Lo más interesante

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Llegamos a casa a eso de las siete de la noche. Nos dirigimos a su carro, que se había quedado en el estacionamiento y nos encaminamos a nuestra calle.
No lo dejé acompañarme hasta mi puerta, pues me arriesgaba a mucho si a mis papás o hermano se les ocurría estar ahí.

Y me alegro mucho de haberlo hecho, pues, efectivamente, mi mamá estaba en la cocina. Si se asomaba por la ventana lo hubiera visto a él.

—Hola mamá —digo haciendo malabares con la maleta, la bolsa y un refresco que traigo en la mano.

Ella me mira por unos instantes y me sonríe, y en eso recuerdo que estoy molesta con ella. Me siento un poco mal estándolo, pero bueno, ya conocen la historia. Tengo mis razones. 

—¿Con quién fuiste al concurso, hija? —voltea en mi dirección y me agarra totalmente desprevenida. Mi corazón comienza a acelerarse y mis movimientos empiezan a fallar. 

Abro mucho los ojos, en espera de no haber entendido bien o que siga hablando para poder continuar.

Me mira con sus ojos castaños sin ninguna expresión que yo pueda interpretar. Solo me está mirando.

—¿Cómo? —me aventuro a preguntar y saco la mejor risita que se me ocurre—. Con Jade...

—La mamá de Jade llamó —me interrumpe en seco sin dejarme siquiera terminar—. Se disculpó conmigo por no haberte llevado.

Acumulo tanto aire en mis pulmones que probablemente esté a punto de desmayarme por la falta de oxígeno.
Algo en mí se derrumba, y más que nada me siento avergonzada.
Ya ni sé qué inventar.

—¿Con quién fuiste, Alana? —repite mi mamá acercándose a mí.

«No puede ser»

¿En qué momento fui a pensar que mi vida era un cliché en el que los papás solo desaparecen y yo puedo salir con quien quiera a todas horas sin que ellos se enteren?

¿Por qué no pensé con lógica?

Puede que nunca esté y yo no le importe tanto como debería. Pero por Dios, ¡es mi mamá!

—Ah... —logro murmurar sin un plan. Estoy en blanco.

Quizá si le cuento que me dieron la autorización de ir sola me cree. Puedo lograr meter a Lis en esto. Bien pudo su mamá haberse ofrecido a llevarme, ¿no? Al fin y al cabo, la mía no la conoce y jamás se hablarán.
Creo que puedo recurrir a eso con éxito.

—Con... ¿tu primo Alex? —dice mi mamá por fin levantando las cejas y ladeando la cabeza.

Ahora sí mi corazón se detiene y el mundo deja de girar. Nada existe en este momento. Solo yo y la esperanza de que esto sea una broma.

Imposible, todo me está saliendo mal. Además de que mi mamá no me quiso acompañar, ahora me va a castigar y comenzará a portarse como una madre. Una madre sin todas las ventajas de una.

—Alana —exclama para sacarme de mi silencio—. Le llamé a tu maestra —«¿Qué? ¿Tiene su número?»—. ¿Quién es "tu primo" Alex?

Trago saliva y me pongo a golpear suave y constantemente el piso con mi pie.

«¿Y ahora qué?»

Tengo miedo, tengo mucho miedo y vergüenza de que me vaya a poner el peor castigo de la vida. Y por eso reacciono al instante.

—Tú no quisiste acompañarme. Me sentí más sola que nunca y no te importó —digo completamente a la defensiva.

—Corazón, tú sabes que es por trabajo. Me hubiera encantado ir a verte —Sus ojos se suavizan y sus labios se mueven con dulzura—. Pero necesito que me digas quién es Alex.

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now