Ve a buscarlo

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—¿En serio? No lo he visto, quizá te confundiste. No creo que sea de los que vienen a estas fiestas —explico muy sinceramente.

—Por favor ve a buscarlo —me ruega con ojos de gatito—. Dijiste que le hablarías sobre mí.

—Y concluimos que no era buena idea.

—Andaaaa, ya no me importa eso. Ve por él.

—No lo he visto, no sé dónde está —digo ligeramente.

—¡Que sí está! Pasó por el jardín hace un rato. ¡Ve a buscarlo!

Le ruedo los ojos y la dejo divagar un rato más. No planeo levantarme y dejarla sola de nuevo.

—Bueno entonces yo iré —agrega mi amiga intentando levantarse pero la detengo.

Hace un nuevo intento pero ya no puedo con ella.

—Sale pues, vamos a caminar un rato —le informo rindiéndome. Mientras me mantenga a su lado todo va a estar bien.

(...)

Paseamos sin rumbo por un rato hasta que nos damos cuenta de que nos hemos estado moviendo en círculos todo este tiempo y nos echamos a reír.

Supongo que Jade ya olvidó su propósito de buscar a Alex... Además de que es claro que por aquí no está.
Entramos a la pista de baile, ya que decidimos que moviéndonos podremos sacar el alcohol de nuestro sistema.

Intentamos pasar entre la gente, pero cuando por fin creo que lo logramos la pierdo de vista.

Maldición, ya perdí a mi amiga.

Comienzo a buscarla como loca, pero debió haberse separado de mí hace un buen rato.

Lo primero que se me ocurre vigilar es la mesa de bebidas, pero afortunadamente no está ahí.
Luego salgo al jardín y comprendo que tampoco la encontraré. De hecho veo a Bruno y a los demás, pero no hay rastros de Jade.
Tampoco puedo pedirle ayuda a Fernanda, pues hace rato que no la veo. Quizá incluso se fueron de la fiesta.

Maldición.

Corro de nuevo a adentro y pienso en comprobar el baño, pues es el último lugar lógico donde se me ocurriría buscar.

La puerta está cerrada y escucho llantos atravesar la madera. Llantos descontrolados.
Pruebo girando la perilla pero no lo logro.
Entonces al sonido se suman la voz de un hombre y de otra chica, que tratan de tranquilizarla.
Comienzo a preocuparme demasiado. ¿Qué si es Jade ahí adentro?
¿Pero cómo pudo pasar de estar conmigo a...?

De pronto un golpe azota mis oídos y desearía que Jade hubiera sido la de adentro del baño.
Me giro rápidamente para encontrarme con mi amiga tendida en el piso al borde de unas escaleras sobando su cabeza.
Me acerco corriendo y la examino preocupada.

Ella se reincorpora para sentarse y comienza a reír, pero tiene una mano cubriendo su frente.

—¡Jade! ¿Qué pasó? —me acerco preocupada y me siento en el piso frente a ella.

—Juro que esa escalera me empujó —ríe señalando al piso de arriba.

—¿Qué hacías ahí? —digo desesperada.

—Bueno estaba buscando...

—¡Jade! —la interrumpo cuando veo la sangre brotar entre sus dedos—. Tu frente —le aparto la mano y veo que tiene una profunda cortada.

No sé contra qué se pegó, pero tampoco tengo tiempo de averiguar eso.

—Tenemos que llevarte a una clínica —informo poniéndome de pie y pasándole un poco de papel que guardo en mi bolsa para hacer presión sobre la herida. No sé cómo funciona esto, pero lo toma e impide que la sangre siga escurriendo aunque sea por un rato. 

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now