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-Nos vemos, amor. Trataremos de llegar temprano ¿Si?- asentí. Me sonrió dulcemente y acarició mi cabello para luego besar mi frente.

-Adiós, hija- su misma acción la repitió él-. Cuídate y si aún no estamos cuando llegues no abras la puerta a extraños.

-Tengo quince años papá, sé cuidarme.

-Eres toda una señorita...- sus ojos mieles brillaron al decir aquello.

Ese día se dirigieron bien temprano hacia afuera de la cuidad y yo como cualquier día a la escuela. Pero este Jueves no sería como otros.

-Sophie, llegamos tarde- le indicó desde el auto.

-Llegaremos a tiempo, Tyler- manifestó-. Te amamos, Lori- me abrazó por última vez y luego entró al auto. Despedí con un ademán de mano a ambos.

Despedí con un ademán de mano a ambos.

-Adiós mamá, adiós papá.

Ellos se fueron por la izquierda y yo tomé rumbo opuesto hacia la escuela. Lo que no sabía era que esa iba a ser el último recuerdo, el último adiós, el último "te amamos", el último día, el último momento de oír sus respiraciones y el palpitar de sus corazones en ese abrazo, de ver los ojos castaños de ambos mirarme por última vez; el último día de sonrisas y felicidad juntos y el comienzo de mis días gríces. Y nada volvería a ser lo mismo, nunca más.

Uno, dos, tres...

Me erguí en la cama rápidamente y traté de regular mi respiración.

¿Cuándo dejará de pasarme esto?

Estiré mi cabello y lo coloqué a un lado de mi hombro, estaba sudando y me ardían los ojos. Revisé el reloj de la mesita de noche.

5.30 a.m

Ahora ya no podré dormir. Bufé y tiré de nuevo en la cama aún de consiente que ya no había forma de conciliar el sueño.

***

Entré al salón. La primera clase. El día recién empezaba y eso me aturdía aún más.
No había podido volver a dormirme desde las 5 a.m., y creo que eso aclara todas las dudas con respecto a mi mal humor.

《Al diablo la clase》

Dejé mi bolso a un lado del asiento en cuanto uno de los profesores entró. Reposé mi cabeza entre mis brazos y de ahí no escuché nada más.

-Señorita Evans...-carraspearon- Señorita Evans- elevaron el tono de voz. Miré hacia el frente, donde el profesor Harrison me observaba por encima de sus lentes- Dígame, Señorita, ¿acaso le aburre mi clase?

-Ehm, y-yo...

-A mi si me aburre- hablaron detrás de mi.
Voltee a ver de quién se trataba, encontrándome con un chico moreno, ojos verdes y sonrisa de lado en su rostro. Tenía la chaqueta del equipo de básquet de la escuela.

-Oh, Señor Mc.Callister, puede salir del salón no hay ningún problema- manifestó el hombre canoso-. Señorita, como es la nueva esta será su única excepción, pero de todas formas, ¿quiere acompañar al Señor Mc.Callister?

Negué al instante. Y el tal Mc.Callister ahogó una carcajada.

-Bien...- miró a el estudiante, quién se paró, tomó sus cosas y antes de salir del salón con una sonrisa triunfante, recalcando ser superior a los demás, me sonrió.
Rodé los ojos y está vez traté de no dormir en el resto de la clase.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora