Mi auto.

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Al salir de la casa nos fuimos en la camioneta de papá hasta el Dealer de vehículos, vimos unos cuantos modelos, hasta que vi unos de los vehículos que más me gustaban, en ese momento compré mi primer vehículo, un Toyota Corolla año 2006, color blanco, aros plata.

Estaba realmente emocionado, me monté en mi vehículo y junto con mi padre salimos a dar una vuelta y a probar el nuevo auto.

Duramos unas horas sacando papeles en diferentes sitios, luego fuimos hasta un pequeño bar que frecuentaba la familia, duramos un buen rato entre cervezas y charlas con mi padre, hasta que miré la hora y me fijé que en hora y media Debía ir a la universidad.

Me despedí de mi padre y fui hasta mi departamento, mientras iba por el camino de mi edificio miré a mi vecina, por lo que bajé el vidrio.

—Hey vecina.

—¡Oh!, estamos estrenando -dijo riendo.

—Hahaha, si estamos haciendo algo por la vida -respondí.

Seguí hasta la casa, me di un baño largo mientras pensaba muchas cosas en mi emoción.

Me cambié y salí, prendí el carro y tomé dirección a la universidad, está vez si había llegado temprano.

—Buenos dias jóvenes -dijo la profesora de electromecanica.

—Hoy tenemos un módulo un tanto especial, hablaremos sobre los principios eléctricos que deben conocer al frente de la mecánica.

Pasamos la tarde entre conversaciones y temas de nuestro interés, fue una clase bastante entretenida.

Al terminar la clase de aquél dia fui directamente a casa, subí a mi departamento y empecé a hacer mi trabajo de termodinámica, hice el segundo nivel, me tomó casi dos horas concluirlo. Me bañé y salí rápidamente a mi trabajo, pues teníamos una recepción temprana.

Llegué al trabajo y mi amig... no, perdón mi jefe, estaba super pesado y tenía mucho mal humor.

—Hola, ¿como están todos? -dije al entrar.

—Alguien está estrenando carro nuevo, hahaha -todos gritaron y me felicitaron.

—Que es todo este alboroto, ¿acaso están en su casa?, quiero verlos trabajando, no quiero coro aquí. -dijo mi malhumorado jefe.

Todos nos retiramos en silencio, fue uno de los dias mas pesados de ese mes, todo fue muy aburrido e incómodo.

Salí a las diez de la noche y fuí a casa, entré, me quité la corbata y me quité los zapatos, subí la musica un poco y bebí un vino que había comprado de camino.

Ahora compré mi auto, pero me quedé sin mucho dinero, tengo que buscar un mejor empleo, tengo la base, mañana buscaré empleo -pensé por un rato.

Me fuí a la habitación y terminé mi tercer nivel de termodinámica, pues si iba a buscar trabajo al otro dia, estaría un poco ocupado.

Me bañé y me dormí profundamente... por una hora, pues sonó mi inoportuno teléfono.

—¿Si? -respondí.

—Hola Alejandro -respondió Daniela.

—¿Como estás Daniela? -pregunté sabiendo que conversación se acercaba.

—¿Bien y tu?.

—Estoy bien. -dije.

—¿Porqué me besaste? -preguntó directamente.

—Sucedió por impulso, además fue culpa de Alice que me empujó. -dije tratando de encontrar una respuesta valida.

—Si, pero no fue por culpa de tu hermana que duraras tanto rato pegado... o si? -preguntó ella.

—No, supongo que lo quería. -respondí honestamente.

—Pero sin embargo tú...

—Si losé -interrumpió ella.

—Yo también quería y también me gustó.

Luego hicimos una pausa y dijo

—¿Te parece si nos vemos el sábado?

—Está bien -respondí y me despedí de ella.

Dormí por varias horas como un bebé, me levanté temprano y fuí a unos cuantos anuncios del periódico que vi, hasta que encontré el lugar perfecto.

Era un viejo taller de mantenimiento industrial que trabajaba por contratas y nesecitaban un técnico especialista en instalación de controles eléctricos,  cosa que gracias a Dios se me daba muy bien.

Me entrevisté con el ingeniero supervisor, me explicó todo y me dijo cuáles son sus características, me dijo que debía ir al dia siguiente a realizarme los análisis de costumbre. Pues yo era todo lo que nesecitaban.

Me retiré y fui pensando todo el camino, era casi el doble de la paga que estaba recibiendo en él restaurante. Fuí a la tienda y compré algunos alimentos, invité a mis amigos al departamento e hicimos una parrillada. Mientras entabamos cocinando la carne bajé un momento a comprar unos sazones que hacían falta.

—Vecino, yo no puedo creer que usted hace fiestas y no me invitó -dijo mi vecina Stacy riendo.

Sabiendo que solo bromeaba le dije.

—Yo bajé a buscarla a usted vecina.

—Hahaha, si claro, pasela bien que la vida es una. -dijo mientras se retiraba.

—La tomé por un brazo y le dije -me acompañas a comprar algo?

—Claro vamos. -fuimos a la tienda y compramos los sazones.

En el camino íbamos conversando.

—Entonces realmente cuantos años tienes.  -pregunté curiosamente.

—Tengo veinte vecino y tú? -respondió.

—Haha, ya nos túteamos, yo tengo 21, los cumplí ayer.

—A pues Felicidades -dijo simpaticamente.

—Le agradecí simpáticamente y llegamos al edificio, vamos acompañame, yo no muerdo. -le dije.

—Está bien vecino, pero solo un rato. -Dijo.

Y Entramos a mi pequeño festejo.

Mil y una aventurasWhere stories live. Discover now