Habíamos pasado unos buenos días en Chicago con Stella y Taylor. Mi piel y la de Brad estaban más bronceadas y me había encargado de ponerle mucha protección solar a Mederith para que no se quemara.
Ahora, estábamos llegando a Michigan para ver a mi familia. No tenía muchas ganas, pero tenía que hacerlo. Ambos estábamos cansados e intuía que Mederith también, ya que se llevó llorando la mitad del camino.
No habíamos vuelto a recibir nada después de ir a denunciar a la policía los sucesos. No le había comentado a Brad que tenía planeado ir a ver a Charlie a la cárcel. Necesitaba saber si él estaba allí.
Brad aparcó frente a la casa de mi madre. - Vaya manera de terminar unas vacaciones - murmuré mirando la casa donde había crecido, o por lo menos una parte de mí.
— No seas negativa - Brad se bajó del coche y yo lo imite. - Intenta pasar un buen día.
Arrugue la nariz. - No sé si sabes que eso con mi madre no es posible. - abrí la puerta de Mederith y la cogí de su sillita.
Brad cogió su bolsa y se puso a mi lado. - ¿Preparado? - le pregunté.
— Si tú lo estás, sí.
Reí. - Entonces nunca.
Brad puso una mano en la parte baja de mi espalda y caminamos hacia la puerta. Tocamos el timbre y una sonriente Kim no tardó en aparecer y abrazarnos a los tres a la vez. - No me creo que por fin os pueda abrazar. ¿Cómo está mi sobrina favorita? - le tendió las manos a Med y esta no tardó en irse con ella.
- Se va con todo el mundo. - murmuró Brad.
Suspiré y seguí a Kim. Se escuchó a mi madre saludar a Med y entramos en el salón. - Hola - nos saludó mientras cogía a mi hija. - ¿Qué tal el camino?
— Bien - contesté.
— ¿Habéis almorzado?
— El bebé sí, nosotros no.
— Os prepararé algo. - le dio el bebé a Kim. - Siéntate, Brad. Como en tu casa - le sonrió.
Mi novio le sonrió, agradecido y cuando se fue a la cocina lo miré interrogante. - Voy a hablar con ella, ahora vengo.
Brad asintió. - Vale.
Lo vi sentarse junto a Kim y Med y me dirigí a la cocina para poder hablar con mi madre.
Entré y me apoyé en la encimera, viendo como ella sacaba una lasaña del congelador. Me la enseñó y asentí.
— Tengo que hablar contigo.
— ¿Qué ocurre? - abrió el paquete y no tardó en encender el horno y meterla dentro. - ¿Estás embarazada de nuevo?
Fruncí el ceño. - No. ¿Por qué?
— Estás más gorda.
Para nada. - Sí, qué le vamos a hacer. No tengo muy buenos genes.
Me miró mal. - ¿Qué es lo que quieres? - empezó a fregar.
— ¿Sabes algo de Charlie?
El vaso que estaba fregando se le resbaló de las manos y cayó al fregadero. - No. No sé nada ni quiero saberlo.
— Lo vi en Columbus, dos veces. Quizás ha salido de la cárcel.
— No. Cállate.
— Mamá, nos han estado acosando, pensamos que es él, incluso han entrado en casa.
— ¡Cállate! - gritó y vi un vaso volar hacia mí.
Me aparte y el vaso se rompió a mi lado debido al golpe con el mueble.
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ADOPTA A UN TIO / NO CORREGIDA
Teen FictionEn AdoptaUnTío, la red social más divertida del mundo, los tíos son «productos» y las chicas dulces clientes, como en un mercado de citas. ¡Únete! Te deseamos buenas adopciones. Escrita en 2016.