Capítulo 22

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El ruido ensordecedor de cuatro grandes altavoces se apodera de mis oídos en cuanto entramos en el bonito chalé.

A pesar de ser todavía las once y media, la casa está totalmente llena de jugadores de fútbol, animadoras y, por lo que imagino, amigos íntimos de Emmeline. Antes de dejarnos engullir por el cúmulo de gente, Shan y yo intercambiamos una mirada de incredulidad para poco después volver a enlazar nuestros brazos.

Conseguimos llegar hasta el fondo del salón entre empujones y cientos de quejidos por parte de personas ya bastante achispadas. Más que agobiada, tiro de Shannon hasta salir atropelladamente por la puerta corredera que lleva a la inmensa piscina.

El grito de sorpresa por parte de alguien nos sobresalta a ambas.

-¡Chicas! -Emmeline, a unos metros de nosotras, se acerca para abrazarnos- No pensaba que llegaríais tan pronto...¿Listas para la mejor fiesta de vuestras vidas?

-Supongo que sí -tras mi frase dubitativa, las tres reímos al unísono durante unos segundos-. Hablando de la fiesta... ¿Acaso has invitado a todo Estados Unidos?

-No a todo -Emmy nos ofrece una mirada divertida-, pero a gran parte sí.

-Había que celebrar con antelación nuestro primer puesto mañana, ¿verdad?

-Exactamente -mis dos amigas chocan los cinco sonrientes, aumentando mi confusión-. Logan, ¿y esa cara?

-Sé que os va a sonar estúpido -observo las expresiones ansiosas de ambas antes de continuar-, pero no tengo ni idea de lo que estáis hablando.

Al tiempo que estallamos en carcajadas, repito en mi mente las frases que las dos han intercambiado hace unos segundos. En cuanto logro distinguir el pin de nuestro instituto en el vestido de Emmy, no obstante, todo me queda más que claro.

Mañana por la noche se celebra la competición anual de animadoras.

-Por esa expresión, juraría que lo acabas de recordar -Shan, a mi derecha, me sonríe de forma diminuta-, ¿me equivoco?

-No lo haces.

Tras soltar una última risotada y negar el vaso que Emmeline nos ofrece, decidimos entrar adentro, ya que no es para nada recomendable quedarse plantado en el exterior de Chicago siendo la estación más fría del año.

Shan y yo no tardamos mucho en perder de vista a la rubia, quien enseguida se mezcla entre los más de cien invitados. Siento la terrible necesidad de agarrarme el vestido mientras recorremos el salón hasta la cocina, donde, por lo que parece, no hay tanta gente como en el otro lado de la casa.

Además, Tiff, Ash y los chicos, quienes sin duda acaban de llegar, parecen estar divirtiéndose como críos encima de uno de los muebles.

-¡LOGAN, SHANNON! -los agudos chillidos por parte de Ashlea causan mis risas- ¿Cómo estáis? ¿Bien? ¿Mal? ¿Habéis recibido muchos regalos? ¿Os apetece beber algo?

-¡ASH! -Edward, justo a su lado, la sacude del hombro divertido- Esas han sido demasiadas preguntas a la vez; me he perdido en la segunda.

Las carcajadas de los siete no tardan en hacerse oír por toda la habitación.

Todavía con el estómago dolorido, me apoyo junto a Shan contra la mesa colocada al frente de los demás; Ash, no obstante, realiza la acción contraria en apenas un par de segundos.

-¿Alguien se anima a bailar? -la pregunta me pilla desprevenida, al igual que a la mayoría- Por favooooor...

La interrogación de Ashlea queda en el aire durante unos segundos; tiempo que, en mi interior, aprovecho para reírme por la incómoda situación que sin querer ha creado.

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