Esas palabras resonaron en mi cabeza, no conseguía recordar exactamente que había pasado.

No dije nada más, ya había sido muy idiota por hoy, salí de su habitación y baje las escaleras.

"Sube, te llevare hasta tu habitación."

"Estas borracho. ¿Quieres que rodemos escaleras abajo y muramos?"

Me detuve en las escalera al recordar aquella escena. ¿Por que tuve que venir en ese estado?

— Azul.— oí la voz de un hombre llamarla des de alguna parte de la casa.

— Mierda.—susurre y baje rápidamente las escaleras hasta llegar a la puerta de entrada.

— ¿Donde has estado?

— Mamá ahora no.— dije mientras subía las escaleras.

— ¿Has pasado toda la noche en casa da Azul? — me detuve y la mira.

— ¿Como sabes tu eso?

— ¿Cameron, que te ha pasado?— dijo ahora olvidándose del tema de Azul.— ¡Dime ahora mismo que hiciste ayer! Tienes toda la cara llena de maratones. — dijo ahora subiendo las escalera para encontrarse conmigo.

— Mamá, necesito dormir.

— ¿Es esto por Azul?

— No, no es por ella.— era verdad, no había ido a parar a ese bar de mala muerte a causa de Azul sino por Daniela y por esas pesadillas que habían vuelto.

— Es... es por Michael.— dijo ligeramente posando su mano en mi mejilla. Yo no respondí. — Cameron, dime que te esta pasando.

— Solo necesito dormir.— conteste y me aleje de ella. Acabe de subir las escalera y me dirigí a mi habitación. Necesitaba una ducha. Entre y me quite la ropa con cuidado. Me detuve frente al espejo que se encontraba encima del lavamanos. Tenia una cara horrible. Pose mis dedos en la tirita que tenia en la ceja.

"Shh, tranquilo. Todo esta bien."

" Pense-pense que estabas durmiendo. "

" Quédate."

"¿Qué? "

"No te vayas. Solo por hoy... , solo por hoy dejare de actuar."

No debería de haber actuado de ese modo con ella, simplemente no debería de haber ido a su casa.

Intente restarle importancia a lo que había pasado y a los recuerdos de la noche anterior pero aun así había algo que me molestaba. Había dejado que ella viera mi lado débil, ese lado que tanto odiaba. ¿A quién le gusta que lo vean derrumbado? Seguía contemplándome en el espejo, pero ya no era a mi al que veía. Era un niño de la misma apariencia que yo cuando tenia esa edad, pero ese lunar en el cuello lo diferenciaba de mi; Michael.

— No debes de hacer llorar a las niñas.— dijo.

— ¿Que se supone que debo hacer?

— Deja que alguien te ayude, Cameron.

— Sigues actuando como si fueras el hermano mayor.

— Lo soy.— contesto, pero ahora ya no tenia delante al niño de 7 años, ahora tenia delante a un Michael de mi edad.

— No debí de haber chutado ese balón.

— Todo esta bien.—contesto sonriendo. Odie esa sonrisa. ¿Como se suponía que todo estaba bien?

— ¡Nada esta bien!— grite dándole un puñetazo al espejo, partiendo este en pedazos.

— ¡Cameron!— oí la voz de mi madre. Mire los pequeños pedazos que se esparcían por el suelo. Ya no había ningún reflejo. Se había ido. Otra vez — ¿Estas bien? Cameron, mírame.

Vas a enamorarte de miOnde histórias criam vida. Descubra agora