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Escrita en 2016.
Mederith estaba bien. Al día ya estábamos en casa y yo fui al hospital a presentar mi baja de paternidad, porque Scarlett tenía razón. Había estado poco tiempo con ellas y tenía que ayudarla, porque al igual que yo no sabía lidiar con la situación, ella tampoco.
No habíamos tenido tiempo para noviazgo y ahora estábamos los dos en la misma casa con un bebé.
Cuando llegué a casa, mis dos chicas estaban dormidas, así que aproveché para darme una ducha. Estaba realmente cansado y dolido. Quería a esa chica que estaba durmiendo en mi cama. Me encanta que probara el café cuando me lo preparaba, me gustaba verla reír y hacer sus muecas. La manera en la que movía las manos y sujetaba a nuestra hija.
La quería y no se lo estaba demostrando. ¿Que iba mal conmigo? Ella había dejado todo de lado para cuidar a nuestra hija y yo no valoraba su esfuerzo.
Me acosté a su lado y la abracé, atrayendola hacia mí. Scarlett se mostró un poco reacia al principio, pero al final, relajó su cuerpo junto al mio y besé su cabello.
No había cogido mis meses por paternidad porque necesitaba trabajar y mantener mi mente ocupada. Había sido egoísta y ni había pensado en Scarlett y en como lo estaría pasando.
Esperaba arreglar todo lo que había causado. No quería que se fuera de mi lado y que se llevara a Med. Quería a mi hija y la quería a ella.
A la mañana siguiente, me encargué de darle el desayuno a Med mientras Scarlett seguía durmiendo. Hoy ya empezaban mis meses de descanso e iba a ocuparme de ella. La puse en su mecedora y la até.
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Cerré la puerta de la cocina y empecé a preparar el desayuno para Scarlett mientras me tomaba un café. Tarareé una canción que no se iba de mi cabeza.
Med me observa despierta desde su mecedora y observaba todos mis movimientos. Seguí cantando en voz baja mientras preparaba las tostadas. Me giré para mirar a Med y me sobresalté cuando vi a Scarlett apoyada en el quicio de la puerta.
- Que susto, no te he oído llegar.
La verdad es que ella era tan silenciosa que nunca me la esperaba, y sin quererlo, me asustaba, haciéndola sonreír de lado, pero esta vez no sonrió. - Buenos días - dijo para después agacharse para besar la cabecita de Med. - ¿No deberías de estar trabajando? - se levantó y me miró.
Por primera vez, me sentí intimidado bajo su dura mirada - He cogido los meses de paternidad que me correspondían.
- Aaaah - ella se cruzó de brazos. - Ahora.
Suspiré - Sé que lo hice mal, Scarlett. He sido egoísta y lo siento. Te hice el desayuno.
- No tenías por qué hacerlo.
- Quería hacerlo.
Scarlett miró la bandeja con la comida y se acercó a ella. - No podré comerme todo esto sola. Vamos al salón - cogió la bandeja. - Coge a Med.
