12. Noticia de fiesta

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Perdón por la tardanza :) Disfruten.

***

Por supuesto, antes de Abril, aún quedaba Marzo para terminar. Eso significaba el cumpleaños de Louis. 

Y puesto que Louis es una persona más bien reservada y calmada, decidió mantener el dato de su cumpleaños en algo discreto, le dijo a sus amigos que irían a comer esa tarde y tal vez salir por ahí. Por supuesto, Seth estaba invitado, pero por supuesto, el muy cojudo rechazó la oferta. 

Debo admitir que estuve tentada de intercambiar de cuerpo con Seth para asistir a esa reunión que serían Mario, Humberto, Louis y Seth solamente, pero me reprimí sabiendo que no podía pedirle algo así a Seth después de haberme contado la situación de su madre. Simplemente no podía.

Seth me veía en los recreos, hablabamos un poco (en realidad la que hablaba era yo) de temas muy irrelevantes. Después de saber que su madre estaba en coma, me sentía con la resposabilidad de acercarme más a él y hacerle saber que su confianza en mí valía la pena. Aunque no estaba muy segura de si me lo había dicho por confianza o porque yo había estado de cojuda colgada en su pierna gritándole que me lo contara todo. Pero él tampoco me evitaba. Eso es bueno, pensé. De que seguiamos trantandonos mal mutuamente e insultándonos y poniéndonos apodos, eso no paró; pero de alguna manera ahora sentía un poquito más de proximidad. 

Lo veía en los últimos diez minutos de descanzo, me separaba de Lily y Melisa y me iba con él al patio, donde casi siempre se encontraba. El miércoles no fue así. Estuve buscándolo por toda la escuela y pregunté a todo aquel que lo conocía su paradero, pero nada. 

Incluso pensé que Fatima podía haberlo drogado, o secuestrado o... violado. Con esa tipa todo era posible. Paré ese día al pie de las mismas escaleras donde todo había comenzado y subí. Mi intuición me decía que lo encontraría si seguía subiendo, aunque no lo entendía ni yo, ya que arriba sólo eran sales de los clubs y esos sólo se ocupan después de clase.

Subí unas cuantas decenas de escalones hasta toparme con unas puertas en el límite de la ascendencia. Jadeando, le di gracias al cielo y me abrí paso hacia donde llevaran esas puertas tan pesadas.

Dentro, estaba oscuro. Muertamente oscuro, no veía ni mi mano. 

-¿Seth?- llamé. Algo me decía que estaba por ahí. ¿Qué me lo decía? Digamos que mi sexto sentido, o, es más, agregémoslo a la lista de misterios en este mundo. Yo sólo sabía que si seguía avanzando encontraría a Seth. -¿Hola? -pregunté antes de tropezarme con algo que sonó a plásticos chocar y caer de bruces. Por suerte, alcancé a poner las manos. La sensación de algo bultoso me recorrió los pies y con las manos busqué el objeto. Era una cubeta de plástico. Tenía algunas cosas dentro que no supe identificar, y algunas de esas cosas habían saltado fuera al momento de caerme. Recogí lo que pude y devolví la cubeta a un lugar más alejado de mí antes de ponerme de pie. 

De golpe, me vino el recuerdo de estar encerrada en el almacén y corrí hacia la puerta, empujándola  con todo el cuerpo y comprobando que, aunque era pesada, sí podía ser abierta. Suspiré y me tranquilicé. 

Estás paranoica, pensé. 

A juzgar por la cubeta, tal vez era ahí donde el conserje tenía sus tiliches pero, ¿y la luz? ¿Es que se creía muy Chuck Norris y andaba por ese cuarto con la oscuridad del infierno? 

-¿Hay alguien aquí? -volví a preguntar. Decidí buscar el interruptor de la luz y me fui tentando la pared, checando que el cuarto era más grande de lo que pensaba y que en cierto punto de distancia, pude notar una luz. Provenía desde arriba y iluminaba tenuemente unas pequeñas escaleras de herrería. Olvidando todo y embobada por la luz, puse mi mano en el barandal y comencé a subir. 

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