—Algo por el estilo —soltó una risa—. ¿Tu tampoco puedes dormir?

—Un grillo no dejaba de molestar, George se remueve cada cinco segundos y Pauline ronca como ballena —di a conocer mi testimonio—. ¿Qué hacías contemplando la noche... estrellada?

—¿No piensas acercarte? —esquivó la pregunta—. ¿O prefieres quedarte parada toda la noche?

Aplané mis labios y medité un segundo si en regresar e intentar dormir o acercarme a Blake.

Entonces, ya habían transcurrido casi diez minutos desde que estaba sentada junto al castaño y el único sonido perceptible era la de la naturaleza nocturna a nuestro al rededor. Pasaban los segundos y sentí el frío intensificándose, Blake también pareció notarlo debido a que se acercó un poco más a mi.

—La razón por la que me tardé y fui el último en llegar... —incliné un poco la cabeza y presté atención a como tomaba su mochila y sacaba algo de ella—, es porque fui a comprar esto.

Extendió una bolsa con snacks de papas y una caja con empaques de jugos sabor durazno.

—Recordé que no te había devuelto las papas que te comí el otro día en la escuela.

—¿Esto va en serio? —suprimí una risa.

—¿Qué acaso no lo quieres? Porque puedo...

—¡No! —silencié—. Sí lo quiero. Te lo agradezco de verdad —alargué.

—Ah ah, no, no, no —negó. Lo miré extrañada—. Me tomé el esfuerzo de ir a comprar unas papas a las diez de la noche, ¿qué tienda está abierta a esa hora? Creo que merezco un más que un simple "gracias".

Ahora sí puedo admitir que reí.

—Bien, ¿qué más quiere como muestra de mi gratitud para confirmar que me hizo la persona más feliz de la noche? —hablé con voz risueña, tal cuál en las películas antiguas donde la chica le agradece al caballero por haberla salvado. Negué al imaginarme a Blake y a mi en esa posición digna de cine—. Porque le informo que esta vez no convidaré mis papas.

—No, no quiero las malditas papas —bufó. Anonadada por su cambio de actitud, volví a preguntarle que quería—. Quiero algo que no podrías darme, algo que los amigos no deberían hacer entre sí sin arruinar una amistad, pero lo quiero tanto que dejaría de importarme si lo hiciera —le pedí que fuera más explícito, que yo no podría adivinar y entonces algún cable se salió de lugar—. Quiero esto.

Fueron cortos segundos, de ansiedad contenida y el deseo de querer hacer algo que indicó anteriormente que no sería correcto. Que podría confundirnos y alguien podría salir herido. Pero al parecer a mi tampoco me importó lo vi acercarse para reducir los escasos centímetros de distancia entre nosotros. Pasé la cantidad de nerviosismo acumulada en mi garganta y acercó su mano a mi barbilla para empezar a acariciar mi mentón con una delicadeza, como si estuviera tocando algo que podría romperse, como si fuera posible que él pudiera hacer daño a algo. Mis ojos se habían cerrado, casi como en un gesto de relajación involuntaria, esperando a que diera el paso. Pero el recorrido de sus dedos trazaban se disiparon.

Dejé de balancearme en una nube de ilusiones y expectativas sin concluir. Caí de cara al suelo. Supe que el se había alejado, lo confirmé al abrir los ojos y verlo encorvado hacia delante, con la cabeza y manos escondidas dentro de la capucha de su chaqueta. No podía culparlo, también sabía que estaba mal.

—L-lo lamen...

—Cállate —lo silencie—. No hace falta que digas nada. Gracias por molestarte.

—Nunca serás molestia para mi.

Logró derretirme el corazón.

No se dijo más en la media hora restante en la que quedamos sumidos en un ahogante silencio.


¿Cómo había podido olvidarlo? Ese diminuto gesto, aquel simple roce y el tenerlo tan cerca ocasionó en mi una explosión de reacciones químicas por primera vez en mi vida. Era indescriptible, nuevo, maravilloso. No podía seguir contándoselo a mi almohada, debía hablar con alguien. Ya sabía a quién podía llamar.


***

—Esto es tan inesperado... Y por inesperado quiero decir, completamente esperado.

—¿Por qué dices eso?

—Simple, Lori, creo que detectaba lo que pasaba entre ustedes. No es obvio, pero si notorio.

—¡No me digas!

Cubrí mis rostro dentro de mis manos. George tenía razón, pero aún no había aclarado una cosa.

—Un momento —farfullé—... Yo no sé que siento por él.

Sí, le había contado al rubio lo que sucedió esa noche. También lo que ocurrió en el parque hace unas semanas atrás. George se lo tomó a la ligera, pero de vez en cuando hacía preguntas acerca de los "detalles", claro que no había mucho que aclarar.

El parque al que frecuentábamos fue escogido el lugar para recorrer y contarle lo que me aquejaba, yo caminaba a su lado mientras él tomaba impulso en su skateboard.

—¿Cómo? —cuestionó—. ¿No te gusta Blake?

—Oh...

La ebullición en mi rostro se detuvo y me dejó algo anonadada la pregunta. ¿Podría ser...? Entonces puede que me haya abierto los ojos en ese momento.

—Lori, si sentiste algo, tal vez Blake te guste en serio.




El capítulo 30 omggg. Nunca pensé que esto se extendería tanto y creo que aún falta un poquillo para terminar con la novela...

En fin... CASI 5K, MALDITA SEA!!! GRACIAS POR EL APOYO, LOS VOTOS Y COMENTARIOS. ME HACEN VERY FELIZ ALWAYS.

C vemo' en el proximo cap.

Sandy, cambio y fuera <3

Hopeless - NHCWhere stories live. Discover now