27. A ti no te voy a soltar

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-En quince minutos retiran el cuerpo -le susurré a Louis, aunque no supe por qué. Me senté lejos de todos. Liz lloraba en el pecho de Louis y éste la estrechaba con fuerza en sus brazos, enterrando la cabeza en su cabello. Jamie, Lily, Melisa y Gabriel permanecieron con expresión sombría, serios, ausentes, sabiendo que no era buena idea que ellos estuvieran ahí en ese momento. 

No les pregunté por qué había decidido ellos regresarse a Sheffield, cuando podían haberse quedado a disfrutar el agradable clima y la comodidad de un buen descanso en lugar de estar a las tres y media de la mañana en un hospital, con un mensaje de que en los siguientes meses sería difícil sonreír sin sentir culpa por estar sonriendo mientras un amigo sufría la muerte de su madre.

Sentada lejos de ellos, y pensando qué sería de Seth las semanas siguientes, me llegaron de golpe los recuerdos felices con mi madre antes de que enfermara, o que supiéramos que estaba enferma. Perseguirnos para bañarnos, empujándome en el columpio, ayudándome a cruzar el pasamanos sin caerme, comprando los regalos de Navidad para papá y Tyler, gritando mi nombre en los partidos de béisbol de la escuela, cuando Tyler y yo estábamos viendo la tele y ella llegaba con chocolate caliente para ambos, su sonrisa tan bonita y, según decían Tyler y mi padre, tan parecida a la mía. La imagen se congeló en su cálida sonrisa y el sonido de un cardiograma invadió mi cabeza como parte del recuerdo, cristalizando la imagen de mi madre y, como si alguien la hubiera roto, rompiéndose y los pedazos de vidrio cayendo hasta romperse en mil cachitos al tocar el suelo, dando lugar a una triste sonrisa queriendo darme seguridad y sin lograrlo, su cabeza sin cabello, su piel enfermamente pálida, sus ojeras, sustituyendo su viva fotografía llena de color en las mejillas por la imagen del cáncer personificado. ¿Por qué? ¿Por qué había tenido que ser así? Hay batallas, mi niña, que no podemos ganar. En una batalla contra el cáncer, los dos luchaban por lo mismo: vivir. ¿Por qué pensaba en todo esto ahora?

-Jenna -la mano de Jamie en mi pierna y su voz bañada de calidez emocional me sacaron de mis pensamientos. Alcé la cabeza y mis ojos toparon con los suyos, llenos de preocupación. Mi rostro pasó de estar perdido a una tristeza que solo supe que almacenaba dentro de mí hasta que Jamie me limpió una lágrima con el pulgar -no supe a qué horas empecé a llorar -y atrajo mi cabeza hasta su hombro, como una bebé que acaba de comer y necesita eructar.

-Por favor, no digas que todo va a estar bien -sollocé, arrugando su camisa de la parte del pecho con mis uñas. Era lo que todos decían y qué mentira más vil e incierta. Nada vuelve a ser como antes, nada vuelve a estar bien. Por más que uno luche por regresar a la rutina de siempre, la ausencia lo cambia todo.

Sentí que Jamie negaba con la cabeza y me estrechaba con más fuerza mientras mis hombros se convulsionaban acompañados de mis sollozos que intentaba callar. 

-No recuerdes eso ahora -me dijo solamente. Hablaba de la muerte de mi madre. Yo le había contado acerca de eso, todo y cada detalle, sabía lo delicado que era el tema para mí y esa situación simplemente rompía todas las barreras de fortaleza que había puesto de un solo toque. 

Pero era tarde. Yo ya había recordado todo y me había derrumbado. Porque esa fortaleza era yo, no una simple pared para impedir que llegaran los recuerdos hasta mí. La barrera cayó conmigo y qué mal se sentía. 

Me obligué, sin embargo, a tranquilizarme por Seth. No iba a dejarlo solo, no mientras tuviera la oportunidad. Llega un momento de depresión donde lo único que quieres es estar solo para torturarte con los buenos recuerdos. Y antes de que Seth quisiera torturarse, estaría yo ahí.

Respiré hondo varias veces y me separé de Jamie, a pesar de que las señales del llanto estaban escritas en mi cara. Éste me miró interrogante. Con la desición reflejada en mis ojos, le dije que iría con Seth y no me detuvo. Antes de alejarme, le dirigí una mirada a Louis y a Liz, aún fundidos en un abrazo. 

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