Treinta y tres

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No corregido

Y mi madre vino de visita sorpresa. Me había quedado congelada cuando tras la puerta se encontraban ella y Mark. Ella sonrió abiertamente y me saludó para después coger a la niña, que la tenía en brazos.

- Scarlett - dijo a modo de saludo su novio.

- Mark. - respondí.

Suspiré y cerré la puerta, siguiendolos hasta el salón. No dude en enviarle un mensaje a Brad avisandole de que mi madre había venido de visita. Dejé el teléfono encima de la mesa y miré como mi madre jugaba con la niña.

- ¿Ha dicho alguna palabra? - me preguntó.

- Sí, mamá y papá.

Brad había estado intentando que ella dijese papá y lo había conseguido a los pocos días. Brad estaba en la cama con ella y yo estaba ordenando el armario cuando escuchamos su voz.

- ¿Donde está el baño? - me preguntó Mark.

- Fondo del pasillo a la derecha. - Mark salió del salón.

Mi madre alzó la voz.- No creo que te pierdas, Mark, es un piso muy pequeño - rio.

- Por lo menos tenemos algo y no nos lo han dado por pena. - escupí.

Mi madre dejó de jugar con Med y me miró. - Sigues siendo la niña malcriada de siempre, Scarlett. ¿Qué educación vas a darle a tu hija?

- Seguramente mejor que la que me distes a mí. Ni siquiera sé como no acabé drogada en cualquier esquina.

- Porque no te dejé - dijo dura.

Bufé. - ¿Cuándo? ¿Cuándo nos dejabas solas en casa porque ibas de copas? ¿Cuándo traias a hombres a casa para tirartelos? ¿O quizás cuando estabas trabajando? No me hagas reír.

Mark apareció y mi madre se levantó con Mederith en brazos. - Por lo menos os mantenía. - Mark cogió a Med. - Tú dejas que un hombre te mantenga. Tan independiente que querías ser, al final, acabarás peor que yo. - se señaló. - ¿Qué harás cuándo Brad se de cuenta de como eres y te deje? Mirate, Scarlett, encontrará a otra que se cuide más que tú. Además, no he venido aquí a discutir, he venido a pasar tiempo con mi nieta. - le cogió la mano a Med y decidí irme para la cocina con un nudo en la garganta.

Todos mis sueños y mis metas se habían quedado atrás cuando me quedé embarazada de Mederith. Mi hija era lo que más quería en el mundo, pero quedarme en casa y cuidarla se estaba llevando una parte de mí. Cumpliría veintitres años dentro de unos meses y estaba cuidando de un bebé cuando ni siquiera sabía cuidarme a mi misma.

- ¿Estás bien? - me preguntó Mark.

- ¿Quereis que salgamos a comer o cenamos aquí?

- Me gustaría salir fuera, pero preguntale a Brad.

Mi novio no tardó en llegar y se pasó primero por la cocina cuando alzó la voz diciendo que ya había llegado.

Cuando lo vi llegar, con esas gafas de pasta y el traje de chaqueta me quedé mirandolo de arriba abajo. - Vaya cariño, parece que es la primera vez que me ves. - se acercó a mí y me dio un beso sonoro.

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