Se había quedado dormida porque su cuerpo se estaba adaptando a lo que era estar despierta otra vez. Los recuerdos de lo que era su vida real comenzaban a llegar poco a poco y sí, costaría mucho desprenderse de sentimientos hacia personas que en verdad no existieron.

Martes 20 de diciembre 2015, al otro día

Camila estaba sentada frente a un espejo para tomarse el cabello. No las obligaban a hacerlo pero gran parte de las enfermeras con pelo largo lo usaban por higiene. Recordó el día anterior cuando sintió que alguien le tocaba el brazo y al voltear notó los ojos de Taylor que revelaban sentimientos mezclados. Sólo atinó a abrazarla mientras la rubia le murmuró un "muchas gracias por todo, amiga". Increíblemente la había conocido cuando Cabello comenzó a trabajar en ese lugar, siendo una pieza importante para Taylor. ¿Por qué? Pues las enfermeras toman roles y es lo ideal ser empáticas con los familiares de los pacientes. Cuando terminó con lo de su cabello, caminó por el pasillo revisando la ficha de un paciente hasta que apareció otro enfermero con cara de preocupación.

XX: Los rumores son ciertos –apretaba sus manos nervioso- creo que te van a...

Doctor: Señorita Cabello, necesito su presencia en mi oficina ahora. –La morena asintió, mirando luego a su amigo con un poco de temor, mas este le dijo que se mantuviera tranquila, que anduviera con la barbilla en alto y que nadie la iba a pisotear. Caminó rápidamente hacia donde conversaría con el médico jefe del hospital, sentándose frente a él- Necesito comunicarle ciertas cosas que en conjunto con el equipo médico hemos decidido, usted no puede permanecer más tiempo en este hospital porque ha infringido normas cuando se le advirtió que no lo hiciera.

Camila: ¿Ser buena, ser humana y ponerme en el lugar de quien sufre es ser mala trabajadora? –cruzó sus brazos- La sociedad de ahora necesita cambiar señor, se está perdiendo el contacto con los pacientes y a las enfermeras nos están reemplazando por gente que "roba" nuestro oficio, nos estamos convirtiendo en máquinas que deben teclear tras un computador o rellenar sólo fichas clínicas. Eso es ser incompetente y si yo estudié y me esforcé años en la universidad para ser enfermera fue para tener contacto con los pacientes y cuidarlos.

Doctor: ¿Y por qué no estudió Medicina? –Levantó una ceja, creyéndose Dios por ello- no puedes faltarle el respeto a gente con más alto cargo que tú.

Camila: -meneó el rostro, lamentablemente en la vida existirían personas que para bien o para mal nada bueno tendrían- ¿Hablar con tranquilidad las cosas es ser irrespetuosa?

Doctor: Señorita Cabello, tiene sólo 25 años e infringió normas. ¿Le recuerdo a la paciente Jauregui? –Sus pómulos se sonrojaron, apretando los labios creyendo que siempre hizo lo correcto- Su contrato duraba hasta el 30 de diciembre pero finalizaremos mañana, se le pagará el finiquito correspondiente –esperaba ver algún desagrado en su mirada pero sólo vio orgullo y optimismo- y llame a Meyer para que lleve a la paciente Jauregui a la unidad de Neurología.

Se levantó y caminó hacia donde tenían internada a la conocida muchacha de vivos ojos verdes. Estaba un poco decepcionadade este lugar, sólo una cosa la mantuvo ahí y los resultados de su esfuerzo se vieron cuando ella había despertado. ¿Llamar a Meyer, su colega? Dios la librara, además de que aprovecharía la oportunidad de estar cerca aunque sea un poco de aquella mujer. El celular en su bolsillo sonó, notando con poca emoción quien era, estaba cansada porque le tocó el turno de 24 horas.

Camila: Sí amor, pasaré a casa, me ducharé, dormiré unas 5 horas y cuando te llame podrás ir a buscarme.

XX: ¡Me encanta el sushi!

Camila: A mí también y lo sabes –notó que estaba ya frente a esa puerta mientras su novia le hablaba por el teléfono móvil y su estómago se apretaba- debo cortar, estoy en el trabajo, hasta luego.

Apretó las manos a sus costados, posó una en la perilla y cuando entró la vio allí acostada con los ojos cerrados. Respiró profundamente porque sabía a lo que debía enfrentarse, pero más fuerte era lo que debía pasar ella. Con los pies pisando casi silenciosamente, se acercó hasta la cama y no pudo evitar quedarse observando los detalles de su rostro. Tenía una pequeña herida en la ceja y bajo su ojo derecho porque se había golpeado sin darse cuenta cuando se enteró de la muerte de Daniel. Acarició su frente y mejillas, hizo su cabello hacia atrás mientras la paciente murmuraba cosas.

Camila: Es hora de despertar señorita Jauregui. -Susurraba observando como sus dedos se perdían en tan suave cabellera negra. No quería despertarla bruscamente.

Sintiendo un calor exquisito, abrió los ojos con pesar, mirando desconfiadamente a su alrededor y gimiendo al darse cuenta de que seguía internada. Luego llevó su atención a quien le sostenía la mano y se tensó tan rápidamente que le dolió la columna. 

Camila: -Entrecerró los ojos porque el ceño de la paciente Jauregui estaba totalmente fruncido- Lauren, debo levantarla porque le harán los exámenes correspondientes para ver si tiene algún daño neurológico ¿entiende? –No respondía pero tampoco podía quitarle la mirada de encima- Soy enfermera, tranquila, he levantado pacientes muchas veces de sus camas y bueno, dudo que sepa mi nombre pero me llamo Camila Cabello. –Siempre se presentaba con los pacientes aunque esta ocasión la sintió incómoda pues la ojiverde sólo la miraba fijamente y casi con temor- Necesitaré que apoye una mano alrededor de mi cuello. –Se inclinó tanto que Lauren sintió su perfume, ahogando un gemido y haciendo caso- Muy bien -retiró con cuidado las frazadas y sábanas- ahora sólo debe...

Lauren: Sólo me sentaré y... -cuando trató de hacerlo, perdió el equilibrio y su rostro chocó fuertemente contra el cuello de la muchacha, sintiendo el dolor en su nariz.

Camila: ¡Cuidado! –dijo con temor por ella- eso pasa porque ha estado mucho tiempo en cama y... -pero silenció cuando se dio cuenta de que ella se quedó así, con la nariz pegada a su cuello y respirando lentamente. Lauren posó sus manos contra los hombros de ella, besando con lentitud su cuello, esa piel que parecía conocer, ese cuerpo que muy bien recordaba cuando le hizo el amor. Aunque sabía que esto estaba mal, Camila sólo cerró los ojos mientras le hacía cariño en su cabello.

Lauren: Maldita sea -murmuró separándose abruptamente de la enfermera, apretando con rabia los puños en la sábana. Necesitaba recordar que la Camila que amó era sólo ficción. Que toda acción y palabras fueron parte de una gran imaginación influenciada por la soledad.  Ella no era su morena, ella no era su pequeño ángel, no era su esposa y era por eso que la angustia se calaba en su corazón al no poder encontrarle explicación a tanta fantasía soñada.

Camila acercó la silla de ruedas, movió el suero que estaba conectado vía intravenosa a la paciente y le tomó la mano, captando otra vez su atención.

Camila: Está mareada pero es muy normal, sólo necesito que vuelva a colocar la mano en mi cuello y... -Miro como Lauren intimidada por su presencia bajó la vista a su propio cuerpo para distraerse, pero el gesto de horror se marcó tan fuertemente en su cara al darse cuenta de una cosa. Camila la notó y miró lo mismo que los ojos verdes llenos de lágrimas observaban- Señorita Jauregui –trago saliva.

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Los próximos 5 capítulos se subirán a partir del lunes de la siguiente semana, tengo sentimientos encontrados porque ya quiero que termine la historia, pero a la vez no, ¿tiene sentido? 

Me agrada leer lo que piensan que irá pasando, en algunas cosas coinciden. Espero tengan un buen fin de semana :) 

Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Where stories live. Discover now