✖ Un refugio para matar ✖

169 29 10
                                    

Gracias a mi padre pudimos escapar sin ser derribados por las balas: me había dado buenas lecciones de supervivencia contra ataques y tiroteos, así que desde luego que estaba preparado para una situación de tal magnitud

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Gracias a mi padre pudimos escapar sin ser derribados por las balas: me había dado buenas lecciones de supervivencia contra ataques y tiroteos, así que desde luego que estaba preparado para una situación de tal magnitud.

  —¡Cúbrete la cabeza! —exclamé, mientras más balas impactaban en el vidrio, y las personas presentes gritaban y corrían como posesos.
 
Lo primero que atiné a hacer fue empujar con fuerza a Crista hacia el suelo, y juntos nos arrastramos para refugiarnos bajo la mesa del restaurante. Sin detenerse a recibir más indicaciones, Crista comenzó a gatear por debajo de las mesas hacia la salida del restaurante, muy lentamente, entre las penumbras. La seguí, viendo que de alguna u otra manera no me quedaba alternativa.

—Tienes una lastimadura en la pantorrilla, ¿eso qué fue? —susurré, gateando detrás de ella, persiguiendo con la vista de arriba a abajo sus preciosas piernas.

—Eso: fue una lastimadura en la pantorrilla. Ahora concéntrate en seguir vivo.

—No voy a perderte de vista, así que algo tengo que observar, ¿no?

Negó con la cabeza. Continuó gateando.

—¿Esto lo hizo Ian Vay? —gritó por encima del gentío.

—¡No estoy un cien por ciento seguro! ¿Cómo es que sabe a dónde fuimos?

Mi corazón latía apresurado. No podía escucharlo debido al alboroto, pero podía sentirlo golpear como un martillo, sacudiendo mis costillas como un animal enjaulado.
Por fortuna, mi celular se encontraba guardado en el bolsillo de mi chaqueta, la cual llevaba conmigo bajo el brazo. No tenía tiempo para dibujar el patrón de desbloqueo, de modo que directamente marqué la casilla del número de emergencia. Llamé a la policía mientras permanecía alternando mis antebrazos y rodillas para continuar gateando; de paso iba rodeando algunas sillas por aquí y por allá.

—¿Hola? —vociferé—. ¡Estoy en el restaurante Le' Doriett, en medio de un tiroteo! ¡Necesitamos personal de la prefectura!

La policía ya sabía dónde el restaurante se ubicaba. No hacía falta explicar nada más: si algo nos ocurría, podrían rastrear la llamada por medio de computadoras u otros dispositivos.

—¡Enseguida estaremos ahí! —me tranquilizó una oficial bastante jovencita.

En realidad, de haber sido un tiroteo aislado, en una zona baldía e inhóspita, no habría llamado a la policía porque aquella contienda nos involucraría a Crista y a mí. Y la Agencia podría resolverlo sin ayuda.
Intuí que el o los autores del tiroteo nos buscaban exclusivamente a nosotros; nos habían rastreado de alguna forma. El tiroteo podría haberlo planeado Ian Vay. ¿Acaso no quería matarme?
¿Y si le daba un tiro a Crista? ¿A quién canjearía Miller, sino?

Que estaríamos en el restaurante no se lo había dicho a nadie... Ay, no.
A no ser que Led Rossin...
Él era una persona de fiar. No sospechaba de Led Rossin para nada: la Agencia lo quería demasiado, y él daría su vida por la organización. Ian fácilmente podría haberlo amenazado o torturado para que le dijera dónde estábamos.

Clasificados © [En edición]Where stories live. Discover now