Eso tú no lo sabías

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Me toma varios segundos darme cuenta de que soy la única cruzando la puerta de cristal. 

—¡Alex! ¿Por qué no me acompañas por algo a a mi cuarto y los dejamos a ellos en lo suyo? —chilla Samara tratando de romper la tensión del ambiente. 

Cuando me giro solo veo a Alex escrutando a Carter con la mirada, haciendo caso omiso al comentario de la chica. 

Pienso que va a gritarle algo o que comenzará con un típico arranque de celos de película, porque por alguna razón piensa que la apuesta me vuelve suya, cosa que no es el caso. 

Pero más bien parece solamente disgustado, pensativo. Pues claro, porque está explícito que yo la estaba pasando bien. Sabe que no tiene nada más que reclamar.

No tiene derecho de llegar y pretender ser el héroe o algo por el estilo. Y tampoco me va a conquistar haciéndome pensar que me intenta proteger.

«Qué tierno», pensaría cualquier chica si Alex armara una escena así. 

—¿Voy por un traje de baño y seguimos con la fiesta en el jacuzzi, entonces? —propone Samara como segunda opción. 

—No, ya es hora de irnos —digo firmemente, haciendo que Alex por fin voltee en mi dirección. 

—Disculpa, me parece que tú no decides por Alex. 

—Disculpa, me parece que ya hiciste bastante lo que quisiste por hoy —respondo a Samara y luego me dirijo a Alex—. Por mí quédate todo el tiempo que quieras pero avísame y pido el taxi. 

—¡Perfecto! —salta mi compañera—. Avisada.

Volteo a rodarle los ojos a Alex y él abre mucho los suyos.

—Obviamente no me quiero quedar más tiempo —dice Alex con sinceridad y sin importarle la frialdad de sus palabras ni la mueca de indignación que le dedica Samara.

Hasta a mí me sorprende su declaración.

—Bien, como quieras —responde ella sacando chispas y se da media vuelta sin más.

No sabía que Alex podía ser tan cortante.

—Cierras la puerta y me alcanzas, Car —se escucha en eco cuando Samara entra a la casa y después se escuchan sus pisadas subiendo las escaleras.

Abro los ojos como platos.
Con que así funciona. Si no consigue a nadie más, ¿llama a Car? Esto es denigrante, ¿cómo se permite él a sí mismo enamorarse de una persona tan egocéntrica que se siente la reina del mundo y que piensa que puede tener a cualquiera a sus pies?
Es ridículo, uno tiene que hacerse valer.

Una vez que Samara desaparece y nos deja solos en la planta baja, Car pasa en silencio junto a nosotros y nos abre la puerta de entrada.
Alex pasa directo al coche sin mirarnos y saca las llaves de su bolsillo del pantalón para abrirlo.

Car se queda en el marco de la puerta esperando a que salgamos para cerrar.

—Fue muy bueno conocerte, la pasé muy bien —le sonrío y luego agacho la cabeza para fijarme en el escalón.

—Igual, Ally —me responde y unos segundos después empuja silenciosamente la puerta detrás de mí. En eso escucho la del coche de Alex cerrarse.

Me aproximo al auto, pero cuando estoy a punto de sentarme una voz firme me detiene.

—No.

Me detengo en seco y le frunzo el ceño al que osó negarme la entrada a su coche.

—¿Disculpa? —contesto con una indignación fuera de lo normal.

Es una apuesta ©Where stories live. Discover now