Roces sutiles.

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Al momento quedó completamente dormida, pues estaba exhausta. Me paré me di un baño y le pedí se duchara para llevarla a casa. Así lo hizo y partimos.

-Adiós mi reina -Me despedí de ella con cierta sutileza dejándola en su hotel.

-Bye my King -dijo dandome un leve beso en las mejillas.

Tomé el camino a casa y me fijé que ya eran las 8:00 AM y que los chicos de seguro abrían ido a casa y se habían marchado.

Llegué a mi edificio y subí, intenté abrir la puerta pero... nunca tenemos suficiente suerte para todo, se rompió la llave en el cerrojo.

-Mierda... -Dije un poco enfadado, golpeando la puerta.

-¿Que pasa vecino? - dijo Camila con unas fundas de basura en la mano.

-Se me rompió la llave.

Saqué mi teléfono para llamar a un cerrajero, pero justamente "Apagando por batería baja".

-Coño... -hice una rabieta.

-Corazón, ¿te presto mi teléfono?.

-Si, por favor.

Pasé y lo primero que vi al entrar fue un paquete que supuse era el mio, y que tenía forma de cuadro. -Eso es?.

-Si Alejandro, eso le mandaron anoche.

Me acerqué al teléfono y llamé al cerrajero.

-Buenos Dias?. -contestó.

-Buenos dias, le habla Alejandro Benely de el residencial Vida nueva en Buena vista, manzana 14 edificio 23B, apartamento 17 cuarto piso, nesecito un cerrajero.

-Claro señor Benely, pero deberá esperar unas dos horas, porque nuestros usuarios estan ocupados por el momento.

-Está bien señor... gracias -colgué.

-Dos horas -dije. -Gracias por el teléfono y por guardar mi paquete camila. -Dije tomando el paquete y saliendo.

-Adonde va?.

-Pues supongo a casa de mis padres.

-y si vienen, es mejor que espere, ven ayúdame con algo en la cocina, hací lo esperas aquí.

Sonreí -claro vamos. -le dije quitandole las fundas de las manos y bajandolas

Al subir, lave mis manos y de una vez Me pasó un delantal, y un cuchillo -Toma, corta estos condimentos mientras yo lavo esta carne.

-Haha, ¿seré ayudante?.

-Si -Respondió sonriendo.

Empecé a cortar los condimentos mientras conversabamos. -y las niñas?.

-Están en la escuela, bueno la pequeña en la guardería.

-Que bueno.

Mientras picaba los condimentos, ella se acercó por un sazón que no alcanzaba, la mire y fui y me coloqué tras de ella para pasárselo, y me pegué de ella, no se movió ni se molestó, solo sonrió.

Hacía lo que camila me pedía conversabamos entre roses por error y bromas sutiles.

-y... ¿como la pasó anoche Alejandro?.

-La pasé bien con unos amigos. -Mentí.

-A si?

-Si.

-¿y porque venían mujeres toda la noche tras usted?

Puse cara de asombro. -¿Enserio?.

-No. -haha.

reí.

De repente empezó a llover muy fuerte y tomé asiento para que camila ponga la carne a cocinar.

Se subió a la meseta como lo había hecho antes y empezamos a hablar.

Tenía unas enormes piernas, y un pelo hermoso, una linda sonrisa y por lo visto... mucho que ofrecer.

-¿Como le va con su esposo camila?... digo si puedo saber -dije sonriendo.

-Pues supongo bien -Dijo y volteó la cabeza con cara triste.

Creí las cosas no irían muy bien, y quise subirle los ánimos. -Vecina a el se le ve que la quiere mucho, se que trabaja mucho y tal vez por eso no a podido estar con ustedes, pero todo es por un propósito, usted es hermosa, inteligente, tiene buen corazón y es una mujer que sin duda a cualquier hombre le llamaría mucho la atención.

-¿Es un piropo?.

-De nada -dije sonriendo.

Me paré a la sala y busqué el paquete, luego Volví a la cocina y empecé a abrirlo.

Al verlo era una pintura enorme, al parecer muy costosa, tenía un ángel dibujado con fuego en su interior, que supuse representaría que no soy lo que aparento.

Tenía una nota que decía "Eres un demonio dentro de esa apariencia angelical de niño bueno, no cambies".

Natasha.

-Alguien no es lo que parece -se burló camila.

-hahaha, al parecer no.

Camila volvió a sentarse en la meseta y mientras yo miraba la pintura lamia mis labios para mojarlos y ella se limitaba a verme la boca.

Dos horas pasaron entre trivialidades y roces entre nosotros hasta que llegó el cerrajero, Quien empezó su trabajo de inmediato mientras Camila y yo lo mirábamos desde la puerta de su departamento.

Me iba a apoyar en el marco de la puerta y justo por error cayó mi mano en las nalgas de camila, pero no las moví las dejé ahí y me limité a mirarla, y ella subió mi mano hasta su cintura sin decir nada.

Solo la miré y mantuve mi mano ahí hasta que el cerrajero terminó y se marchó.

-Gracias por todo camila, después hablamos -dije mientras entraba a casa.

-Adiós Alejandro.

Cerré la puerta y me tiré en la cama, pues quería dormir un poco.

Mil y una aventurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora