— No le hagas caso, esta en sus días difíciles—le dijo Thomas a la chica.

— Tío, jodete. —le insulte y me fui.

Hoy me siento raro. Hay momentos en los que creo que voy a reventar y matar a alguien, y luego estoy totalmente tranquilo. ¿Soy un bipolar no diagnosticado? Espero que no.

— Hasta que apareces—dijo Jack mirándome mal.

Primero Daniela, luego Azul, después Thomas; ahora solo me faltaba el idiota de Jack.

— No me jodas,—exclame— aun falta Thomas y Carlos. ¿Pero que os pasa hoy a todos?

— ¿Un mal día?

— Una mal día.—respondí yo. Veis hace unos momentos estaba dispuesto a matar a Jack por joderme, y ahora...ahora... no se que me pasa. ¿Por que estoy así?

Es raro, no me siento cómodo. Hay algo que me esta molestando, pero no soy capaz de saber que es. Necesito olvidarme de todo y concentrarme solo en algo.

— Hasta que por fin llegáis—dijo Jack llamando mi atención. Mire hacia la puerta y vi a Thomas con Carlos, muy sonrientes los dos.

— ¿Se puede saber que hacíais?

— Cameron, tu también has llegado tarde — intervino Jack. Maldita sea, ahora no podía restregarles por la cara el echo de que habían llegado tarde y menos aun enfadarme. Maldita ley de vida.

— Venga vamos a tocar— dije para dejar de darle importancia al echo de que habíamos llegado tarde.

Estuvimos ensayando durante solo una hora, yo no me sentía con ganas de seguir tocando así que les pedí a los chicos que por hoy acabáramos pronto. Ellos aceptaron y se fueron primero. Después de haber guardado la guitarra en su funda, me encamine hacia el estacionamiento.

— ¡Eh!—oí que alguien gritaba, pero seguí caminando.— Cameron, espera.

Me gire y vi a Daniela corriendo hacia mi.

— ¿No me habías oído o estabas pasando de mi?—me cuestiono ya estando delante mío.

— Estaba distraído.

— ¿Has comido?

— ¿Qué?—pregunte un poco dudoso.

— ¿Que si ya has comido?

— No...eh, aún no.

— Perfecto, vamos hoy te invito a comer.— dijo cogiéndome del brazo y guiándome hasta mi coche.

Iba conduciendo sin saber hacia donde iba, nadie hablaba. Era algo muy raro, no sabia que hacer ni que decir.

— ¿Vas a estar todo el día callado?

— ¿Qué?

— Des de que hemos subido que no me has dirigido la palabra, y eso es raro.—comento ella sin mirarme.

— ¿Quieres oír realmente todo lo que te quiero decir?

— Sí.

— ¿Que relación tienes con ese tal Matt?— era una pregunta que llevaba rondándome des de la primera vez que los había visto juntos y ahora no iba a callarme.

— Era mi novio—dijo sin pudor, sin preocuparse en absoluto como podía sentirme.— Pero al parecer ahora tiene a otra.

— ¿Estas celosa por eso?

— No, no lo estoy— contesto, pero esta vez mirándome— porque yo te tengo a ti.—sonrió.

¿Había oído bien? ¿Por que había venido Daniela a buscarme? ¿Esta empezando a aceptar mis sentimientos?

De todas las preguntas que estaba circulando por mi cabeza la ultima es la que más veces se repetía y daba importancia. Tal vez, lo esta haciendo. Le sonreí y ella se acerco depositando un beso en la mejilla.

— Vamos a Bottoni, tengo hambre— dijo mientras volvía a acomodarse en su sitio.

Bottoni era un restaurante al que solíamos ir antes constantemente.

— Hace mucho tiempo que no voy.— le conteste.

— Yo tampoco, pero hoy volveremos juntos — me respondió de manera dulce y puso su mano encima de la mía.

— ¿Pasa algo?—le pregunte yo de manera dudosa.

— ¿Por que?

—Bueno, no se. Llevas mucho tiempo rechazándome y ahora...

— ¿Te molesta? ¿No era esto lo que querías?

— No, no me molesta...Solo que me parece raro.

— No tiene nada de raro. Solo vamos a divertirnos ¿vale? Vamos a intentarlo. Además, de echo la que invita soy yo.

Asentí sin saber que decirle. Después de oír que quería intentarlo, aun si saber realmente que era lo que quería intentar. Deje de preocuparme y deje todas mis dudas.


— Entonces le dije que había sido por culpa de...—dejo de hablar y se quedo quieta. Miraba a un punto fijo, dirigí mi mirada hacia ese mismo punto— Mira que coincidencia...—dijo Daniela en voz baja y se acerco a la mesa que habíamos estado mirando. — ¡Hey Matt!—saludo. Ya frete a la mesa en la que estaban sentados el tal Matt y Azul.

Así que aquí es donde habían venido esos dos. 

Vas a enamorarte de miWhere stories live. Discover now