CUATRO

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Ahora no.

Y no había vuelto a hablarme. Supe que ya no quería nada conmigo. Así que lo acepté después de que vi unas fotos en Instagram con una chica un mes después.

Había estado llorando después de nuestra última conversación porque hizo que me sintiera realmente mal que el pensara que no era yo la de las fotos

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Había estado llorando después de nuestra última conversación porque hizo que me sintiera realmente mal que el pensara que no era yo la de las fotos. Lo entendía, claro que lo hacía.

También me sentía estúpida por haberle enviado todas esas fotos comprometedoras. Me sentía como si él solo me quisiera para eso. Hasta que me dijo que me quería y mi corazón empezó a bombear descontrolado.

Cuando le dije que lo quería, no mentía. Me había enamorado de Brad, o así lo sentía. Lo echaba de menos, mucho.

Echaba de menos que se preocupara por mí, que me llamara, que me contara como le había ido el día o simplemente que habláramos de trivialidades. Le había contado «casi» todo a Brad. Sabía cómo había sido mi vida y yo como había sido la suya. Le había confesado cosas que nadie más sabía y... todo se había quedado ahí.

Nuestros secretos, las fotos y mi corazón.

Había pasado casi un año de eso. Un año en el que los primeros meses lo había echado de menos. Un año en el que él a veces le daba like a mis fotos en Instagram. Pero nada más.

Estaba en casa de mamá, sentada en el sofá viendo la tv, o haciendo que la veía. El año pasado no había podido volver a casa porque había estado trabajando todo el verano para poder seguir pagando el alquiler.

— ¿Qué te pasa? - me preguntó.

Me encogí de hombros mientras murmuraba un «nada». La relación con mi madre no era la mejor. Ella había intentado hacer de madre conmigo, pero no había funcionado.

— ¿Es por ese chico?

Fruncí el ceño - ¿Qué chico?

— El de Ohio. Tu hermana me lo ha contado.

Claro, que raro que mi hermana no cerrara el pico.

— No.

— Tu hermana me dijo que habías cambiado, que habías dejado de ser tan seria. ¿Ya no hablas con él? Aunque yo no creo mucho en las relaciones a distancia.

— No. - me levanté del sofá.

— ¿Por qué? - quiso saber.

— Cosas mías - cogí el paquete de cigarrillos y salí a la puerta de casa necesitando un poco de aire.

Miré con odio la casa donde vivían mis abuelos, que era justo en frente. Había vivido en esa casa cinco años, los cuales habían sido los peores. Mis tíos antiguamente, vivían en la casa que ahora mi madre vivía. Se la habían dejado y ellos se habían mudado a otra más grande.

No dudé en tocar mi mejilla mientras los recuerdos de lo que pasó se acumulaban en mi cabeza. A pesar de que ya habían pasado quince años.

Recordaba como mi hermana y yo salíamos llorando de esa casa para refugiarnos en casa de mi tía. Cómo él perdió la cordura un día cuando yo estaba sola en casa.

ADOPTA A UN TIO / NO CORREGIDAWhere stories live. Discover now