Paseo por la selva

13.9K 1.1K 69
                                    

—¿Qué es eso? —pregunta al otro lado de la línea.

—¿Qué? ¿Qué es qué?

Eso que escucho... ¿Acaso eres tú necesitando de mí?

—Amm ¿no? —respondo tratando de mostrar mucha seguridad—. Soy yo proponiendo que nuestra siguiente ronda de entrevistas tenga lugar en el zoológico.

Ya... Claro. ¿Y qué haces en el zoológico?

—Esperándote, ¿qué más?

Eres un caso —contesta riendo de mí.

Con tal de que pueda llevarme a casa al final me importa un pepino lo que piense.

Después de media hora Alex se aparece en la entrada principal y yo me acerco a él.

—Hola —me dice encogiéndose de hombros.

—Hola —respondo copiando su movimiento. Sin embargo, me doy cuenta de que es por el frío que está haciendo.

Calculo que oscurecerá en menos de dos horas, pero el viento ya está bastante fuerte y tuve la brillante idea de dejar mi chamarra en el carro de mis papás.

—¿Me quieres explicar por qué elegiste el zoológico como punto estratégico? —Interrumpe mis pensamientos—. ¿Después de cancelarme en un principio?

Me remuevo nerviosa y fijo la vista en la jaula de unos monos extraños. No quería que me hiciera ese tipo de preguntas.

—Verás... —comienzo a balbucear—. El contraste entre los animales... —digo y al segundo me arrepiento porque no tengo ni la más mínima idea de cómo continuar— y los humanos. Ya sabes... para saber si hemos evolucionado... Y ahí están los monos... Los monos no leen...

¿Qué? ¿Qué rayos acabo de decir? En definitiva no debí de continuar. ¿A qué esperaba llegar con eso? Pude simplemente haber dicho: "porque me da la gana". Pero no, tenía que decir una estupidez. Es que no quería explicarle mis problemas familiares... Eso era todo.

—Bien... Supongamos que lo que dijiste tuvo algún sentido. —Me ruborizo al instante, pero por lo menos no me tacha de loca—. En realidad da igual dónde hagamos la entrevista —cierra la frase salvándome por completo.

—Exacto... Ese era mi punto —contesto siendo castigada con una mirada demasiado extraña—. En fin. ¿Traes la libreta con las preguntas que preparamos?

—Esa te la quedaste tú, linda.

—Ah... Sí... —digo mirando al piso, tratando de evadir su mirada.

—No estamos aquí porque elegiste el zoológico, ¿cierto? —dice agachando la mirada para tratar de encontrar mis ojos.

«¿Tan mal se me da ocultar mis emociones?»

—No —digo resignándome a explicarle lo que sucedió. Que mis padres me abandonan siempre y que lo llamé a él para que me hiciera compañía aunque fuera un rato.

«Y que soy patética por haber hecho un berrinche, y que mi familia me deja un hueco en el corazón»

Vaya, ¿en serio tengo que decirle todo eso?

—Hey... —apoya su mano en mi hombro y esboza una media sonrisa—. Sea lo que sea no te caería mal un rato de diversión —dice, para mi sorpresa, y yo trago saliva.

No me pidió una explicación. No me hizo confesar que quería pasar la tarde con él (aunque no fuera eso, pero en eso lo convertiría)

—¿A qué te refieres con diversión? Porque si para ti es ir a otra de tus extrañas fiestas prefiero...

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now