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-Buena suerte, G- palmee dos veces su hombro para luego echar a reír, mientras él me lanzaba una mirada asesina.

-No es gracioso, Lori. Tu al menos trabajas con Reece, él ayudará en el trabajo, yo tengo al desperdicio de carne humana conmigo- bramó.

-¿Oí bien? ¿Desperdicio de carne humana?- Cole le preguntó, llegando a nosotros.

-Oh, genial, ahora tiene problemas de audición.

Reí.

-Nos vemos y recuerda: lavarte muy bien que las pulgas no se salen fácil- le susurré y ahora él rió.

-Creo que luego de esto tendremos que llevarlo al veterinario- comentó Pauline entre risas-. Nos vemos, linda- levanté mi pulgar me fui a casa.

***

-¡Robert Reenegan Baxter- vociferó Mary desde la cocina-, la comida está lista!

-¡Por fin!- exclamó mientras entraba-. Esperé mucho tiempo para probar tu comida otra vez. Ya estaba harto de la comida del restaurante.

-Sho quería la del restaurante- se quejó Devon.

-Yo quería comer- repuse yo.

-La comida está...- Mary empezó su discurso. Yo estaba ansiosa. Y ahora si era de verdad.

Habíamos decidido hacer el trabajo está misma tarde con Reece, claro aquí, en mi casa. Mañana era sábado y quedaríamos en reunirnos con los chicos, así que quisimos quedar libres a tiempo.

Lori, estás muy responsable.

-Ehm, ésta tarde vendrá un compañero y haremos el trabajo que nos asignaron- tomé un poco de agua.

-Está bien, cariño- asintió Mary-. Oh, pero hoy iremos a comprar cosas para la casa con Rob- miró a su marido-, y Devon tiene cita para jugar con los nietos de la Señora Greenwell. No hay problema, ¿verdad?

-Creo que no...- miré a Rob y él negó.

-De acuerdo. ¿Necesitarás algo?

***

Tocaron la puerta. Yo estaba sentada en el sofá esperando que lo hiciera, y ahora que lo había hecho no quería moverme. Algo contradictoria, moviendo la cabeza hacia ambos lados, la abrí. Reece estaba sonriente del otro lado del umbral. Me rasqué el brazo por detrás.

-Hola.

-Hola- ya no usaba el uniforme, ahora en cambio: unos zapatos, pantalones negros, camisa blanca y una chaqueta color vino sobre esta-. Pasa- invité.

-Bonita casa.

Iugh.

-Gracias- ¿cómo le gusta el color café en las paredes?. Lo dijo por cortesía.

Lo guié hasta la sala, tomamos asiento y el colocó sus libros sobre la mesita. ¿Y los míos? Oh, demonios, había olvidado traerlos por estar esperándolo.

-Ahora vuelvo- corrí escaleras hacia arriba, como alma que se lleva el diablo hasta mi habitación. Escuché una risa de su parte.

Rebusqué entre mis cosas y divisé mi bolso del otro lado de la habitación, me lancé a la cama y alcancé las cosas, las esparcí sobre la cama tratando de sacar todo el contenido que este tenía. Dejé todo y me levanté rápidamente, pero choqué con una caja que no había sido abierta. Raramente no recordé qué guardaba ahí dentro. Miré la puerta entre-abierta, debatiéndome entre si hacerlo o no pero al fin y al cabo: abrí la caja. Retratos, cuadros, dibujos, álbumes de fotos y una pequeña cajita de cristal al fondo de ésta. La tomé con suma delicadeza y abrí. Una pequeña foto de mamá, papá conmigo en los brazos de ambos cuando apenas era un bebé, debajo de esta una pequeña cadena de oro con un dije con la inscripción: Lorraine. Ahora recordé porque estaba debajo de la cama. Guardé todo velozmente y cerré la caja colocando otra encima y moviendola a un lado. Salí de la habitación.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora