“No estaba pensando en nada…” Dije para intentar disimular un poco. Misión totalmente fallida.

“Ya, bueno. Estuvimos morreándonos y tal, entonces aparece Katy-“ Interrumpí.

“¿Katy? ¿Qué Katy?” Fruncí mis cejas.

“Oh, a ver si lo adivinas. Una alta, rubia, muy guarra.”

“Me suena, continúa.”

“Bien, pues la golfa me apartó de Nate y se puso a besarle. ¡Delante de mí! Y el gilipollas ni se apartó ni nada, siguió ahí, disfrutando. Así que me encargué de ambos.” Pude notar como una sonrisa de orgullo se expandía por su rostro.

“Dime que les hiciste llorar…” Supliqué. Casi rezaba.

“Mas o menos. A Nate le di una buena patada en sus partes, y a la zorra (quiero bautizarla con ese nombre para siempre), la empapé entera con el agua del váter.”

“¿Del váter?” Las carcajadas salían por cualquier parte de mí. Estaba disfrutando con esta historia de lo lindo. “¿Cómo?”

“Había un vaso de mini por ahí” Soltó una carcajada. “Tenía que haber visto su cara, toda llena de rimel y su cara de zorra del infierno. Estaba que echaba humo.”

“Gracias por destruirla de esa forma” agradecí. Casi podía ponerme a pegar saltos de felicidad.

“De nada, se lo merecía.”

“Entonces, ¿dormiste donde Eric?” Pregunté.

“Sí, y debo decir que es un gay aburrido.” Suspiró con pesadez.

Una voz se oyó de fondo al otro lado del teléfono: “DANNA CUELGA Y BAJA A AYUDAR A TU MADRE”

“VALE, PAPÁ. Bueno, niña, tengo que ir colgando.”

“Eso he oído” dije con ironía.

“Boba. Te veo mas tarde, ¿no?”

“Claro, nos vemos esta tarde. Un beso.”

“Un beso, adios.” Y la llamada se colgó.

Guardé mi móvil en uno de los bolsillos de mi pantalón y salí fuera del baño. Llegaba un punto en el que estar ahí dentro asfixiaba un poco. Coloqué mi pelo hacia un lado. Esta tarde saldría con Danna y Eric tal y como había prometido. Tocaba una de nuestras tardes que tanto me gustaban. Un paseo por el centro seguido de un chocolate. Como hacíamos todos los años por estas fiesta. Supongo que podría volver a llevarme la cámara. Unas cuantas fotos navideñas mas nunca vienen mal.

Sin querer eché un vistazo a mi escritorio. Todos los deberes que tendría que hacer estas vacaciones estaban ahí encima. Dios, cuanto los odiaba. Pero debería intentar organizarme. Tendría que estudiar, leer y hacer comentarios de texto. Malditos deberes. Estamos de vacaciones, vosotros no deberíais ni existir.

Me dejé caer sobre la cama cuando noté que me había sentado sobre algo. Levanté un poco el cuerpo atrapando con una mano el pequeño papel sobre el que me había sentado. No me sonaba haber dejado nada ahí. El papel estaba doblado por la mitad y parecía tener algo escrito. Lo abrí y lo leí. La letra no me resultaba familiar.

Te echo de menos, preciosa. Nos volveremos a ver pronto.

¿Justin? Tal vez había venido cuando estaba encerrada en el baño. ¿Habría entrado por la ventana? Supongo que sí, ya lo hizo una vez. Pero, debería haberse quedado, así no me echaría de menos. Porque yo también le echaba de menos. Tal vez sólo había entrado a dejarme la nota, por muy romántico y cursi que quedara. Tal vez no me había oído y pensaba que no estaba, y por esa razón se había ido.

Sonreí como una tonta al pensar que había estado aquí sólo para dejarme este trozo de papel. Creo que debería de llamarle. Si se hubiera ido no creo que estuviera muy lejos y podría volver de nuevo.

Saqué de nuevo el móvil y marqué el número. Un tono. Dos. Tres…

“Buenos días, gatita.” Saludó al instante.

“Buenos días, ¿dónde estas?” La sonrisa idiota volvía a adornar mi cara.

“¿Dónde estoy…? En mi casa, ¿por qué?” Preguntó extrañado.

“¿Ya has llegado?” Soné sorprendida. La verdad es que lo estaba. Me resultaba muy raro que hubiera llegado tan rápido a su casa desde aquí. “Caray, debo de haber estado hablando bastante…”

“Gatita, te juro que estoy un poco perdido.”

“Tú, tú acabas de venir y me has dejado una nota, ¿no?”

“¿Una nota?”

“Si” me expliqué. “Había una nota sobre mi cama, dice: ‘te echo de menos, preciosa. Nos volveremos a ver pronto.’ ¿No has sido tú?”

“No.” Su voz se tensó y su respuesta provocó lo mismo por todo mi cuerpo. ¿Si él no había sido, quién demonios…? “Voy a tu casa.”

“Justin…”

“____, espérame, ¿de acuerdo? No tardo.”

“Pero-“ No pude terminar la frase, la llamada se había cortado.

¿Quién había mandado la nota?

Esclavos de la noche.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن