Comencé el tratamiento otra vez, en otro hospital. Un día cuando llegue del psiquiatra vi a una niña en el jardín de la entrada de su casa, se encontraba justo al lado de la mía. Me quede mirándola.

— ¿Quieres hablar con ella?- me pregunto mamá y ella esta vez tampoco obtuvo una respuesta de mi parte.

Deje de mirar a esa niña de pelo castaño y me metí en mi casa.

— Dijiste que si nos mudábamos las cosas irían mejor — le reclamo mamá a mi padre.

— Shh. Cameron podría oírte.

— Necesito volver al hospital -dijo mi madre entre susurros — necesito volver a trabajar para distraerme.

— Cameron te necesita.

— También te necesita a ti, pero mañana te vas de viaje de negocios. — le reclamo ahora elevando un poco la voz.

Me levante de las escaleras en las que había estado sentado para que mis padres no me vieran y baje. Note que me miraban, pero yo no los mire. Seguí caminando hasta salir de casa.

No recuerdo como fue mi primer día, pero si las palabras de la profesora al presentarme.

— Él es Cameron, ya os he hablado de él. Tratadlo bien, sabéis que es especial.

¿Especial?

¿En serio?

¿Que tenia de especial un niño que acababa de perder a su hermano y que encima era mudo?

Pero al parecer ellos solo sabia sobre mi mutismo, no sabia nada respecto a Michael. Creo que ni sabia que antes tenia un hermano.

Y así paso otro mes, yo asistiendo a clase pero sin poder hablar. Un día de esos nos fuimos de excursión al instituto de al lado en el que al parecer tenia un pequeño teatro y los chicos del instituto había preparado una obra-musical. Fue entonces cuando la vi. Un foco la iluminaba y comenzó a moverse de un lado para otro de la pista al son de la música. Era Daniela, una Daniela más joven. En ese entonces ella tenia trece años y estaba en su primer año de instituto. Me quede encantado con cada uno de sus movimientos, pero lo que es realmente importante en estos recuerdos es que al llegar a casa la vi. Ella era la niña que había visto la otra vez de lejos. La que vivía al lado de mi casa.

Ella estaba con su perro en el jardín, jugando y yo me quede observándola.

— ¿Quieres algo? — me pregunto al ver que no le quitaba el ojo de encima. Seguí mirándola sin decir nada y ella hizo lo mismo. — ¡Oh! Yo te he visto. Estabas en mi instituto, ¿verdad? Eres muy tímido, me llamo Daniela. ¿Y tu?

Daniela. Me pareció un nombre increíble, así que seguí mirándola mientras ella me hablaba.

— ¿No me vas a decir tu nombre? Eres mi vecino, ¿verdad? ¿Como te llamas? Estoy empezando a cansarme...

Se veía irritada, siempre que recuerdo aquel momento se la razón para la que hablé. No quería que se fuera.

— Ya que no vas...

— Me llamo Cameron. — dije rápidamente en cuanto ella se alejaba de mi. Cuando lo hice ella se giro y sonrío.

— Así que si sabes hablar. Me alegro.

Y así fue como fui recuperándome. Daniela no sabia nada de Michael, bueno sigue sin saber de él. Pero aun así fue de gran ayuda. Mis padres se emocionaron bastante al ver que volvía a hablar aun que solo fuera con ella.

Solo nos veíamos al volver yo del colegio y ella del instituto, tenia tantas ganas de acabar primaria para poder estar con ella.

Siempre estuve agradecido de que Daniela apareciera en mi vida. Gracias a ella el dolor disminuyo y al paso del tiempo fui olvidándolo. Pero ahora... Ahora volvían las pesadillas de nuevo...

Vas a enamorarte de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora