendo, noto que las palabras de Samara cambiaron de rumbo hace varios minutos. Ahora en lugar de hablar sobre el trabajo, está básicamente interrogando a Alex.

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now