Lauren se giró nuevamente dejando a su morena bajo su cuerpo, con cuidado rasgo el paquetito del preservativo y lo sostuvo. Apreto el anillo inferior y lo acerco a la entrepierna de la morena mirándola esperando una aprobación. Camila asintió y continuó insertándolo con sumo cuidado en su interior, introdujo su dedo índice dentro del preservativo empujando suavemente el anillo hasta terminar de colocarlo manteniendo fuera el anillo exterior.

La más pequeña mordió su labio inferior sintiendo como la ojiverde le colocaba el preservativo, creyó que sería doloroso, pero sólo había sido un poco extraña la sensación. Cuando estuvo todo listo volvió a acostarse sobre ella, besándola para que se olvidara de cualquier miedo, de todas las cosas negativas del pasado y que confiara en que la quería. Acarició sus muslos apretándolos un poco sin dejar de juguetear con su lengua, y subió nuevamente su mano a su entrepierna haciendo pequeños círculos con su pulgar en su clítoris. Basto un simple movimiento para hundir su dedo en su entrada, causando que enterrara sus uñas en su espalda totalmente poseída por las nuevas sensaciones que Lauren le estaba brindando.

¡Maldita sea! Creyó que iba a dolerle, pero había dejado de ser virgen, de una cruel manera pero en ese momento nada le importaba.

Camila: Por favor Lo, sigue -se insinuaba contra su mano y bastó que hiciera eso para decirle de forma kinésica que perdiera también el control.

Lauren: Joder Camz -comenzó a besarle el cuello y con su otra mano masajeo uno de sus pechos, acariciándolo poseída por la pasión.

Sus cuerpos estaban húmedos por el calor del momento, la cama estaba totalmente desordenada y lo mejor de todo es que estaban sólo ellas, dos unidas bajo la complicidad de la noche. Con un poco más de fuerza empujaba su dedo contra Camila, deseando la aludida gemir pero sentía vergüenza. Captando aquello, Lauren le murmuró al oído que no había nada más excitante para ella que escucharla gemir y disfrutar el momento, si quería hacerlo que gritara, este momento suyo. Bastó eso para liberarse, para gritar, gemir, besar, volverse una mujer pasional.

Había tantas cosas que Lauren deseaba hacer, pero no podía hacerlas por el simple pero grave hecho del riesgo del contagio con el VIH. Quería poner a prueba su imaginación con la boca pero era peligroso.

¿Que se podría decir? A Camila la encendía y enloquecía pensar que tenía la suerte de hacer el amor con la atractiva doctora Lauren Jauregui, boba no era y consiente estaba de que era hermosa, de que muchas personas suspiraban cuando ella les sonreía. "Míá" jadeó contra su cuello, cuando Lauren agrego otro dedo dentro de ella y sus embestidas se volvieron mas rápidas y profundas. La morena movió sus caderas junto con cada embestida, sintiendo sus paredes apretarse en torno a los dedos de la causante de su delirió. Gimió en éxtasis llegando al orgasmo, hundiendo su rostro en el cuello de Lauren, respirando su olor a vainilla impregnado en su piel.

Lauren la miraba llena de amor, besaba su cabello y acariciaba su cintura. Cerraron sus ojos llevadas por la exquisita sensación de sentirse tan cerca.

Lauren: Ángel perverso –le dijo contra su frente, dándole besos y escuchando su cansada risita - así me encantas, eres maravillosa Camila –beso suavemente sus labios y saco cuidadosamente sus dedos- Ahora regreso pequeña –le sonrió retirando con cuidado el preservativo y se movió al baño para deshacerse de este.

Camila estaba con una sonrisa de oreja a oreja, con su cabello despeinado y sobre su cuerpo pero contenta al fin y al cabo. Suspiraba cada 5 segundos, mordiendo sus labios fascinada con el fuerte calor que aún sentía en cada fibra de su ser. Amaba a Lauren Jauregui y se lo diría mil veces si era necesario.

Se acordó de que  sobre una mesa estaban todas esas cosas deliciosas que Lauren había comprado, caminando para sostener una frutilla y morderla encantada. Dio dos palmadas para apagar las luces y se retiró de allí.

Mientras, frente del espejo la ojiverde se miraba con los ojos verdes más encendidos que nunca. Sus labios estaban rojos y tenía la marca de una mordedura en el cuello. Era evidente la boba sonrisa que surcaba su rostro porque sentía que había sido totalmente diferente a otras ocasiones. Ella era maravillosa y se encargaría de hacérselo saber. Cuando salió, las luces estaban apagadas, la cama seguía tan desordenada como la había dejado, caminó con el ceño fruncido hacia la terraza que tenía las puertas abiertas. Cuando asomó el rostro tuvo que afirmarse de una puerta por la imagen tan bella y erótica que se encontraba bajo la luz de la luna.

Camila: ¿Pasa algo doctora Jauregui? –posó su mano detrás de su cuello- ¿tiene miedo de examinar a esta paciente enferma? –Lauren no hablaba, parecía petrificada con la mirada más estúpida que pudiese tener- tengo esta mancha de chocolate en mi vientre cubierta por gomitas y estos malvaviscos sobre mis pechos... -fingió un rostro de inocencia- no sé qué pueda ser ¿podrá curarme?

Lauren: -Mordió su labio recorriendo con su mirada el cuerpo de su morena- Camila... yo, uh -había olvidado como hablar.

Camila: Hay tantos médicos que pueden ayudarme –mordió atrevidamente un malvavisco- hay una en particular, una realmente estúpida de apellido Edwards, ¿tendré que recurrir a ella?

Bastó que le nombraran algo desagradable para reaccionar, caminó poseída por ella, abrió la boca devoró los malvaviscos sobre su cuerpo. ¿Camila quería seguir haciendo el amor? Pues se sometería como su esclava sexual si era necesario.

Lauren: -gimió- perversa, mi pequeño ángel perverso –Camila reía encantada sintiendo la lengua astuta de la ojiverde sobre su piel. ¿Esto era el paraíso?

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Jueves 17 de febrero del 2016

Levantó un pie y miró la cámara que la fotografiaba. Ecko red la había llamado para hacer comerciales y sacar fotos con la nueva línea de ropa que había llegado. Y como si hacer el amor fuese la cura, desde aquella vez la muchacha tenía otra visión sobre su muerte. Ahora al menos estaba tranquila y se dejaba amar por Lauren como aquella presencia angelical se lo dijo en la clínica. Sonrió con los ojos entrecerrados, posando una mano sobre su cadera cuando el flash apareció. Los asesores estaban encantados con la felicidad natural que Camila se dejaba fotografiar, con la disponibilidad para cambiarse de atuendos o zapatillas de la misma marca. Sintió un poco de náuseas pero supo cómo disimularlas e impedir que la dominaran. Cuando terminó casi de inmediato se fue a su camerino, más cuando abrió la puerta vio una figura femenina aparecerse desde un ángulo del lugar, era su madre, Sinu.

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Bitter Sweet Symphony {Adaptación Camren}Where stories live. Discover now