Capítulo 19

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Mi mirada está fijamente clavada sobre la ancha puerta de llegadas por la que Chris y Velia aparecerán en cualquier momento.

Por lo que sé los dos están al fin juntos, ya que mi hermano se atrevió hará unas semanas a confesarle sus sentimientos a Vel. Para su suerte, su amor es totalmente correspondido. No podría sentirme más contenta por ellos; soy consciente de que a Chris le gusta mucho y, además, él merece toda la felicidad del mundo.

La mía, sin embargo, desapareció hace casi tres semanas, cuando Luke tuvo ese repentino ataque de locura debido a la mención de su padre. Desde aquel día no hemos vuelto a cruzar ni una sola palabra; me atrevería a decir que ni siquiera se ha dignado a mirarme a los ojos. Nuestro proyecto de literatura, por lo tanto, sigue sin avanzar; incluso hablé con Melissa para que me cambiara de pareja. Ella, vacilante, me contestó que no podía hacer tal cosa, pues cree que ambos tenemos 'mucha química' y piensa que podemos hacer un trabajo magnífico a pesar de tener nuestros 'altibajos'.

Ahora entiendo porqué Melissa nunca le ha gustado a mi mejor amiga.

Recordar a Shan provoca que una diminuta sonrisa se dibuje en mis facciones. La noche en la que Luke decidió devolvernos a las mismas, ella consiguió convencer a su madre para que la trajera hasta mi casa, ya que le había contado entre sollozos lo que había ocurrido. Todavía no sé cómo no tuvieron un accidente a causa de toda la nieve que había caído durante el día. Esa noche, las dos vimos una película dramática tras otra mientras que cada una se zampaba una enorme tarrina de helado de turrón.

Los chillidos por parte de toda mi familia causan que deje mis pensamientos a un lado rápidamente. Al observarles, no puedo contener la carcajada que escapa de mi boca; mis padres, Dakota y Riley están rodeando por completo a los recién llegados, dejando sólo a la vista sus cabezas.

Los primeros ojos que consigo localizar tras el abrazo grupal son los azulados de mi hermano, los cuales brillan de forma leve por la emoción de volvernos a ver.

-Hola, enana -Chris me ofrece una dulce sonrisa al tiempo que su mirada recorre mi rostro sin descanso-. Te he echado muchísimo de menos.

-Te aseguro que yo más -suelto una pequeña risa junto a Chris antes de fundirme en un cálido abrazo con él-.

Todos mis problemas no tardan en quedarse en un segundo plano por unos momentos.

Lo único que ahora me importa es que Chris vuelve a estar por fin con nosotros.

• • •

-¡Vale, vale! -el grito de Chris provoca que tanto Velia como yo demos un bote- ¡Sé lo que viene ahora! -mi hermano mueve uno de sus dedos en el aire al tiempo que sube el volumen de la radio- Quelque chose qui danse en toi, si tu l'as tu l'as...

-ELLA, ELLE L'A, ELLE L'A DU DU DURU DU DURU.

Los tres pronunciamos parte del más que lioso estribillo con un acento francés realmente pésimo, lo que causa que nuestras carcajadas exploten bulliciosamente.

Chris ha conseguido encontrar una emisora que pone canciones en italiano, español y, sobretodo, en francés. En los doce minutos que llevamos dentro del coche no hemos parado de intentar imitar lo mejor posible la letra de cada canción. Mi hermano y yo hemos quedado en total ridículo cuando hemos probado a entonar una balada en italiano, ya que, lógicamente, Vel se la sabía de principio a final. A pesar de nuestra horrible interpretación, el momento ha sido de lo más cómico.

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