Treinta y cuatro

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No corregido

Brad

Estába en la consulta. Hoy tenía media hora sin cita y me encontraba mirando a la puerta blanca cerrada pensando en lo que me dijo mi madre sobre Scarlett hará una semana cuando fuimos a verlos.

Me apoyé en la encimera y mi madre miró por la puerta para asegurarse de que nadie venía. - ¿Que ocurre?

- ¿Scarlett está bien?

Fruncí el ceño. - Sí, ¿Por qué?

- Está más delgada.

- Ah, ¿Sí? No me he dado cuenta. - mi madre me dio con un paño. - Mamá no estoy pendiente si ella engorda o adelgaza. Demasiado tengo ya.

Mi madre juntó sus labios en una fina línea. - A esa chica le pasa algo. ¿Ha ido al psicólogo?

- Mmmm no. ¿Por qué debería de ir al psicólogo?

- No se la ve bien, Brad. Tu mismo me llamaste hace una semana preocupado porque ella no estaba durmiendo y estaba ausente.

- Sí bueno, pero después pensé que era porque su madre estaba allí - me encogí de hombros.

- Vigílala. - me señaló con el dedo. - Ella no te va a decir si le pasa algo. Recuerda que ha tenido un parto horrible, que la rajaron sin anestesia, Brad. - ella se estremeció. - Y encima murió Brandon. Ni siquiera ha tenido el apoyo de su familia. Solo nos tiene a nosotros. ¿Has pensado que pueda tener una depresión post parto?

No, no había pensado sobre eso. La veía bien, ella siempre había sido seria, así que no me preocupaba cuando la veía seria, la verdad es que con el trabajo apenas la veía.

Mordí mi labio y di con el bolígrafo en la mesa. Me había fijado que sí, que había adelgazado, que su pelo se caía demasiado y que seguía sin dormir mucho. No me había preocupado hasta que mi madre me puso sobre aviso. Sabía que Scarlett era muy orgullosa y no iba a decirme que le pasaba, no iba a decirme que rondaba su mente.

Cuando llegué a casa esa noche. Las encontré en la alfombra, metiendo las figura geométricas en el cubo.

Scarlett rio - La estrella no va ahí

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Scarlett rio - La estrella no va ahí. Va  aquí - guió la mano de nuestra hija hasta el hueco de la estrella. La figura entró. - ¡Bien! - celebró Scarlett. - Venga, ahora otra.

Me acerqué a ella y giró su rostro, mirando hacia arriba para encontrarse con mi mirada. Estaba en una posición sumisa, mirandome desde abajo. Me puse de puntillas y cogí su mentón para besarla. Ella recibió mi beso y me separé de ella. Me fijé su mirada cansada y sus ojeras grises.

- Llegas temprano.

- No tenía a nadie más. - dirigí mi vista a Med.

- Ya está aquí papá, cariño. - Besé su coronilla. - ¿A qué estabas jugando, eh? - me tiré a su lado.

ADOPTA A UN TIO / NO CORREGIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora