Capítulo 44

1K 89 95
                                    

 -¡Logan, Logan, Logan! ¡Se queman! ¡Corre!

 Se queman. Mierda.

 Dejo de lado la mezcla de huevo y leche que más tarde servirá para cocinar tostadas francesas y llego a trompicones hasta mis hermanas pequeñas, quienes contemplan la sartén sin saber muy bien qué hacer.

 Pues claro que no saben qué hacer, Logan. Tienen nueve años.

 Apago el fuego soltando un suspiro. Ha faltado poco.

 -¿Estarán buenos? ¿Crees que papá y mamá se enfadarán porque estén demasiado hechos? -Riley deja de observar mis movimientos para clavar su mirada en mí, alarmada.

 -Por supuesto que no se enfadarán, Ryl -les sonrío a ambas levemente hasta que sus expresiones dejan de ser tan tristes-. Ahora... Id las dos a despertarlos mientras yo termino de poner todo en la mesa.

 -¡Vale! ¡Vendremos de vuelta rápido rapidísimo!

 No puedo evitar soltar una carcajada al observar cómo las gemelas desaparecen por las escaleras, siendo tan silenciosas como dos espías. En cuanto las pierdo de vista, llevo los pancakes, los huevos fritos, el bacon y el zumo de naranja hasta la mesa de la cocina. El estómago me ruge mientras coloco cinco platos enfrente de cada silla.

 Una de las mejores formas de agradecer a alguien todo lo que hacen por ti es mediante la preparación de un delicioso desayuno. O al menos así es como Nana siempre me lo ha hecho saber. Sonrío inconscientemente ante el recuerdo de ella confesándome eso mismo por primera vez en nuestro preciado escondite.

 Escucho sonidos de pasos y el ruido de cientos de palabras entusiasmadas al empezar a freír las numerosas tostadas francesas. Ya están aquí.

 -Y como las tres os queremos muchísimo -oigo a Dac-... ¡Os hemos preparado un desayuno de rechupete!

 -¡SORPRESA! -vociferamos las tres al unísono; justo como habíamos acordado.

 Las chefs de hoy chocamos nuestras manos más que satisfechas, riendo histéricamente ante las expresiones de asombro de nuestros padres.

 Me acerco hasta ellos con una enorme sonrisa dibujada en mis labios y los arropo en un abrazo. Papá deja un casto beso sobre mi pelo.

 -Esto por haberme regalado ese maravilloso viaje a Nueva York -susurro antes de separarme de ellos para poder mirarlos a los ojos-. Sois los mejores.

 -Vosotras sí que lo sois -objeta mamá, sonriéndonos a las tres abiertamente. Me doy cuenta de que tanto sus ojos como los de papá están brillantes-. Pero ahora... ¿Qué os parece si devoramos este desayuno que tan buena pinta tiene?

 -Llevaba ya tiempo esperando a que alguien dijera eso -salta mi padre, provocando risas en todas nosotras-. Vale. Ahí vamos. Una... Dos...

 -¡Tres! -gritamos Dac, Riley y yo al tiempo que nos acomodamos en nuestros respectivos sitios.

 Las carcajadas vuelven a estallar.

 -Bien, mis chicas preferidas... ¡AL ATAQ...!

 -¡Esperad! ¡Tengo las tostadas francesas en la sartén!

 Las risotadas se hacen incluso más ruidosas junto con mi anuncio.

 Salto de mi silla, y tan rápido como puedo, me pongo a terminar de preparar el plato favorito de Dakota y Riley.

***

 Los tenues rayos de sol iluminan sutilmente cada recóndito rincón de la cocina para cuando nos damos por satisfechos y decidimos ponernos en pie.

Literature » lrhWhere stories live. Discover now