Capítulo 7

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Tanto el jueves como el viernes transcurren rápidamente, pues para cuando me doy cuenta, me encuentro en los cambiadores del gimnasio, lista para vestirme y empezar con el primer entrenamiento de nuestra temporada.

Decir que estoy emocionada se queda corto; creo que nunca había tenido tantas ganas de ponerme a gritar como una posesa '¡Vamos Wildcats!'

Saco el uniforme de mi taquilla, el cuál, una vez más, es el mismo de todos los años; la parte superior del vestido es blanca -exceptuando las letras negras LVHS- y la parte inferior es, en cambio, de color rojo. Por lo que veo, ésta vez, a diferencia de otras temporadas, han decidido darnos a todas el mismo par de zapatillas blancas, para que no tengamos que romper o ensuciar unas nuestras.

Me pongo el vestido en apenas treinta segundos, y tras calzarme las playeras, camino junto a Shannon fuera del cambiador, lista para dar unas tres vueltas al gimnasio.

Sin embargo, cuando todas terminamos de salir, me doy cuenta de que la entrenadora Carrie no se encuentra aquí, pues está saludándonos desde el otro lado de la puerta de cristal que lleva al campo de fútbol americano.

Todas suspiramos casi al mismo tiempo.

¿De verdad planea que entrenemos fuera, con el frío que hace?

El hecho de que Carrie no se mueva un sólo milímetro me confirma que sí; así que, sin darle más vueltas, cojo a Shan de la muñeca y camino, no muy convencida, hasta la dichosa puerta. Las demás, sin embargo, no tardan en seguirnos, y en menos de un minuto, las doce animadoras nos encontramos en fila frente a nuestra entrenadora, quien parece satisfecha con nuestro acto.

-¡Buenas tardes, señoritas! -nos sonríe a todas ampliamente-. Antes de que alguna de vosotras pregunte... Sí. Vamos a entrenar afuera, ya que, como sabéis, todos los partidos de fútbol se juegan aquí.

Todas asentimos, aunque, por lo que parece, no muy convencidas. Supongo que a nadie le apetece coger una neumonía o algo por el estilo.

-Sin darle más vueltas... -la entrenadora saca un silbato de entre su chándal y lo hace sonar- ¡empezad a calentar! Dad un par de vueltas al campo y después os ponéis a hacer estiramientos; no quiero a ninguna lesionada en el primer día.

Sin llevarle la contraria, Shan y yo empezamos a correr detrás de todas las demás. Siempre decidimos dejar unos metros de distancia entre la penúltima chica y nosotras, para que así no escuche nuestras conversaciones a hurtadillas; es increíble lo cotillas que pueden llegar a ser todas y cada una de ellas.

Noto cómo Shannon me da un leve codazo al llegar a la mitad de nuestra primera vuelta. Giro la cabeza lentamente hacia el lugar que ella me indica con sus gestos.

Como suponía, Shan está señalando a Luke, quien se encuentra cruzado de brazos escuchando el discurso de su entrenador Janson. No obstante, toda su atención no parece estar puesta en él, ya que sus ojos están observándome fijamente.

Mis mejillas no tardan en teñirse de rojo, tanto por nuestra corrida como por la mirada del rubio.

Su bipolaridad sigue intacta.

-¿Por qué crees que me está mirando de esa manera? -mi voz suena entrecortada debido al cansancio; aún así, Shannon parece entenderme, pues suelta una carcajada-.

-Lo más probable es que te esté imaginando en una cama debajo de él... Sin ese mini vestido -la pelirroja vuelve a reír fuertemente al ver mi expresión de horror-.

¿De verdad piensa que es eso lo que recorre la mente de Luke en éste instante?

-Estoy de broma -vuelve a darme un codazo, seguramente para que le preste atención-. Aunque no te voy a negar que sea posible.

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