✖ La luz del final ✖

140 30 0
                                    

Salir del laberinto fue un total desafío

Ops! Esta imagem não segue nossas diretrizes de conteúdo. Para continuar a publicação, tente removê-la ou carregar outra.

Salir del laberinto fue un total desafío.

El aire se hacía más denso conforme caminábamos, oprimiendo con su gélida brisa nuestros pulmones, y generando fuertes dolores en mi cabeza. No sabía si su causa era el esfuerzo que me estaba llevando, pero lo que sí tenía por seguro era que me faltaba el aire.
No es lo mismo caminar por ese pasillo estando sola y tranquila, a estar caminando arrastrando a un semi-cadáver, sintiendo los agudos gritos de la hermana de Keith Loid en la oreja.

Miles pesaba demasiado. Los chicos se ofrecieron a cargarlo, pero me negué rotundamente, alegando que nosotras ya estábamos bien encaminadas.
Pensé en cómo reaccionaría Norman ante la apariencia moribunda de su hermano.
En un momento de silencio casi absoluto, me pareció escuchar que Miles gemía por lo bajo, aún inconsciente. Cerraba fuerte los ojos como si estuviera en medio de una pesadilla entre sueños. Rogué para mis adentros que despertara pronto, no soportaba más su peso.

—¡Sigan adelante! —animó Isokan.

Faltaba poco.

Finalmente y con esfuerzo, logramos salir del laberinto. Respirar por fin aire fresco nos sentó de maravilla. Sabía que no habíamos pasado tanto tiempo en la oscuridad, pero al escapar de aquel laberinto me dio la impresión de estar saliendo de una cripta, como muertos vivientes emergiendo a la blanca y pura luz del día.

Lara y Freddy continuaban conversando a su ritmo, y ya no estaban pegados el uno con el otro. La expresión de Lara determinaba que el tema era tajante y que no tenía ganas de seguir con la discusión.
Ni bien nos vio aparecer, Freddy se levantó y se cruzó de brazos, expectante. Su mirada se clavaba en las nuestras como una daga. En contraste, Morton extendió las manos de lado a lado, sonriendo ampliamente. Se sacó el sombrero, y comenzó a darle vueltas como un cowboy en un rodeo.

—¡Lo logramos, Fred! —exclamó—. ¡Todo gracias a mi ingenio! No por nada me llaman Súper-Mort.

—No, Morton —suspiró Félix—, nadie te dice así.

—Tú cállate, envidioso.

—Como sea —cortó Freddy, interrumpiéndolos—. Ustedes eran siete, y volvieron siete: el grupo completo. Eso suma puntos extra. Por demás, está el hecho de que pudieron resolver el laberinto de los Hakugai en tiempo récord, y antes que nadie...

—¡No solo eso! —inquirió Zoe, señalándole con el dedo—. Hemos rescatado a un compañero: Miles Cardinal.

El entrenador recién pudo ver a Miles: lo habíamos tapado sin querer, estando todos juntos en una sola zona.

—Lo encontramos inconsciente en uno de los pasillos, con un feo moretón en la cabeza —añadió Isokan.

Freddy escudriñó a Miles con fría mirada crítica. Se acercó a él y tocó su frente con cuidado.

—Pobre chico —se lamentó—. ¿No ha reaccionado desde entonces?

—Solo mueve los ojos por debajo de los párpados —anuncié.

Clasificados © [En edición]Onde histórias criam vida. Descubra agora