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#EspecialReecesPOV

¿Creían que no habría nada acerca de mi bebé? Pos aquí lo tienen 7w7



Esperé y esperé. Tan sólo aguardar en el mismo lugar, sentado durante veinte minutos me ponía en un tedioso estado de ansiedad. No es que no haya estado en la oficina de la rectora antes pero ahora entendía que era molesto. El ventilador de la oficina alteraba las cortas hebras de mi pelo y el incesante zumbido de la impresora de la secretaria era peor. Lo rescatable de la situación era que yo no fui parte de lo que armaron cuatro de mis amigos.

Estuve aguardando por unos minutos del receso y por consecuencia ellos perdieron la última clase del día. La mayoría de los estudiantes habían partido a casa hace al menos diez minutos, calculaba que éramos los últimos que quedaban. No pude reprimir la sonrisa que se asomó en mis labios al verlos salir de la oficina rectoral, con los rostros ceñudos y una actitud de zombies andantes.

—No debiste haberlo golpeado, George —reprendió Pauline—. Se supone que sólo hablarían con Nick, no estaba en los planes actuar con violencia.

—Oye —se detuvo el rubio—, jugó contigo y tus sentimientos. Es un total patán, debería haberlo golpeado unas cuántas veces más.

—Eso te convertiría en un neandertal y ya no serías el George que conozco —bufó ella, a continuación se acercó para sentarse junto a mi.

—Yo hubiera hecho lo mismo. —Lori se cruzó de brazos y se paró junto con Blake para poder verlos mejor.

—Les agradecí que me ayudarán pero yo también pude haber hablado con él y pedirle respuestas del porqué lo hizo —pasó las manos por su rostro mientras se recargaba en la banca de espera—. Cruzaron el límite.

—Yo tampoco hice nada —Blake elevó los brazos sobre su cabeza—, sólo porque me vieron jalándolo de la chaqueta y se vio como que quería golpearlo. Maldita sea.

—Bueno, ya pasó, no hay nada que pueda cambiarlo —negó Lori.

—¿Cuál es el castigo? —inquirí luego de ver todo el espectáculo que armaron.

—Debemos venir el sábado en la mañana para ordenar el laboratorio de química y limpiar el gimnasio —explicó otra vez la castaña—. Arruinaron un sábado perfecto para dormir hasta tarde.

—No se hubieran involucrado —volvió a recitar Pauline, levantándose de la banca y caminando a la puerta.

—Pauline, yo soy el único que puede engañarte pero nunca lo haré con mala intención y lo sabes —la siguió George.

Al momento de estar en el pasillo y con la intención de dirigirnos a buscar nuestros bolsos para regresar a nuestras respectivas casas, se me ocurrió que le debía algo a alguien. Entonces en el momento que los tres se adelantaron caminando, tomé a Lorraine del antebrazo y ejerciendo un poco de fuerza logré hacer que girara para que pudiera mirarme.

Sus ojos marrones se abrieron sorprendidos e inquisitivos, se movieron hasta mi mano que descendió hasta su muñeca.

—Debo decirte algo —musité.

Apartó la atención a sus zapatos colegiales y tragó saliva dificultosa, luego volvió a mi.

—Eh... ¿acerca de qué? —se restó de hombros.

—Sobre porque desaparecí el otro día y luego no hablé contigo cuando me preguntaste que sucedía.

Tal vez ella creyó que no lo recordaba, pero memoricé su expresión ése día y cuando estuviera listo, me dije a mi mismo que le contaría. Después de todo, ella era la única que todavía no estaba al tanto de mi charla con Kennedy Brince unas horas antes de la clase de educación física.

Hopeless - NHCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora