Nadie se mete con ella

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Al día siguiente desperté con el ritmo de una hermosa melodía sin letra y muy pacífica que apuntaba provenir de la casa de Camila.

Desperté, me duché y sin desayunar me dirigí a la puerta. Al abrir la puerta me encontré con Camila quien cerraba su puerta con un ramo de flores enorme a su lado.

-Te lo dió el nuevo?

-Alejandro... Soy una mujer mayor con dos niñas pequeñas, no estoy para bromeas con los sentimientos de las personas. y mucho menos con los de una pareja estable.

sacó su teléfono y me mostró una conversación y la foto de aquella persona de la que había pensado mal.

resultaba ser alguien conocido que por error si había visto en el consultorio de Camila, sin pensarlo dos veces pensé en disculparme, pues yo no era de las personas que no saben disculpase cuando fallan.

-e...este amor...

-No me digas nada Alejandro, pudiste preguntar antes de juzgar. El ramo de rosas era para tí era una forma de disculparme.

-Hahaha, amor los hombres regalamos rosas, no nos regalan rosas -dije riendo.

-Si, lo pensé y por eso no te lo iba a dar, jummm -dijo haciendo rabietas.

La giré y la abracé de espaldas pero se safó diciendo.

-Suéltame, sabrá Dios que habrás hecho anoche con tu mal pensar.

Justamente me llegó todo lo del día anterior a la mente, no sabía donde meter la cara y no era para menos.

-Amor perdóname, me conoces y sabes que soy un niño tonto, simplemente son celos bonitos.

-Ya ni percepción tienes -dijo Camila riendose de mi.

La abracé y tomé la llave de su puerta y empecé a abrirla, pero justo llegaron April y Zoé con su padre David.

-Aquí te las dejo Camila, trata de no enseñarles muchos disparates.

-Callate David que lo que no isiste tú claramente lo está haciendo otro.

-Que quieres decir?

-yo?... Que el mal padre que fuiste lo está suplantando Alejandro por alguien mejor.

-Bajen niñas mamá y yo tenemos que hablar.

April y Zoe bajaron y Camila y su ex esposo empezaron a discutir hasta que el rompió el morder de la inocencia.

-Eres una zorra barata acostandose con un niño.

Me avalanché desde donde estaba y le pegué a david en la cara hasta tirarlo de las escaleras diciendo - a mi mujer no le faltas al respeto.

al parecer no andaba armado pero la pelea se dió a mas, empezamos a pelear hasta que llegó todo el edificio a parar todo.

si terminé con la nariz partida, pero ni los santos curaban las abulladuras de sus ojos y la sangre que corría por su boca...

Mil y una aventurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora