23. ¿Una conexión?

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Gabriel agachó la cabeza y apretó los puños, frustrado porque no podía decirle a su abuelo la verdadera razón para tener esa página. Lo entendía, yo también estaba frustrada y comenzaba a preguntarme para qué queríamos eso tan desesperadamente, ya no recordaba la razón.

Notaba que Seth también estaba tenso, igual de frustrado que Gabriel y yo. No podíamos hacer nada, el hombre no lo entendería, no teníamos forma de explicarle nada, sólo decirle y prometerle que nadie saldría mal parado. 

Miré a Seth, buscando algo de apoyo, él se encontró mis con mis ojos, y él buscó lo mismo, los dos miramos a Gabriel, que su vez también nos miraba. Intercambiamos miradas, lo cual el viejo Culpepper notó, y asentimos, poniéndonos de acuerdo en una silenciosa conversación.

La desición estaba tomada. 

-Abuelo -inició Gabriel -tengo algo que contarte. Tenemos -corrigió. 

-Estoy ansioso por escucharlo -asintió el hombre, ya sabiendo que había algo detrás de tanta urgencia, no creyendo en lo que yo había dicho antes. Y sólo había una forma de hacerlo ceder. 

Bien y podría ayudarnos un poco con la investigación, dados sus conocimientos.

Gabriel respiró hondo y se acercó a su abuelo.

-La verdad es que... -yo no podía creer que fuera a decirlo. -Jenna y Seth pueden cambiar de cuerpos, besándose.

Las carcajadas del viejo Culpepper llenaron el silencio de la biblioteca, no se desvanecían y el anciano parecía tener más fuerza en los pulmones de lo que parecía.

-Estos niños, tan ocurrentes -rió. Los chicos y yo estábamos ofendidos, aunque sabíamos cómo sería su reacción, no pudimos evitarlo; se trataba de un gran secreto y él se atrevía a reírse. Aunque claro, no esperábamos a que nos creyera. Estábamos diciendo la verdad, pero él lo tomaría como una broma, por lo que nos dejaría en paz por fin.

-¿Verdad que sí? -condordó Gabriel. -Por eso necesitamos esa página, para que puedan besarse sin cambiar. 

-Ah, vale, está bien, está bien. Ya entiendo -le estiró la página a su nieto y éste la tomó, desdoblándola y apreciando su contenido sin emoción contenida. -De acuerdo -viejo Culpepper se apoyó de la mesa para ponerse de pie. -Debo admitir que nunca se me habría ocurrido. Es una buena idea -masculló para sí. -Una buena idea.

-Lo es -asintió Gabriel. 

-Así que no piensan decirme de qué va tanto misterio.

-Esa es la verdad, abuelo. 

-Ya veo -el viejo limpió sus lentes de contacto con un trapito que tenía en el bolsillo del pantalón, cuando terminó se los volvió a colgar en el cuello del suéter. -Mientras no tenga nada que ver con viajes astrales...

-Nada de eso, abuelo. Ya te lo dije.

-Está bien -suspiró. -Siéntanse como en casa, muchachos -se dirigió a nosotros. -Estaré abajo. Llama a Goffrey si necesitan algo. 

-Gracias -dijimos los tres al unísono. 

Cuando bajó las escaleras y se escucharon las puertas de la biblioteca cerrarse, suspiramos de alivio, liberando la tensión de hacía un momento.

-Eso estuvo cerca -comenté. 

-Más que cerca. Le dijimos la verdad -dijo Gabriel.

-De cualquier manera, no nos creyó -dijo Seth.

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