Capítulo 11

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Ha pasado cerca de una semana y media desde que Luke y yo quedamos para organizar el trabajo. Desde entonces, solamente nos hemos dirigido unas pocas palabras; aún así, el cambio que ha dado es más que evidente, pues suele sonreírme levemente cada vez que nos cruzamos en el pasillo. Yo, por mi parte, no paro de sentir esa inexplicable sensación en mi estómago cuando lo veo.

Ésta semana está siendo una auténtica tortura, ya que, por una parte, los profesores no paran de ponernos exámenes sorpresa debido al Día de Acción de Gracias, el cuál celebraremos éste mismo viernes. Por otro lado, Shan lleva enferma desde el pasado miércoles, lo que causa que me aburra tanto en clase como en el recreo.

Echo tantísimo de menos a la reina del drama...

-¿Señorita Hyland? -mierda- ¿Cuál es la respuesta de éste problema, por favor?

Con una sonrisa más que forzada, recorro mi cuaderno con la mirada, intentando recordar qué estábamos haciendo antes de que me entretuviera pensando en mis cosas.
El sentir la mirada de todos y cada uno de mis compañeros sobre mí no ayuda a la causa, ya que impide que pueda concentrarme como es debido y hace que un leve rubor aparezca en mis mejillas.

Sin embargo, antes de que el profesor pueda regañarme, el timbre de final de clases suena, haciendo que un largo suspiro escape de entre mis dientes.

Mientras recojo mi material y lo meto en la mochila, escucho cómo Johnson carraspea a un lado de mí.

-Salvada por la campana -comenta mi profesor a la vez que se coloca bien sus gafas redondas-, nunca mejor dicho.

Lo único que consigo hacer tras escucharle es poner los ojos en blanco, irritada. ¿Por qué los maestros siempre intentan hacerse los graciosos? ¿Es que no se dan cuenta de que no lo son?

Suspiro fuertemente una vez más mientras termino por recorrer la clase en dirección a la salida.

No obstante, mi mal humor se disipa en cuanto cruzo la puerta que me lleva al largo pasillo de la segunda planta, pues localizo a quien me moría por ver desde el tercer período del día.

Luke, con su cabello ligeramente alborotado y sus mejillas encendidas, camina a paso rápido hasta colocarse delante de mí, lo que provoca que una enorme sonrisa se forme en mi cara de inmediato.

-Logan -sus comisuras se elevan notablemente, causando ese cosquilleo tan especial en mi interior-. ¿Cómo han ido tus últimas clases? -su sonrisa se torna en una ladeada- Seguro que me has echado de menos.

Después de mirarle estupefacta durante unos segundos, no puedo evitar romper en carcajadas; el ego de éste chico se pasa de los límites.

-No lo he hecho, tranquilo -mi subconsciente se mofa de mí al escuchar tal mentira-. Y, bueno, las clases han estado bien, supongo -encojo mis hombros levemente- ¿Qué hay de ti?

Ambos compartimos una sonrisa al tiempo que empezamos a bajar las escaleras camino a la salida, la cuál estará probablemente atestada de todos los alumnos de los primeros grados, quienes siempre corren como posesos por salir de Lake View.

-Hoy, especialmente, me he aburrido muchísimo -por su repentina expresión de irritación deduzco que es completamente cierto-. Pero bueno, que el viernes no tengamos que venir a éste infierno me anima un poco.

Con una diminuta sonrisa, asiento con ganas en su dirección, mostrándole así mi acuerdo con su comentario. Él, por su lado, me devuelve el gesto, mostrándome esos hoyuelos que en éstos días he llegado a adorar ciegamente.

Al segundo siento cómo la cálida sensación de mi estómago se acentúa ante tal expresión.

Sorprendentemente, para cuando llegamos a la enorme salida del instituto, no hay más que unas cuantas personas charlando entre ellas, por lo que Luke y yo salimos al exterior sin impedimento alguno.

Literature » lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora