✖ Hogar, amargo hogar ✖

234 39 12
                                    

De más estaría decir que, apenas salimos a la calle, un sospechoso pasó por enfrente de nosotros corriendo con un bolso de mano sospechosamente lleno

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

De más estaría decir que, apenas salimos a la calle, un sospechoso pasó por enfrente de nosotros corriendo con un bolso de mano sospechosamente lleno.

Lease y Norman salieron a perseguirlo silenciosamente como si fueran policías; imagínate la cara que debió de haber puesto el tipo cuando vio que dos dementes lo correteaban...
No llegaron lejos porque en un momento dado, Lease tropezó y en su caída terminó por hacer tropezar a Norman también. ¡Qué par de chiflados sin remedio!
Ambos rodaron unos segundos para, finalmente, acabar boca abajo en la acera.

—Tenía los cordones desatados... Perdona —comentó Lease, sentándose a un lado de él—. Es por eso que caí.

—¿Tanto te cuesta amarrarte los cordones? —exclamó Norman—. Te amarraré yo los cordones, pero en el cuello. Qué torpe...

—¡Mira quien lo dice!

Los dos continuaron varios minutos insultándose el uno al otro, mientras Keith y Lime avanzaron caminando a paso ligero, abrazados y despreocupados, como si de una parejita de ancianos se tratase.

—¿Quieren dejar de pelearse? —chillé, observando la escena por encima de mi hombro.

—¡Ya mismo! —articuló Norman, poniéndose de pie y peinándose el cabello, a la vez empujando a Lease contra el suelo una vez que éste acabó de pararse.

Puse los ojos en blanco, y continué caminando detrás de Lime, ajena a la pelea que estaban empezando los chicos nuevamente.
Yo tiritaba bajo mi abrigo; la noche estaba gélida como un refrigerador.

Por todos los lugares en los que pasamos, las personas se congregaron a nuestro alrededor con la esperanza de que Keith Loid les firmara autógrafos. Esa fue la parte mala de la trayectoria.
Por fuera, Keith se mostraba normal, amigable y natural. No se comportaba excéntricamente como solía hacerlo por culpa de su enfermedad. Sonreía con maestría y amabilidad. Al parecer, su famosa sonrisa volvía locas a las fans.
Todas querían formar parte de él, o estar físicamente con él.

Lime a duras penas lograba mantenerse tranquila ante el alboroto que hacían las chicas al ver a su novio.

Una vez, vagando por Internet, vi que las canciones que había interpretado Keith estaban escritas por Norman. ¡Nor-man!
Es más: debajo de cada canción decía "Letra por: Norman Cardinal."
Ahí estuve a punto de desmayarme.

¿Cómo se las había arreglado Keith para que la organización lo dejase salir a dar un paseo?
¿Quién se quedaba a cargo de todo cuando él salía a dar conciertos, filmar películas y otras salidas de ocio?
Se lo pregunté a Norman, quien con dificultad pudo escucharme, pero me dijo que cuando Keith salía, momentáneamente se quedaba al mando un soberbio joven de diecinueve años llamado Ian Vay, quien estaba en el segundo puesto, por debajo de Keith.

Clasificados © [En edición]Where stories live. Discover now