Capítulo 10

2.2K 179 87
                                    

Toda la mañana siguiente transcurre demasiado lentamente, supongo que debido a todos los nervios que tengo acumulados en mi cuerpo. Ni siquiera he sido capaz de concentrarme del todo al terminar los límites de matemáticas. Aparte de eso, no he podido siquiera ingerir más de un poco de sopa, lo que ha llevado a mis padres a preguntarme si me encontraba bien.

Incluso ahora, sentada cómodamente en mi sillón favorito, me es imposible parar de morderme las uñas cada dos segundos.

Observo a mi madre, quien como es habitual, está ojeando una de sus muchas revistas de cotilleo a mi lado.

Ella no tarda en dirigir sus ojos a los míos.

-Logan, cariño -su tono es completamente dulce, lo que calma mínimamente mi nerviosismo y hace que una sonrisa diminuta se me escape-, ¿estás así de nerviosa por el trabajo? ¿Es que lo habéis dejado para el último momento?

El ceño de mi madre no tarda en fruncirse notablemente; nunca ha sido partidaria de que nosotros seamos irresponsables.

-Sí que es por el proyecto y no -escucho un leve suspiro por su parte, causando mi risa-, no lo hemos dejado para el último minuto.

En cuanto termino la última palabra, mi padre asoma su cabeza desde la cocina; después de echarnos una última ojeada, camina los pocos metros hasta el salón periódico en mano.

Él también parece tener ganas de bombardearme con preguntas, ya que tras acomodarse al lado de mamá, abre su boca, dispuesto a conversar.

-Perdonaréis que sea tan cotilla -empieza mientras que una sonrisa asoma en sus comisuras-, pero no he podido evitar escucharos. ¿Con quién tienes que hacer ese trabajo?

Mierda. Para cuando soy consciente, mis mejillas ya están teñidas de un leve rojo. Mamá y papá han debido de notarlo, pues se sonríen mutuamente de oreja a oreja.

-Con un chico... Luke -las expresiones de ambos se acentúan todavía más al oír mi confesión-. Oye, no penséis que a la vuelta entraré en casa vomitando arco iris porque me ha pedido salir con él. Es un trabajo; y además no le caigo bien.

Los dos me miran estupefactos por un momento, para luego estallar en entrecortadas carcajadas.

Intento con todas mis fuerzas no imitarles, cosa que no consigo durante demasiado tiempo; aún así, mi risa suena tenuemente triste.

¿Cómo podría sonar sino, teniendo en cuenta que debo trabajar con un chico que me odia?

Todas las risas cesan de repente; es entonces cuando veo que mis padres me ofrecen una sonrisa que interpreto como una de compasión.

-Cielo, si te resulta imposible lidiar con él, no dudes en pedir un cambio de parejas -mamá, segundos después, se encuentra frente a mí, dispuesta a abrazarme en cuanto me incorpore-. Tu padre y yo iríamos a hablar con Melissa si fuera necesario.

Papá, a unos pasos de distancia, asiente enérgicamente con su cabeza, mostrándome así su apoyo ante la decisión de mamá.

-No os preocupéis, al menos de momento -les devuelvo la sonrisa cortamente, y al ponerme de pie, los rodeo a ambos con mis brazos-. Vamos a ver qué tal me va hoy.

-No gastes mucha energía en él -papá me da un suave toque en la nariz, provocando que ría con sorpresa-, e intenta discutir lo menos posible.

-Sí, papá -ruedo mis ojos un par de veces, ganándome un suspiro por parte de ambos; sin embargo, no tardan en comprender que sólo lo he hecho por molestarles. Me conocen demasiado bien-. Nos vemos en unas horas, ¡os quiero!

Literature » lrhWhere stories live. Discover now