Lo presiento

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—Ay sí, «no sabes en lo que te estás metiendo» Alex, tranquilo, será rápido —respondo ante su comentario alarmante en tono de burla.

Una vez que entramos, nos colocamos en el piso sobre dos de los cojines azules.

—¿Tarot, té, lectura de mano...? —se escucha desde el otro lado del mostrador.

—Té —irrumpe Alex sin siquiera pensarlo—. ¿Si vamos a hacer esto, por qué no tomar té también? —se excusa ante mi mirada de extrañamiento por su pronta respuesta.

—Bien, vuelvo en unos minutos. —Desaparece detrás de unas cortinas a un lado del mostrador para buscar el material necesario.

Volteo a ver a Alex, quien está moviendo impacientemente los dedos sobre sus rodillas.

—No vamos a llegar al show —asegura mirando fijamente al mostrador vacío.

—¿Eso qué importa? Será mil veces más entretenido esto.

Él duda y alza un poco la cabeza cuando el joven sin nombre vuelve a entrar en la habitación, si así se le puede llamar al interior de esta carpa.

—Bueno —dice muy relajado, colocando en una pequeña mesa que se encuentra enfrente de nosotros una taza de té con diseño floreado muy hermoso y unos bordes dorados elegantes—. Mi nombre es Seraton y los estaré acompañando hoy en este viaje de descubrimientos —declara.

Seraton, pero qué nombre más interesante. Me gusta.
Sin embargo, junto a mí escucho un casi imperceptible sonido de desesperación a raíz de su discurso.
Me volteo a reprender a Alex con la mirada.

A continuación, Seraton baja a nuestra altura y toma asiento en el piso. Alex está a mi lado izquierdo y la mesa nos separa del joven.
Muy concentrado, comienza a buscar algo dentro de una caja y lanzarnos un par de miradas de vez en cuando, analizándonos con descaro. Al parecer de nosotros depende qué es lo que sacará.
Mientras tanto, yo tengo tiempo de volver a fijarme en su rostro, dentro del cual encuentro un perfecto balance. Su nariz fina, el cabello y cejas negras, los ojos azules con pestañas también negras. Muy guapo el muchacho.

Puedo percibir que la taza está llena de agua simple. Él saca un sobre rojo con diseño oriental y comienza a vertir pequeños pedazos de hierbas en el agua. 

—Ahora deben tomarlo —afirma empujándolo suavemente hacia Alex.

—Que ella lo tome, yo solo observo —declara él con decisión.

—Si no aceptas también tú no servirá de nada —interviene Seraton—. Fue preparado para los dos.

Alex encuentra mi mirada pero la suya está ligeramente perdida, por lo que pronto busca un punto detrás de mí al cual dirigirla.
Sus manos se siguen moviendo nerviosamente por sus piernas.
Yo le regalo una expresión casi suplicante de que continuemos con esto.

—Está bien, pero las damas primero. —Toma con su mano la parte superior de la taza y la acerca a mí.

—No, debes ir tú primero —afirma el adivino.

—¿Y eso por qué?

—Eres más grande, naciste primero. Es una pequeña regla que prefiero seguir.

—¿Cómo sabes que soy más grande? —pregunta Alex con curiosidad y algo de desconfianza.

—Lo presiento. —El hombre se encoge de hombros sin mostrar mayor preocupación y nos dedica una media sonrisa que hace que el hoyuelo de su mejilla derecha se marque.
Será unos meses mayor que yo quizá, eso es, muy probablemente, verdad. Tampoco se necesitaría ser genio para asegurarlo.
Como vamos en el mismo curso no podría ser más de un año, pero entre que yo me veo más chica y él más grande todo se vuelve más notorio.

Al final Alex se resigna y toma el asa del artefacto. De dos sorbos termina su mitad del líquido. Luego me entrega la taza con cuidado.
Cuando la tengo en mis manos logro apreciar las hierbas circulando libremente por el agua todavía transparente.

—Deja un poco, no vayas a beberla toda —aclara el guía.

La observo por unos momentos y en vez de pensar en el color de las hierbas o las figuras que bailan ahí dentro, reparo en que Alex acaba de beber de ella. Y no suelo compartir bebidas con la gente, ni con mi familia.
Es simplemente muy extraño, pero supongo que debo hacerlo.
Lo que logro es voltear discretamente la taza después de tratar de recordar de dónde bebió Alex para así evitar tocar el mismo lado con mis labios.
Sí, llámenme exagerada, lo siento.

Llevo el té a mi boca y mientras recorre mi garganta siento el líquido caliente con ciertas hierbas colándose por mi tráquea. Qué raro, no soltaba humo.
Realmente no sabe a nada. Me pregunto si debíamos esperar más a que agarrara sabor, pero Seraton no dio ninguna instrucción.
Casi olvido no beberlo todo, así que me detengo casi frenando y deposito la taza, con muchas hierbas asentadas en el fondo y un poco de agua, sobre la mesa.

—Ahora cada uno va a tomar la taza del asa con la mano izquierda y formar círculos con ella de izquierda a derecha para revolver el líquido. Tres veces —dice firmemente Seraton.

Hago lo indicado y se la paso a Alex después de que termino. A continuación, nos es dada la indicación de que también vertamos el líquido restante sobre el plato y por último pongamos la taza totalmente boca abajo encima de éste.
Una vez hecho esto, el adivino jala la taza por el plato cuidadosamente y voltea a vernos.

—¿Están listos para conocer lo que el presente tiene para decirles? —pregunta con una voz grave que casi hipnotiza.

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now