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El instituto quedaba casi siete calles desde casa. Aún seguían llevándome. Y aún seguía tratando de recordar el camino pero en realidad no era tan difícil, al menos ya sabía como ir y llegar. Y en este puntual caso había sido Mary quien por motivos de que entraba más temprano al estudio (era diseñadora de interiores) me llevaría.

-Lori, el estudio es doblando esta avenida, sólo faltan dos calles ¿estaría bien si te dejo aquí?- preguntó mirando ansiosa el stereo del auto donde aparecía la hora.

-Claro, no hay problema- tranquilicé-. Nos vemos en casa.

-Bien, cariño. Ve con cuidado- advirtió.

Salí del auto acomodando mi bolso sobre el hombro, conecté los auriculares en mi móvil y seguí las dos calles que faltaban.

La entrada de la escuela siempre estaba rodeada por estudiantes, y cómo no, a un lado estaban los deportistas. Reconocí a Mc.Callister a la distancia; sólo esperaba a que no me viera o simulara no hacerlo.

Doblé el primer pasillo y reparé de todos los cuadros que colgaban de las paredes con los nombres de los antiguos directores. En uno leí:

"Gavin Maud, primer Director de Lowell Hills High. 1958-1973"

Al momento que doblé el primer pasillo la campana de la primera hora sonó. A mi lado paso una chica bajita, cabello corto y castaño que cubría parte de su rostro y a pesar de caminar derecha abrazaba sus libros entre sus brazos, como mostrando desconfianza entre toda la masa a los estudiantes al rededor; la coincidencia fue que entró al mismo salón que el mio.

Dejé mis cascos y mi móvil dentro del bolso y me acomodé en en uno de los asientos de atrás mientras veía como el salón se llenaba y luego entraba la profesora de matemáticas sustituta.

Anoté los cálculos de la pizarra en mi cuaderno y cuando estaba a punto de resolver algunos ejercicios una pequeña bolita de papel calló sobre mi mano, la ignoré. Pero luego otra. Y otra. Otra. Una más... y mi paciencia acabó.

-Oigan, ya basta- me giré sobre mi asiento y alcé la voz. Cole sostenía una bolita de papel más en mi dirección mientras sonreía junto a su compañero de banco y un asiento detrás de ellos pude ver a George y Pauline que miraban hacia mí, pero no sólo ellos, sino también el resto de la clase. Giré otra vez encontrándome esta vez con la profesora con el ceño fruncido, claramente molesta.

Mierda.

-Jovencita Evans, si va a alterar al resto de sus compañeros le pido que por favor se retire ahora mismo de mi clase- cruzó los brazos y se puso firme en medio del salón.

-Pero, no era yo- me defendí-. Él- señalé a Cole detrás de mi-, estuvo molestándome- voltee otra vez. Él levantó las manos en el aire inocentemente, mostrando que no tenía nada en ellas, y dado que estaba a dos asientos lejos no me creería.

-Evans, ¿ahora culpa a sus compañeros?- negó-. Retírese del salón y vaya a la oficina del director- abrí la boca para protestar pero eso implicarían otros puntos menos, y no dije nada-. Chang, acompañe a la nueva- se dirigió a la chica a la que había visto ir delante de mi antes de entrar al salón y ésta no dijo nada.

Me levanté resignada del pupitre y cuando estaba en la puerta la chica salió delante de mi. Eché una mirada hacia donde estaba Mc.Callister quien sonreía y guiñó un ojo, pero antes de cerrar la puerta vi a George que se encogió de hombros en mi dirección y Pauline fruncía los labios.

Suspiré y me pasé las manos por la cara, frustrada. Solté un gruñido y al instante recordé que mi compañera seguía ahí. Saqué las manos de mi rostro y la pude observar bien. Tenía rasgos asiáticos, tez blanca, casi pálida y grandes ojos castaños... Me recordó a alguien que tiene el mismo apellido. Ella sin duda es hija de la secretaria.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora