A lo largo de los minutos siguientes, un sonido desde la entrada captó la atención de todos los estudiantes.

-Estudiantes- la voz de la vicerrectora obligó a todos a girar la cabeza-, estoy realmente ansiosa por comunicarles que el equipo de tecnología junto con los estudiantes del voluntariado de cuidado del medio ambiente, organizan una campaña de 48 horas sobre la importancia de la tecnología, pero también, sobre el impacto negativo que tienen en el mundo, así que ésta campaña es para tomar conciencia de ello...

Dejé de prestar atención. No porque no me interesara el cuidado del mundo, sino porque era casi imposible escuchar lo que decía por el bullicio que comenzó en la cafetería.

-Es una buena campaña, ¿no lo creen?- Pauline chasqueó los dedos frente a mi rostro, claro que no lo hizo adrede-. Sólo debemos estar 48 horas sin usar ningún aparato eléctrico y podremos cuidar el medio ambiente. Asumo el desafío.

-Yo igual -aceptó George.

-También yo -accedió Reece.

-Sí, por qué no... -concordé.

-Ehm, no lo sé-- protestó Blake--...Hay una maratón de películas de los noventas esta noche y...- la rubia le dirigió una mirada frívola que logró encogerlo en su asiento y, terminó aceptando-. A veces me das miedo.

***

-Cuarenta y ocho horas sin un aparato electrónico, suena sencillo. Podremos hacerlo.

Silencio.

-¿Cuánto pasó?- indagó Reece.

-Tres horas -respondí, agitando el pie de un lado a otro.

-Esto nunca va a terminar -bufó George.

-Tengo una idea- la voz de Pauline no se hizo callar-. Podemos jugar a las escondidas. Ahora. Justo aquí en la casa.

-Lo que sea de distracción servirá.

-¡Yo cuento!- Reece se levantó del sillón y se encaminó hacia la pared más cercana a cubrirse los ojos-. Puede que esta pared se derrumbe y no quiero que me caiga encima así que... Prometo no ver nada.

Reece había desarrollado desconfianza de las paredes de la casa abandonada luego de que cayera un pedazo pequeño de pintura desgastada sobre su zapato.

-¡Empieza!- gritamos George y yo.

-Uno, dos, tres, cuatro...

-¡No veas nada!

Cada uno se escabulló por diferentes lugares de la casa. Pude ver que Blake se fue detrás del sillón, Pauline en la otra habitación, George no sé a dónde fue y yo... pues, creo que nunca tuve infancia o simplemente todos los lugares a los que decidí ir estaban ocupados.

Una hora y media luego...

-Shh, silencio- me reprendió Blake-. Si te mueves nos descubrirán.

-¡Pauline sal de ahí, ya te encontré!- ésta vez, era George a quien le tocó el turno de contar-. Oh, Blakey, voy por tiiii- canturreó desde lejos.

-Adiós -susurré al susodicho y me encaminé a la vía más fiable para lograr esconderme.

La planta superior de la casa.

Los chicos habían dicho que nunca habían subido y yo tampoco quería hacerlo sólo por el simple hecho de ser espeluznante lo que podría encontrar allí. Pero no tenía otra opción, estaba entre la espada y la pared de ser descubierta en un infantil juego desde hace media hora. Las palmas de las manos comenzaron a sudarme sin ninguna razón y mi corazón se agitó al oír unas pisadas cerca de donde estaba.

Miré a la entrada que carecía de una puerta. No lo medité y subí con cuidado pero ágil las escaleras.

Un chirrido de la madera ocasionó que me detuviera en seco y cuando no sentí ningún ruido, seguí caminando.

Un pasillo sumergido en profunda oscuridad pero sólo unos destellos desde las entradas me condujeron a la primera habitación de la izquierda.

Una ráfaga de viento helado fue lo que hizo que entre-abriera los labios y tomara una bocanada de aire sintiendo la humedad del lugar. Las paredes amohosadas en las esquinas denotaban por su tono oscuro donde solía ser blanco. La madera de una cama con un desgastado colchón y dos sillones de tamaño mediano con los tapices a rayas desgastados no eran atrayentes para sentarte ni aunque te dolieran las piernas. Era pequeña, pero seguro fue acogedora. En el marco de la ventana colgaban telas deshilachadas como cortinas, movidas por el viento. Era, en cierto punto, aterrador. Escalofriante. Pero no sentí miedo, sino desconfianza.

Aquella diana de luz era nada comparado a lo que mis ojos buscaban, sentí que la oscuridad podría ahogarme y el silbido de los pájaros era un canto de muerte en el exterior. Pasaron flashes por mi mente como si fuera yo misma quien habitó en un tiempo antiguo en esta casa.

Me hiperventilé y los escalofríos que recorrieron el camino de mi columna no era de ayuda.

El mismo sonido de las escaleras me detuvo en mis sentidos. Y otra vez pasos.

-Lori, ¿qué estás haciendo aquí?

Giré a la entrada de la habitación.

-Buscaba un lugar para ocultarme, sólo eso.

Los ojos celestes de George recorrieron la habitación por completo y cuando terminó de analizar todo se enfocó en mi otra vez, dándome una cálida y grata sonrisa.

-El juego terminó. Tu ganaste. Ven, vamos. Este lugar me da escalofríos.

A mi igual.

-¿Nunca subiste aquí? -le pregunté posándome junto a él.

-Nunca. Tampoco planeaba hacerlo hasta ahora. Aunque debo decir que me sorprendí.

-Sabía que no querían subir aquí ninguno de ustedes, lo lamento -murmuré viendo su perfil.

Negó.

-Vamos -me dejó salir primero.

-¡Oye, ¿dónde estabas? ¿Te teletransportaste o algo parecido?!

El humor de Pauline aflojó mis músculos tensionados.

-Lo que importa aquí es que yo gané- sonreí con suficiencia-. Vamos, quiero mi premio.

-¡¿Un abrazo estaría bien?!- gritó Blake desde afuera de la casa.

-¡NO!

-¡¿Y un abrazo y un beso?!

-Sólo si me lo da Niall Horan.

-Supongo que te quedarás sin nada -bufó el castaño.


Volveh chamas!

Me extrañaron a mi o a los capítulos de Lori y los chicos. ¿A ninguno? boe

#Drama #Salseo #NuevosCapítulos #Inthenzoh 7u7 todo eso y musho más.

Gif de como me imagino sho a Pauline en multimedia. Es Sasha Pieterse, ¿la reconocen?

Hopeless - NHCWhere stories live. Discover now