Era mentira. Era mentira el echo de que su música no transmitiera nada. Solo lo había dicho para molestarle, pero la verdad era que des de la primera vez que lo había visto tocar yo ya había sentido muchas cosas. Su música ya me había atrapado.

Lo había echo, había conseguido al principio entristecerme por las primeras notas lentas y luego por arte de magia cambiar totalmente esa sensación de tristeza por una de esperanza. ¿Era eso lo debía transmitir? O solo yo lo había sentido así.

¿Le había pasado algo? Al principio pensé que tocaría una canción movida, lo que es típico en él.

Pensándolo bien, cuando lo vi antes no tenia ese típico brillo en los ojos que suele tener.

Para.

¿En que estas pensando, Azul?

Él es tu enemigo, debes ganar. No te preocupes por él.

Pero...

Me sobresalte al escuchar los aplausos de la muchedumbre. ¿Ya había acabada? Estaba totalmente metida en mis pensamientos que no me había dado cuenta que él ya se encontraba bajando del escenario.

— Te toca Azul.—me dijo Lina posando su mano en mi hombro.—Tu puedes hacerlo.

Subí, uno por uno esos cinco escalones que me llevaban al escenario. ¿Podría superarlo? Sí, debía hacerlo.

Soy capaz de hacerlo. Me senté en la misma silla en la que hace poco había estado sentado Cameron y me prepare. Es hora de darlo todo Azul.

Cerré los ojos y empecé a tocar.

No se que es lo que estaba pasando a mi alrededor, no sabia si les estaba gustando o no. Solo podía escuchas las notas que provenían de mi violin. Hasta que la melodía llega a su fin.

Abrí los ojos, e intente acostumbrarme a la luz que solo me apuntaba a mi como lo había echo con Cameron. ¿Yo habría transmitido la misma sanción que lo había echo él? Esa sensación de ser la única cosa importante en aquel momento.

No conseguí ver más allá de las personas que estaban en primera fila. Y entre esas persona me encuentre con unos ojos que hora se me hacían conocidos. Ahí estaba Cameron mirándome atentamente, intente apartar la mirada. Pero no podía hacerlo, solo podía mirarlo. Entonces vi como una ligera sonrisa se asomaba por la comisura de sus labios, y como un ligero brillo volvía a surgir en sus ojos.

¿Se estaría burlando de mi?

No, no lo creo...

Después de las dos actuaciones Thomas, el amigo de Cameron, subió al escenario seguido de este.

— ¡Muy bien! ¿Que tal gente?— dijo Thomas. A lo que la gente le contesto de forma afirmativa.— ¡Bien! Como ya todos sabéis este ha sido un duelo, ahora nos toca escoger al ganador.

Todos se pusieron ha aplaudir animadamente.

— Muy bien, vamos a ver. La persona que tenga más aplausos, será el vencedor.—explico Thomas, Cameron no había dicho nada aún. Solo se mantenía quieto y yo seguí mirándolo. Hasta que nuestras miradas se encontraron. Yo aparte la mía lo más rápido.

— Aplausos para Azul— me nombro cogiéndome de la mano y posicionándome delante de ellos. En ese momento me sentí muy pequeña, que vergüenza. La gente aplaudía, al menos lo hacían.— ¡Oh! Al parecer Azul os ha gustado bastante. Ahora, aplausos para Cameron.— dijo nombrándolo. En cuanto Cameron se puso a mi lado la gente empezó a aplaudirlo. Podía oír los gritos de ellas, era lógico que todas ellas le aplaudirían.

Ha ganado, esta claro. ¿De verdad creí que podría vencerlo con la cantidad de chicas que van detrás de él? Pobre ingenua...

— Creo que he ganado— dijo Cameron.

— Muerete— le conteste y me baje del escenario. ¿Por qué tenia que decirme lo obvio? Era conciente de que él había ganado no hacia falta echarle más sal a la herida, desgracido.

— Has estado estupenda—dijo Lina acercándose a mi.

— No lo suficiente como para ganar a Cameron.

— Pero ha sido divertido. ¿verdad? —intento animarme. Sonreí ligeramente y asentí.

Lina y yo estábamos apunto de irnos, pero antes de que pudiéramos salir oí como me llamaban.

— Azul!—gritaban—¡Tú, chica del violín!

Me gire para ver quien me llamaba y vi a Cameron acercándose.

— Dame tu número— me ordenó.

— ¿Qué?—le dije sorprendida. ¿Ahora por que quería mi numero? No éramos lo suficientemente cercanos como para hacernos llamadas como si fuéramos amigos.

— Des de ahora eres mi esclava, y tendrás que hacer todo lo que yo te diga. Así que necesito tu numero para poder llamarte cuando yo quiera.

— ¿Qué?— volví a preguntar. Claro, la apuesta.

— ¿Te acuerdas de la apuesta, memoria de pez?— me pregunto.

Mierda. Comencé a sacar el móvil, pero antes de que pudiera buscar mi numero — soy de las personas que no suele memorizar su propio numero de móvil— Cameron me lo quito de las manos.

Después de hacer lo que haya echo me lo devolvió. Lo mire mal por haberme arrebatado MI móvil sin permiso.

— Te llamare cuando me de la gana— me informo y se fue. Yo seguía sin moverme, qué es lo que acababa de pasar.

— Oh! Es tan guapo—oí que decía Lina. Entonces reaccione y la mire.

— ¿Se supone que ahora debo obedecer y hacer todo lo que él me diga?

— Sí, Azul—dijo Lina sonriendo.

— ¿Por que sonríes?

— Yo también quiero ser su esclava.—dijo tontamente. Pero, ¿qué estaba diciendo esta loca?

— Loca...

Vas a enamorarte de miUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum