Entre dudas

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Me levanté temprano al dia siguiente recordando que tendría que ir a hacerme los análisis para entrar al taller de mantenimiento, fui a las diez treinta de la mañana y me hicieron los exámenes de lugar, por lo que quedaron de llamarme hasta el lunes para asistir a mi nuevo empleo.

Salí y me fuí muy contento, pues hoy era viernes y no debía esperar demasiado.

Tomé la ruta hasta un parque al cual solía ir de pequeño, me senté en una de las bancas y empecé a apreciar el paisaje, al menos hasta que sonó mi inoportuno teléfono.

¿Si? -respondí.

—Hola guapo. -respondió Anastasia mi compañera de trabajo desde el otro lado de la linea.

—Hola Anastasia, ¿Como estas corazón?. -dije contento con su llamada.

—Bien, ¿y tu?.

—Bien, ¿En que puedo ayudarte señorita?.

—¿Estas ocupado en este momento?- me preguntó.

—Pues no, ¿porque?.

—Ven a mi departamento, tengo algo que platicarte, te espero -y colgó.

—En el momento me lo encontré extraño y creí que era una urgencia, prendí mi carro y fuí hasta el departamento de Anastasia.

Toqué el timbre varias veces hasta que salió ella, llevaba puesta una bata tipo lencería, el pelo suelto y estaba descalza. En sus manos llevaba un pañuelo y me dijo:

—Te tengo una sorpresa, pero debes vendarte los ojos.

Ante mi cara de sorpresa no pude decirle nada...

—Ammmm, bueno...

Tomó la venda y me la puso en los ojos de modo que no podía ver nada, oí que cerró la puerta y puso seguro, empezó a llevarme caminando hasta una habitación y me sentó en la cama.

—Quítate la venda -dijo en tono coqueto.

Al quitarme la venda ya no tenía la bata, estaba completamente desnuda, no me salió ni una sola palabra, ¿Que estaba pasando?.

Anastasia era una persona muy sociable, siempre nos llevábamos bien y hablábamos entre coqueteos, tenía 26 años, conservaba una buena figura & un brillo que nunca se le iba, pero no entendía las cosas.

Este es tu regalo de cumpleaños, solo tuyo. -dijo mientras se acercaba a mi.

Me tiró a la cama mientras me besaba. Yo tampoco pude evitarlo, la tentación y la sorpresa me dieron de golpe. La besé como si fuese la persona mas especial del mundo, la tomé por el cuello y posee mis labios sobre los de ella, mientras con la otra mano tocaba su trasero.

La giré y empecé a besar su cuello con mucha pasion mientras tocaba sus senos, y ella prácticamente me arrancaba el polo, bajé hasta los cenos con mis labios y mi lengua mientras la masturbaba con una mano.

Ella gemía...

—Uhmmm, sigue, sigue por favor, no pares, soy tuya.

Cosa que me motivaba e inspiraba a seguir, subí con mi lengua por todo su cuello mientras la masturbaba más rapido haciéndola excitar tanto que se mojaba... paré, bajé mi cabeza hasta su vagina y le di una mamada, lamiendo su clítoris y succionandolo con mis labios, hasta hacerla venir.

Me postré y quité mi pantalón, se arrodilló por si sola y empezó a hacer lo que mejor sabe hacer... pasaba su lengua por todo el tronco de mi pene y subía a mi glande succionando hasta que lo tomó en sus manos entre pajas y mamadas demostrando cual era su fuerte.

Lo chupó por un rato hasta provocar una erección dura y firme, me senté para empezar a penetrarla, se sentó sobre mi en posición inversa dandome la espaldas, se introdujo por si misma mi pene y empezó a subir y ha bajar Mientras yo veía mi pene entrar y salir y ella gemía.

—Siii...Dame...me gusta, sigue Alejandro, soy tuya.

Cada gemido me hacía excitarme más y me daban mas ganas de hacer que grite mas fuerte aún.

Duramos un rato entre gemidos, gritos y placer hasta que llegué al orgasmo dentro de ella.

Ella se paró muy placentera e inició a besarme, besaba mi boca con ganas y sin pensarlo demasiado. Yo por otro lado me había convertido en placer y había olvidado las dudas un breve momento.

Luego de un pequeño lapso de tiempo mi pene volvió a tener una erección, me tiré sobre ella y empecé a penetrarla con calma y cuidado sabiendo que al oirla gemir mi presión iba a aumentar... la penetré hasta llegar al fondo con cada vez mas rapidez.

—Sii, sigue... no te detengas -dijo mientras aruñaba mi espalda y halaba con fuerza mi cabello. Así lo hice, pues no tenía ganas parar, le hice el amor hasta el cansancio teniendo tres orgasmos.

Me tiré en la cama abrazando a una "amiga" que tenía años conociendo, llenandome de preguntas y dudas miré mi reloj y vi que en media hora tenía universidad por lo que le dije que nos bañaramos juntos.

Nos bañamos y me despedí sin hablar de lo que había pasado. Bajé tomé el auto y fui a clases con diez minutos de retraso.

Mil y una aventurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora