— ¡No te despidas maleducada!- me grito Lina mientras yo corría como alma que me lleva el viento.

¿Que clase de concertina llega tarde a los ensayos de su orquesta?

Corrí con todas mis fuerzas, no había nada ni nadie que me impidiera seguir corriendo. Me lleve algún que otro insulto de parte de las personas que iba golpeando sin querer.

— ¡Eh! — se quejo una chica de pelo corto.

— ¡Lo siento! — chille mientras seguía corriendo.

Pero entonces, cuando me disponía a pasar la carretera por la que los alumnos y profesores con coche podían entrar y salir del recinto, me congele al ver ese coche negro venir a mi. Sentí que algo malo me pasaría. Pero el coche se detuvo emitiendo un quejido por parte de las ruedas traseras que se habían detenido bruscamente por orden del conductor. Caí rendida a causa del susto.

— Mierda, Azul. ¿Estas bien? — me pregunto el conductor del coche que ahora se encontraba a mi lado inspeccionándome con los ojos. Posa cada una de sus manos en mis brazos y me movió de un lado a otro para ver si me había echo daño en algún lado.

— Estoy bien, estoy bien — dije liberándome de su agarre, me estaba poniendo nerviosa. Estaba muy cerca.

Sí, casi so atropellado pero yo estoy poniéndome nerviosa por su cercanía. Muy normal todo.

— ¿Te duele algo?

— Te he dicho que estoy bien. — conteste y me puse de pie. Note un pequeño dolor en el tobillo que se fue intensificando. Intente no hacer ningún gesto de dolor y mucho menos emitir alguna queja. No quería que Cameron se diera cuenta. Se veía tan preocupado.

— Deberíamos ir al hospital. — propuso nervioso. Estaba pálido. ¿ Que le pasaba? Creo que por la cara que lleva en el hospital primero lo atenderían a él.

— Estoy bien. — intente tranquilizarlo.

— Joder Azul te acabo de golpear con el coche. — me grito sorprendiéndome.

— No has llegado a tocarme. — le dije rápidamente.

— ¿Qué?

— Frenaste a tiempo, Cameron. Me caí por la impresión, no lo sé... Estaba-estaba asustada — le explique mejor la situación, pero aún así él seguía igual de nervioso.

— ¿Entonces no te duele nada? — insistió.

— No.-conteste y le sonreí. — Estoy bien, en serio.

Se quedo un rato mirándome sin decirme nada. ¿ Que estaría pensando?

— ¿Se puede saber que coño estabas mirando? ¿No aprendiste a fijarte antes de cruzar? ..grito entonces asustándome. — Podría haberte matado.

— Cameron. — lo llame para que dejara de gritar. — No ha sido para tanto. No ibas a tanta velocidad como para matarme. Tranquilízate.

Se llevo las manos a la cara y se movió de un lado a otro.

— ¿Que no ha sido para tanto? ¿Tienes alma suicida o algo? ¿Siempre cruzas la calle de ese modo? — siguió preguntando histérico

— Yo-yo llegaba tarde a mis ensayos con la orquesta. — conteste con cuidado.

— ¿La orquesta?

— Tengo que darme prisa. — dije ahora hablando conmigo misma. — Lo siento, Cameron. Estoy bien.

Intente correr pero el dolor del tobillo me lo impidió. Intente caminar rápido.

— ¡Azul! — me llamo Cameron.

Vas a enamorarte de miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora